PASOS DE LA CCORDILERA DEL
QUINDIO.
A mediados del siglo XVI caminos comunicaban los valles de los
ríos Magdalena y Cauca, atravesando la cordillera central y comunicaban a
Santafé con la Gobernación de Popayán.
El primer y único camino, recorrido por los indígenas y luego por
los españoles, partía del puerto de Hernando Montero en el Magdalena, en frente
de la desembocadura del río de las Piedras, (hoy Opia) al Magdalena, pasaba por
Venadillo, Real de Minas de don Bartolomé Frías Carvajal, y ascendía hasta el
páramo, atravesaba por en medio de los nevados (a la izquierda los de Tolima y
Quindío y a la derecha los de Ruiz y Santa Isabel), descendiendo a Cartago
Viejo. Con fecha 16 de mayo de 1567 se expidió la real Cédula confirmándose la
sentencia por al cual se prohibía el tránsito por el camino llamado del páramo,
obligando a los transeúntes a pasar por Ibagué; y hubo necesidad de poner en su
cumplimiento Alguaciles con vara de justica en el camino prohibido.
El segundo, el Camino del Quindío que comunicó el occidente con el
centro del país, fundamentalmente el valle del Cauca con el río Magdalena y
Santa Fé de Bogotá. A inicios de la Colonia, contrató su apertura el Cabildo,
Justicia y Regimiento de la ciudad de Ibagué con los señores Joanes de Leuro,
Francisco Bernáldez, Pedro Navarro, el Capitán Antonio de Meneses y los
Capitanes Miguel de Oviedo, Melchor de Valdés, Diego de Ortega, Miguel Morales,
Alonso Ruiz de Sahajose y Juan Irusta.
Su ruta era también una prolongación del camino hacia Quito pasando por
ciudades como Popayán, Cali, Buga, Cartago, entre otras.
En la cordillera del Quindío (Cordillera Central) de cimas de
grandes alturas como las del volcán nevado del Tolima, del Ruiz y Santa Isabel,
se reconocen tres pasos: Guanacas, que cruzaba el páramo del mismo nombre y
llegaba a Popayán; Quindío, de Ibagué a Cartago; y el de
Herveo. Vados históricos por donde hicieron transito silleros,
cargueros y viajeros desde valle del rio Cauca al del rio Magdalena y
viceversa, trasportando mercancías y provisiones con destino a los centros mineros de Marmato, Supía, Novita y Antioquia.
Mercancías y provisiones se embarcaban en Santa Marta y remontaban
el Magdalena hasta Honda, donde se almacenaban y continuaban sus destinados. De
Honda, iniciaba el transporte a lomo de cargueros, lichigueros, bauleros y petaqueros
(solo acarreaban 4 arrobas), seguidos por bueyes y mulas que conducían las
cargas que superaban la de los cargueros y silleros, guiados por baquianos
conocedores de caminos, atajos y selvas que debían transitar por varios días.
Peones, bestias (caballos, mulas, bueyes y hasta perros), con sus enseres y abastos
necesarios como tasajo (carne ahumada de res), arepas de maíz, arroz, chocolate
y aguardiente, emprendían su aventura caminera.
CAMINOS DEL SIGLO XIX
En el siglo XIX se referencia la existencia de tres grandes
caminos: el del Ruiz, el de Herveo y el que comunicaba a Mariquita con Sonsón.
De Lérida, pasando por el caserío de Coloya, atravesaba el río
Bledo y las quebradas de La Honda y de San Juan, para llegar al Líbano, ubicado
en los declives del nevado del Ruiz. Seguía su ascenso al lugar donde se fundó
la población de Murillo, sobre los repechos del Ruiz. Continuaba su rumbo por Santa
Bárbara, Rosarito, Quebradanegra, Boqueroncito, Boquerón y la quebrada de La
Hedionda; seguía en subida hasta la Cueva del Toro, de ahí, llegaba a la zona
de los arenales del nevado; seguía en descenso a la Cueva del Nieto, prosiguiendo
por zona de páramo por entre pajonales y frailejones, luego cruzaba los ríos
Lagunilla y Gualí cerca de sus nacimientos, y llegaba el sitio de Rancholargo, ubicado
en el espinazo de la cordillera. De ahí se descendía hasta La Virginia, y a la
Aldea de María, donde se encontraba el cruce del camino que van de Herveo a
Manizales, sitio de donde se toma rumbo para Salamina, Aguadas y Sonsón.
