SAGA Y FICCIONES DE LA
COCA.
Una
generación de colombianos creció con el desatinado comercial de “la mata que
mata”, emitido y difundido por la Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE),
a finales de 2008, equiparando la coca y el cannabis, plantas ancestrales como
plantas que matan.
La
insulsa sentencia en contra de unas especies que por tiempos inmemoriales ha
sido de uso ancestral, da pie para referenciarla positivamente y denegar
semejante esperpento aludido en el nefasto y superficial comercial.
La
Coca, propia de los valles interandinos, elemento mitológico de la población
aborigen de América y que, en el imperio Inca, su nombre lo llevaba la esposa
del cuarto Inca, llamada Coca Mama.
Los
indígenas no podían subsistir sin este elemento, que generaba en sus organismos
los más placenteros estímulos vitales. En los territorios que carecían de esta
planta, la obtenían por el trueque de oro, esmeraldas u otros objetos. Mientras
masticaban las hojas de coca no se acoraban de comer y se negaban a trabajar en
ausencia de está para su consumo, la hoja llegó a constituirse como parte
integrante del salario, negándose a trabajar si los patrones no la
suministraban a su debido tiempo la correspondiente ración diaria.
Utilizada
en los ritos tradicionales, también se usó para motivar a los esclavos, que
fueron sometidos a largas jornadas de trabajo, quienes paliaban su tristeza,
tribulación, cansancio y hambre, paladeando el bolo de hoja de coca, lo que se
indica en del siguiente dicho de la época: “para que trabaje como es debido y como
como no es debido”.
Para
el año de 1576, la Coca fue censurada por la religión, y la denominaban como el
talismán del Diablo, situación que
hizo mermar su consumo debido a las convicciones religiosas arraigadas en los
pueblos aborígenes sometidos por los amos españoles. Este acontecimiento genero
efectos negativos en el recaudo de la alcabala e impuesto de la Coca, lo que
hizo que se autorizara nuevamente su plantación, comercio y uso.
PREPARACIÓN DE LA
MIXTURA (MAMBE)
En la actualidad, el mambe es una mixtura resultante de mezclar harina
de hoja de coca tostada y molida, mezclada con cenizas de yarumo o de piedra
caliza.
Desde la época de las sociedades indígenas
precolombinas y aun en las actuales, se utiliza el Mambe para evitar el
cansancio en las labores y en la búsqueda del saber tradicional, la palabra
orientadora, la claridad de pensamiento y el bienestar físico y mental.
Su
preparación iniciaba con la recolección de las hojas de Coca que se secaban al
sol, luego la molían y mezclaban con caliza o ceniza de hojas de yarumo, las
guardaban en bolsas que sujetaban en la cintura para poder disponer de las
mismas en cualquier momento. También, en pequeños calabazos, portaba algunos
granos de tierra caliza o ñaco de papas y sal. Las hojas eran masticadas y
mezcladas con saliva hasta formar una pasta. Después se mezclaban en la misma
boca con la caliza, cuya función es extraer el alcaloide de las hojas.
Veamos
la referencia al respecto, del cronista Cieza de León: “Por todas partes de las Indias que yo he andado he notado que los
indios naturales muestran gran deleitación de traer en la boca raíces, ramas o
hierbas. Y así, en la comarca de la ciudad de Antiocha algunos usan traer de
una coca menuda, y en las provincias de Arma, de otras hierbas, en las de
Quimbaya y Ancerma, de unos árboles medianos, tiernos y que siempre están muy
verdes, cortan unos palotes, con los cuales se dan por los dientes sin se
cansar. En los más pueblos de los que están sujetos a la ciudad de Cali y
Popayán traen por las bocas de la coca menuda ya dicha y de unos pequeños
calabazos sacan cierta mixtura o confación que ellos hacen y puesto en la boca,
lo traen por ella, haciendo lo mismo de cierta tierra que es a manera de cal.
En el Perú en todo él se usó y usa esta coca en la boca y desde la mañana hasta
que se van a dormir la traen sin la echar della. Preguntando a algunos indios
porque causa traen siempre ocupada la boca con aquesta hierba (a cuál no comen
ni hacen más de traerla en los dientes), dicen que siente poco el hambre y que
se hallan en gran vigor y fuerza.”
Hoy siguen presentes los
usos ancestrales de la hoja de coca como fundamento de su identidad cultural.
Álvaro
Hernando Camargo Bonilla.
Fuente:
Antonio Martínez Zulaica. La Medicina del siglo XVIII en el Nuevo Reino de
Granada. Publicaciones de la Universidad Pedagógica y tecnología de Colombia.
Tunja Boyacá. Ediciones “La Rana y el Águila. Tunja 1972