FILANDIA,
HIJA DEL ANDE.
Filandia,
Hija del Ande, Colina sagrada, patrimonio Artesanal de la cestería, territorio habitado
por personas religiosas, amables, sociables, gallardas, y respetuosas, con profuso
arraigo de sus raíces, creencias y tradiciones.
Situada
sobre los estribos de la cordillera de los Andes del Quindío, en su ladera occidental,
donde acceden exuberantes nubes y cristalinas lluvias, alternadas por agradables
tiempos soleados. Colinas proveídas de regios miradores naturales, en donde se
pueden percibir los “patios de indios”, colinas terraplenadas en donde los aborígenes
los Quimbaya, orfebres destacados, construyeron su habitaciones y sitios religiosos.
Aserción que se colige del descubrimiento de la denominada colección Quimbaya,
y/o Tesoro Quimbaya, producto de la acción de la guaquería en los parajes de La
Soledad, Fachadas y Pavas, donde hoy solo quedan las fosas y túneles por donde
ambiciosos e insaciables guaqueros extrajeron piezas orfebres ceremoniales y
que hoy se exhibe en el Museo de las Américas de Madrid, como trofeo de la
nefasta invasión y sometimiento español de los aborígenes Quimbaya.
Filandia
se fundó en un punto del camino del Quindío, denominado “Novilleros”, un contadero,
tambo o posada ubicado en el camino proveniente de Cartago y que conducía a
Ibagué. Fundación tutelada por la dirección política administrativa del Estado
Soberano del Cauca, con Popayán como la capital y Cartago como capital de la
Municipalidad del Quindío, administración que se ejerció hasta el año de1908; tiempo
en que se separó del Cauca, y se integró al efímero departamento de Manizales,
después Caldas, y en el año de 1966, al majestuoso departamento del Quindío.
LA
FUNDACION.
El
nombre de Filandia no se deriva del país europeo —Finlandia—, como se ha
creído, sino que proviene de la palabra latina “filius” —hijo— y Andes; de suerte
que significa hija de los Andes. Este fue el acuerdo de López Sanz, José María
Serna, Felipe Meléndez y Gabriel Montano —jefe municipal del Quindío—, a
quienes se concedió la designación del nombre.
Sus
principales fundadores Felipe Meléndez, Juez del Circuito, vocal principal de
La provincia de Quindío, el Dr. José Ramón López Sanz, Severo Gallego, Gabriel
Montaño, Bonifacio Giraldo, Eleuterio Aguirre, Laureano Sánchez, Lolo Morales, José
León, Jesús María Osorio, Carlos Franco, Eliseo Buitrago, entre otros más[1]
El
20 de agosto de 1878, al antiguo “Novilleros”, confluían viandantes colonos que
provenían de varias regiones del país como: Antioquia, Boyacá, Cundinamarca,
Tolima Grande y El Cauca. En este lugar paraban para descansar en las noches de
su itinerario, y observando la fertilidad y belleza de las tierras, decidieron fundar
un pueblo, aplicando de inmediato su trabajo y consagración a esta labor.
Erigieron
sus casas de vara en tierra, algunas techadas con iraca, otras con astilla de
madera, (tablillas rajadas de cedro negro y de nogal), clavadas con puntillas
con clavos fabricados de la misma madera.[2]
EL PERFIL SOCIIAL DE
DOS DE SUS FUNDADORES.
Felipe
Meléndez, natural de Cartago, abogado, gobernador de la provincia del Quindío,
magistrado del Tribunal Superior de Justicia del estado soberano del Cauca en
los 3 periodos de 1875-77, 1877-79 y 1881-83.
Gabriel
Montaño, Cartagueño de origen humilde, abogado de distinción, profesor, quien
desempeñó diversos cargos de importancia, jefe político cantonal, alcalde,
consejero municipal, presidente de la municipalidad de la provincia del
Quindío, juez de circuito, diputado a las legislaturas del Estado en 1867, 71 y
72.
