COMBATE
DEL “CERRO GORDO Y LAS CAÑAS, EN EL CAMINO DEL QUINDÍO.
El camino del Quindío en
la gesta de la Independencia, Patria Boba, y Campaña del Sur.
En inmediaciones del camino
del Quindío, en la vereda las Cañas del municipio de Alcalá, limítrofe con la
vereda las Pavas, de Filandia, el 26 de julio del año de 1813, el ejército español, en
cabeza de Juan Sámano, que había invadió al Cauca, se enfrento a los patriotas en
terrenos que pertenecen a los actuales municipios de Alcalá, valle del Cauca; y
Filandia en el Quindío.
Unos 150 patriotas se habían
replegaron de Popayán hacia Cartago, donde se unieron a las tropas comandadas
por el francés Manuel Roergas de Serviez, comisionado por el gobierno de
Santafé para reforzar la defensa de Cartago. Sámano con 1000 unidades ocupó a
Cartago, y el 26 de julio de 1813, se enfrentó a Serviez, en Piedra de Moler,
Cerro gordo y Las Cañas; sitos ubicados
en el camino del Quindío.
El “Cerro gordo” fue defendido por un destacamento de 25
patriotas, comandados por el capitán José Joaquín Quijano. Custodia que le fue imposible impedir el avance de las huestes
españolas, compuesta de 1.000, hombres; no obstante, los patriotas se disputaban
el terreno palmo a palmo.
Serviez esperaba el arribo de un destacamento que debía auxiliarles,
que venía de Ibagué a Cartago. Esperanzado en dicho refuerzo, se desplego hacia
el sitio de las Cañas, donde resolvió hacer alto allí hasta el último momento,
siempre con la esperanza de los auxilios de Santafé, que nunca llegaron.
La columna patriota, reducida ya a unos 70 hombres entre oficiales y tropa, fue
sorprendida por el fuego enemigo, y se inició un nuevo y desesperado combate.
Ante lo sorpresivo del ataque, la mayor parte de los oficiales huyó, y a su
ejemplo los dos tercios de la tropa. No quedaban haciendo frente sino el
comandante Serviez y los oficiales Pizarro, Molina y Esparsa con cosa de 20
soldados, entre los cuales estaba José Hilario López.
En media hora de combate, habían perdido al teniente
Molina gravemente herido, y a la mitad de los 20 soldados que quedaron después de
la desbandada de las restantes unidades. Serviez herido en una pierna, seguía empecinado
en el combate, ordena teniente Pizarro hacer una carga al enemigo con seis
hombres. Pizarro obedece lleno de energía, y en combate frente a frente, perdió
tres hombres.
Ya solo quedaron 10 unidades de combate, que se salvaron al
huir, por el camino, bajo una granizada de disparos enemigos, abandonaron la ofensiva,
y emprendieron la retirada, atravesando la montaña del Quindío. Agotados, sin suministros
ni abrigo, por el camino en parajes demasiado fríos, principalmente en el
Boquerón del Páramo, y como único alimento, la carne medio cruda de mulas que
encontraban en su paso, y que habían sido abandonadas por los viajeros, al
perder la esperanza de salvarlas, por que se agotaban y estropeaban en términos
que no había esperanza de salvarlas.
En el sitio llamado Las Tapias, encontraron el destacamento
de soldados que esperaban en su auxilio, quienes los socorrieron con víveres
que consumieron con apetencia. Llegaron a Ibagué a fines de julio de 1813. El
piquete militar estaba reducido a unos 20 oficiales y otros tantos individuos
de tropa.
Álvaro Hernando Camargo Bonilla
Fuente: Memorias de José Hilario López, 1798-1869.
Capítulo II. Biblioteca virtual Luis Ángel Arango.