El oidor y visitador español Juan Antonio Mon y
Velarde, pone en marcha la magna empresa colonizadora hacia las montañas del
río Buey y Arma y alcanzar nuevas tierras aptas para la agricultura, colonizar
y fundar nuevos pueblos con gentes sin ocupación alguna y alejarla del ocio, la improductividad y los vicios,
así mismo, obtención de riqueza y de prosperidad. Su idea, empieza con la
fundación de Sonsón, de donde empezó la migración de familias necesitadísimas de
Antioquia.
MANUEL POMBO A
LOMO DE MULA DE MEDELLIN A BOGOTA. ATRAVEZANDO
EL PÁRAMO DE RUIZ A 1852
El escritor Payanés Manuel Pombo, transitó la ruta colonizadora de Medellín a Bogotá. En una primera etapa llegó a Manizales último bastión Antioqueño: luego de un pequeño descanso continuó su itinerario rumbo a la capital de la república por la ruta que de Manizales conducía a Lérida, provincia de Mariquita, trasmontando la cordillera por los Nevados de Herveo y Ruiz.
Describe su viaje por el largo y escabroso camino, detallando paisajes,
estado de los caminos, medios de transporte, costumbres de la vida cotidiana,
hábitos alimenticios, viviendas y aldeas recién fundadas, como la Ceja, Abejorral,
Sonsón, Salamina, Aguadas, Pácora, Neira y Manizales, donde en sus recién
trazadas calles, todavía se notaban los troncos y raíces de los árboles
derribados. Después de su descanso en
Manizales, contrata nuevo caporal, arrieros y bestias de carga y adquiere los
abastos necesarios para continuar su viaje el 23 de febrero de 1852.
Empieza su ascenso a las tierras del Tolima por la cordillera
Central a la Mesa de Herveo, situada a cinco mil quinientos noventa metros sobre
el nivel del mar, ruta de pioneros colonizadores de Herveo, Murillo y Líbano,
pertenecientes a familias de apellidos como: Echeverri, Arangos, Parras,
Boteros, Ceballos, Santas, Cifuentes, Dávilas, Agudelos, Morales, Alarcones,
Jaramillos, Alzates, Pinedas, Mirandas, Ospinas, Gavirias, Flórez, Díaz,
Villegas, Ramírez, Aguirres, Riveras, Ramos, Cárdenas, Cardonas, Vegas y otros
más.
Don Manuel Pombo en el año 1852, viajó de Medellín a Bogotá, pasando
la cordillera por los nevados de Herveo y Ruiz. Con lujo de detalles, relata su
correría por uno de los tantos caminos establecidos durante la colonización de
los territorios del gran Caldas. Su crónica detalla lo acontecido en el tránsito
de esa malísima trocha, tan mala, que se requería de mucha suerte para poder
salir ileso en su travesía. Rocas, pantanos, barrancos y abismos, no sólo eran
peligrosos, sino que llenaban de vértigo y miedo a los viajeros. Resaltando que
el trayecto de camino comprendido de Salamina a Manizales, se hacía casi
imposible de transitar, como lo vivido en el recorrido por los sitios de la Chillona,
compuesto por monstruosas bajadas, subidas, fangales, laderas y precipicios.
SU TRAVESÍA. AVENTURAS Y
ANECDOTAS.
DE MEDELLIN A MANIZALES.
Previo a los preparativos de viaje (fletado de arrieros y bestias de
silla y de carga), Inicia el viaje en Medellín, por largo y fragoso camino, el
3 de febrero del año 1852. Cruzó los puentes de junín, La Toma y Bocaná, donde
terminaba la ciudad. Continuó por el alto de La Villa, desde donde se divisaba
la ciudad, los llanos de Chachafruto y del Tablazo, Santa Elena, Ríonegro
(antigua Arma, fundada en 1542 por Miguel López Muñoz), San Antonio de Pereira,
cruzó las quebradas de Aguaclara, Guamito, La Espinosa y El Hato, para arribar
a La Ceja.
Rápidamente y después de una corta estadía, siguió su viaje por La
subida de Las Colmenas, continuando hasta las riberas del caudaloso río Buey, de
donde prosigue por el alto El Roble, Las Dantas, Chagualo y se aproxima a Abejorral
(Mesenia).