José
María Serna, agrimensor, quien en unión del señor López Sanz y otros vecinos,
demarcaron la plaza, calles, solares para el templo, la cárcel, los despachos
públicos y escuelas. El primer corregidor fue el señor Rafael Carvajal.
EN 1892 SE ERIGE EN
DISTRITO Y EN 1894 ES RATIFICADO POR EL ESTADO SOBERANO DEL CAUCA.
En
octubre 7 de 1878, el señor Rafael Carvajal, es nombrado comisario de la
“partida” de “Novillero”, en asocio del señor Emigdio de la Parra. El 30 de
enero de 1882 Cartago, capital de la Municipalidad del Quindío, emite el
acuerdo número cinco del 12 febrero, creando el caserío de Filandia y nombra dos
empleados, un aguacil y comisario de policía (Tomo 31 de 1882 a 1883) y es
nombrado don Rafael Carvajal para ocupar el cargo de Comisario.
La
ordenanza 31 de 24 de julio de 1894, crea del distrito de Filandia, entidad territorial
compuesta el corregimiento del mismo nombre, que sería la cabecera del nuevo
Distrito, y el de Circasia, segregándolos de los Municipios de Cartago y
Salento.
En
1892 se elevó a Filandia a la categoría de municipio, integrado por los
corregimientos de Circasia y Montenegro, pero a poco tiempo fue eliminado. Más
tarde, por la ordenanza 31 de 24 de julio de 1894 la asamblea del Cauca volvió
a crear el municipio, perteneciente a la provincia del Quindío, compuesto del
corregimiento del mismo nombre, su cabecera, y de Circasia, segregándolos,
respectivamente, de los municipios de Cartago y Salento.[3]
En
el año, 1880, en un terreno que concedió la señora Dolores García, se construyó
una capilla, allí ofició la primera misa el padre José Joaquín Baena, cuando
paso por este lugar en su viaje
de Manizales a Bogotá. El cementerio se construyó en un terreno donado por el
señor Gregorio Arango (alias. Sordo) y las
primeras campanas las regaló el señor Gerardo Jaramillo con
el producto de una riña de gallos. Las campanas existentes, Las
campanas existentes fueron donadas por los guaqueros Norberto Ospina (a. casfú)
y Victoriano Arias., con el producto de una gran guaca extraída en el paraje de
la Soledad (varias arrobas de oro). Campanas que fueron fabricadas en Buga, para lo cual se destinaron
tres libras de oro. El Reloj del templo, lo adquirió el clérigo Jesús M.
Restrepo con dinero proveniente de las limosnas de los feligreses.
Rápidamente
se trazaron calles, plazas y parques (“Parque Viejo”), calles como la del
“Empedrado”, del
Pensil, La Real, el Convento, Consistorial, De La Cruz, el Embudo y de La Paz. Filandia
se ensancha rápidamente, se construyen casas en todos sus confines. La primera
casa, en el marco de la plaza, fue la de la esquina de la Calle Real con Calle
Consistorial, hoy local de la Farmacia Bristol.
En
1892 se instala la oficina telegráfica con su primer administrador don Lucas
Ocampo a quien sucedió poco después don Julio Guinand. El primer guarda de la
línea telegráfica fue don Jeremías Serrano.
COMUNIDAD RELIGIOSA BETHLEMITAS.
El
29 de agosto de 1907, el sacerdote Francisco de Paula Montoya, aprovechando la
parada en Filandia de dos religiosas Betlemitas (María de Jesús Ruiz y otra), que
se transitaban de Palmira, con rumbo a Bucaramanga, quienes le solicitaron los
servicios religiosos del padre Montoya, quien después de dialogar con ellas le
manifestó la idea de fundar un colegio en Filandia. La consecuencia de este
dialogo fue el establecimiento de la comunidad religiosa Betlemitas, que
inicialmente fuera dirigida por la madre General María Luisa Salinas.
Álvaro
Hernando Camargo Bonilla.