LA QUEMA DE TABACO- UN GRITO DE
REBELDIA.
Se recuerda como '”la quema de tabaco”.
Foto de Armenia Quindio Ya - Blog
Pequeños productores de tabaco necesitaban contrabandear
para sobrevivir, pero fueron blanco de la rudeza de los guardas de la renta del
tabaco, lo que fue creando un gran descontento que culminó el 28 de mayo de 1929
en un movimiento popular de protesta en Armenia y resto del Quindío.
Acaeció el sábado 28 de mayo del año de 1929
en Armenia. Un disturbio generalizado en la naciente población, a causa de los
altos impuestos e imposiciones fiscales al cultivo del tabaco.
Por sus principales calles, como, la Real y
la de Encima, (carreras 13 y 14), El Chispero (calle21), la calle del estanco y
la calle de la Renta del Tabaco (calle 20) y en su plaza principal, atestadas
de mesas de madera, protegidas del sol por toldos de lona blanca, a donde la
muchedumbre asistía al mercado semanal, donde se ofrecía y adquiría todo tipo
de bienes de primera necesidad, y una vez terminados las transacciones y
encargos, el populacho se dedicaban a beber chicha y a la ingesta de fritanga.
La historia se deriva de la furia,
descontento y resistencia ciudadana a los abusos generados por los guardas de
la renta del tabaco y el aguardiente, quienes abusivamente allanaban las casas
en búsqueda del contrabando, agrediendo a sus moradores (ancianos, niños y
mujeres), golpeándolos, vociferándoles improperios, y causándoles torturas como
la de quemarle las manos en agua caliente.
De los cuatro puntos cardinales de Armenia y
del Quindío, desde los Planes Hasta Boquía, desde Arrayanal hasta el río Quindío,
del rio hasta Hojas Anchas, se percibía el descontento y desconfianza hacia las
autoridades de la época y poco a poco se fue generando una algarabía, que hizo
que el alcalde ordenara disolver los tumultos y corrillos que se iban formando
en la plaza principal y a golpes condujeron y encarcelaron algunos vecinos con
el cargo de contrabandistas. Situación que hizo que se amotinara la gente en
contra de los celadores de la renta del tabaco, quienes, al ver la muchedumbre
enardecida, huyeron rápidamente.
Ese día de mercado, en la plaza no quedaron
sino los arrumes de plátano y yucas, las gentes corrían despavoridas y se
aglutinaban en la calle del Chispero y la Cejita, quienes gritaban “Mueran los asesinos”!,
los violadores y los picaros, los abusivos”! y la horda contestaba:”¡Que
mueran!”, y al son de los sonidos de una trompeta arremetieron contra el
antiguo caserón de las rentas del tabaco, en donde la multitud lanzaba por los
balcones los fardos de tabaco que habían
sido decomisados por los celadores, que junto a muebles y enseres fueron apilonados
e incendiados en vía pública, dejando en cenizas el archivo y sus bodegas a
causa del incendio descomunal, que las lenguas de fuego rebosaban la fachada
del edificio del estanco. La gente gritaba iracunda ¡” abajo a bandoleros
asesinos de la renta “!. Esta misma acción se repitió en todos los pueblos del
Quindío.
Al otro día, domingo, solo se veía del voraz
incendio las cenizas de color gris plata, producidas por la quema del tabaco, que
se dispersaban por el cielo del Quindío. Después de este acontecimiento decayó el
cultivo del tabaco y se fue sustituyendo por la siembra del café arábigo “pajarito”
y el café borbón.
Fuente Crónicas de Dionisio. Editorial
Quingraficas octubre 10 de 1981
Álvaro
Hernando Camargo Bonilla.
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