Parte de Abejorral, pasando la quebrada Chorro-Hondo, sube la
cuesta y la quebrada de San Antonio, para descender al sitio del Erizo, la Quebradona,
alto de Carrizales, río Aures, alto de Capiro, arribando a Sonsón.
Continuó para Salamina, por el alto de Buenavista, el alto de
Canelo, alto de Los Medios, río Arma, alto y cuesta de La Chorrera, quebrada de
La Arenosa y la subida de Aguasclaras, ruta que lo condujo al pueblo de
Aguadas.
De aquí, su itinerario continuó por el alto de La Montañita,
quebrada de Castrillón, alto del Oso y la Víbora, alcanzando el alto de
Ranchoalegre, próximo al de Las Coles, lugar cercano a Pipintá, desde donde divisó
la Loma de Pozo, punto donde fue ejecutado el Mariscal Jorge Robledo por orden
de Belalcázar, el 1° de octubre de 1546.
Reanuda su marcha en dirección al río Arquía, que se une al río
Cauca en el paso que denominado Bufú, lugar donde se encuentran los restos de
un fuerte militar, construido a mediados de 1813 por el sabio Caldas y destinado
a la defensa militar de los españoles comandados por Sámano, en tiempos de la
Reconquista Española.
Se sigue del alto de Las Coles, por las pequeñas sabanas de las
Trojes, y se descendía al rio Pozo. A poca distancia se cruzaba la quebrada la
Frisolera y se llegaba a Salamina
En febrero 18, partió de Salamina con dirección a Manizales, por
un pésimo camino hasta llegar al río Chamberí,
Del punto denominado La Chillona continuó por intrincadas laderas,
hasta trepar al alto del Cardal, descendió a la quebrada la Tarea, continuó
subida y al alto de Pan de Azúcar, de donde descendió al río de Tapias y la quebrada
de Santa Isabel, subió el alto de Cantadelicias, para arribar al pueblo de
Neira, de donde continuo a Manizales. En su tránsito de Salamina a Manizales,
camino tres días, en una distancia de diez leguas, a consecuencia de lo escabroso
y mal estado del camino y de la crudeza del invierno. En este trecho, pasó por Pueblorrico, descendió
al río Guacaica, continuó por la subida de La Linda, y luego en travesía por el
Morrogacho, entró a Manizales, después de recorrer treinta y seis leguas
de camino desde Medellín a
Manizales, última población fronteriza de Antioquia con el Cauca en el
sur, que ese momento contaba apenas con tres años de fundación.
DE MANIZALES A BOGOTA
Después de dos días (21 y 22 de febrero) de permanencia en
Manizales, se proveyó de los avíos o bastimentos (carne, arroz, bizcocho,
chocolate y panela y aguardiente), necesarios para la travesía de cuatro o
cinco días de por la helada y desierta cordillera, y de contratar nuevos
arrieros y bestias de carga y de montar (bueyes y mulas), tomo camino el 23 de
febrero, a las siete de la mañana, en caravana compuesta de trece bueyes, tres
perros. un guía, cuatro arrieros y un caporal por el mismo camino tomado por los
primeros colonizadores antioqueños, dos años antes que Pombo.
A la vanguardia, el buey madrino y seis bueyes más de remuda. En
la mitad, cinco bueyes cargados con el equipaje y víveres (paila, ollas y
olletas para cocinar, el tarro de guadua con las velas, dos grandes, enjalmas y
toldos), todo destinado para acampar en los buenos contaderos en que hubiera
agua y se pudiesen cerrar los portillos para que no desertasen los bueyes, y
las de los que iban sin ellas y que habían de volver cargados con sal, tabaco y
otros artículos de Ambalema. Cerraba la caravana Pombo y un arriero descansados
tranquilamente sobre nuestros bueyes, aderezados con enjalma el del arriero y
con galápago el de Pombo.
Empezó la expedición por el camino del Ruiz y Herveo, hacia
Mariquita, por un pésimo y estrecho sendero, escabroso por el invierno,
fangoso, lleno de hoyos, raíces, troncos destruidos y palos caídos, y sus
taludes tupidos de enmarañados chuscales de ramas flexibles y espinosas con
peligrosas púas laterales de todas formas y dimensiones, obstruían el paso y
herían, desgarraban los vestidos y los cuerpos de animales y viajeros.
Por recodos pequeñas planicies y colinas entapizadas de grama, y
un sendero de piso arenoso, engalanado con musgo y abundantes helechos, en
donde se hace pare para descansar, según la evidencia de fríos tizones y restos
de leños, que atestiguaban que otros pasajeros habían hecho lumbre y pernoctado
allí. También, escondidas entre el bosque algunas chozas desiertas, y aun
humeante su fogón.
En una constante lluvia, pasaron la quebrada del Perro y la de
Manizales, en donde se hizo alto toda la expedición. Era hora de comer y de
permitir a los bueyes que mordiscasen el nudillo que abundaba en la cañada.
Consumieron ración de carne, arepa y panela con agua, revisaron las cinchas,
sobrecargas y continuaron el viaje. Después de otra corta espera en las
márgenes del Chinchina, llegaron a la explanada de Los Frailes, designada para
acampar. Puestas en tierra las cargas y
pasada revista de inspección a los bueyes, los arrieros se
dividieron, unos para proporcionar acomodo a aquellos animales y otros para
buscar las varas, la leña y el agua que se requerían para levantar los toldos y
cocinar la merienda.
Febrero 24- Antes de que la rubia aurora pensase en alegrar la
tierra asomando su faz risueña por el rosado oriente, andaban suavemente hacia
la región de la nieve, hacia los cráteres en la mesa de Herveo, y los nevados
del Ruiz, Santa Isabel, Tolima y Quindío
Febrero 25-Cuanfo fue necesario salir de la inacción a que nos
reducía el frío glacial de la mañana y determinamos seguir camino. todo lo
hallamos cubierto de un manto Je escarcha, .la lona de las tiendas, los árboles
del bosque, la fangosa superficie de la tierra. El agua congelada en los
charcos semejaba espejos,
Por algún· tiempo seguimos batallando entre los atolladeros de la
trocha. hasta que llegamos al término en que la vegetación se reduce a esparto.
Iraca y frailejón. A cuatro mil metros de altura, y se abrió ante nosotros una
inmensa explanada cubierta de pajonal.
A la derecha, se dilata la mesa de blancura refulgente del Herveo,
Al occidente y al norte dominábamos la serie escalonada de montañas de
Antioquia, al oriente el descenso hacia los valles del Magdalena, y al sur
erguían sus cabezas resplandecientes El Ruiz, Santa Isabel y Tolima.
Elías González quien en1847 abrió el camino entre Manizales y Mariquita, por los nevados que integran la Mesa de Herveo, por donde los primeros colonizadores antioqueños penetraron a tierras del Norte del Tolima y comenzaron a cultivar trigo, papa y arveja, en las zonas más altas; y el fríjol, caña de azúcar, maíz y el café, se empezó a cultivar a partir del año de 1870 y que según historiadores de Líbano Tolima, fue introducido por el general Isidro Parra, quien lo consiguió en los cafetales de Sasaima y Viotá en Cundinamarca y lo sembró en sus haciendas llamadas La Moka y Mesopotamia, en el Tolima. Cultivos propios de las tierras de media montaña, sitio predilecto de los colonizadores provenientes de Antioquia.
Pasando como maromeros por una trocha impracticable, repleta de desfiladeros, hondonadas, y tenebrosos callejones atestados de barro, en que se hundían hasta las rodillas.
Febrero 26- continuó la marcha, ascendiendo hasta el alto del
Derrumbe, en la base del nevado del Ruiz y sobre la enorme sima de Lagunilla,
dejando atrás la mesa de Herveo, donde al fondo en donde corre el río
Lagunilla. Se continúa bajando por cuestas rápidas y deleznables por tan largo
trecho, hasta el alto opuesto, que llaman del Boquerón.
Frecuentes hilos de agua minerales y astringentes, que por el
hedor por la hediondez que despide se denomina Aguahedionda.
A la orilla del camino un torrente de mediano caudal en que el
viento, que sus aguas se disuelven en golas que vuelven a subir en forma de
lluvia y empapan el camino, por cuya razón dan a este punto el nombre de
Chispeadero.
Una de las masas de tierra precipitadas desde el Ruiz ocasionó, en
1846, la
formidable inundación de Lagunilla, donde después se fundo Armero
fue construido sobre los depósitos volcánicos de la erupción de 1845.
Del alto del Boquerón sigue la cuesta hasta el río Lagunilla, que
se pasa tres veces por pésimos vados. El camino, a medida que desciende, va
presentando más vigorosa vegetación.
Sabanalarga, un hermoso tambo nuevo, desquite de las penalidades
pasadas preparando sabrosa comida y tendiendo buena cama. Segué el camino por
pasaremos los canjilones de Bermúdez (hombre rico, dueño de tierras, hatos
salados y minas por estos lados). y la María Pardo (esposa, que tenía que
sufrirle todo su despotismo).
Incurrió en una leve falla un esclavo, y el amo lo condenó a la
desproporción nada pena de un novenario de ayuno y látigo. El inculpado pidió
el perdón, pero el hombre he implacable.
Al tercer día del castigo el esclavo pudo fugarse, y previendo que
por eséll dirección no se le buscaría, tomó para el Magdalena y en unos balsos
se echó río abajo, resuelto a dejarse devorar por los caimanes si por acaso se
veía alcanzado.
Furioso el dueño cuando supo que su víctima se le escapaba,
ensilló su macho alazán y ante los cielos y la tierra pronunció este voto: - i
Que el diablo me lleve en cuerpo y alma si me desmonto antes de atrapar a ese
bellaco!
Y creyendo encontrarle entre las breñas de la cordillera, montó
para perseguirle.
Apenas ocupó la silla cuando el macho se desbocó, y desbocado anda
todavía desde hace más de cien años, sin dejar apear al jinete y pasando con él
como relámpago por su casa y por toda la extensión de la cordillera. Andará así
hasta el juicio final, y entonces el diablo le cogerá la palabra.
La María Pardo, persuadida de lo irrevocable de la suerte de su
marido, se fue a Bogotá e invirtió todo su caudal en obras piadosas para
obtener de Dios lo único que es ya posible: que el día del juicio su marido
aprehenda al prófugo, para que no se cumpla la condición que le ha de entregar
al diablo.
Febrero 27- del tambo de Sabanalarga, Sigue el camino en trocha,
llegaron a la casa llamada de Los Buriticaes, Salvo aguardiente, en la casa
solo había un gallo de raza fina, destinado a la pelea… continuamos avanzando
En Vallecito, explanada alegre en donde quedan los escombros de
una casa incendiada, nos detuvimos para engañar el hambre. Después de otras
horas de marcha, divisamos el caserío de El Líbano, después de transitar cinco
días a la intemperie y desierto. Algunas
familias antioqueñas, vigorosas y diligentes, forman este núcleo de lo que con
el tiempo será gran poblado
Febrero 28- nos despedimos del Líbano, descendíamos hacia el
valle, subían la temperatura
LOS MONOS
Allá van los monos
Jugando baraja,
Que ninguno sabe
Para quien trabaja.
Allá van los monos
Tocando guitarra,
Porque ya no afloja
Nadie lo que agarra.
Allá van los monos
Tocando bandola,
Como ellos hay otros
Que no tienen cola.
Allá van los monos
hechos una pena,
Después de comerse
Una roza ajena.
Pasamos por los sitios y casas de Manzanillo, San Juan y Aguador
hasta que llegamos a las lomas y casas de Santa Bárbara, en donde nos
detuvimos. Desde aquí se domina el valle de Mariquita, tierra caliente,
palmeras, las ceibas, los cauchos y los tamarindos, de los guaduales, de las
plataneras y los cacaotales, de los trapiches entre las suertes de
caña, de los caneyes en que se aliña el tabaco, y los arrozales
que ondulan con los vientos y de los pastales de guinea que reposadamente
mordiscan los toros robustos.
Febrero 29-Pueblo de Peladeros,
Marzo 1° -Salida de Peladeros. Chorrillos,
Marzo 2 y 3-De Chorrillos a Ambalema.
Marzo 4-EI amanecer en tierra caliente. Vega de Colombaima.
Marzo 5- Casasviejas.
Marzo 6-Bello punto de vista sobre el alto que domina a Apulo
Marzo 7-Hasta Tena, Bogotá, a las siete de la noche.
Finaliza en Bogotá el 7 de marzo del mismo año; empleando 36
jornadas de arriería.
Fuente: Manuel Pombo Obras Inéditas. Editadas por Camacho Roldan & Tamayo. Liberia Colombia. IMPRENTA DE LA TRIBUNA. calle 12, Nos. 168 a 174. Bogotá. 1914
Por Álvaro Hernando Camargo Bonilla