Diversos
municipios Quindianos presentan creciente auge turístico, incremento derivado
de la oportunidad de la apreciación visual y sensitiva del sus legados
históricos-culturales, arquitectónicos y tradiciones. Motivaciones derivadas en
la vivencia, entusiasmo, cordialidad y
amabilidad de sus habitantes, hacen que estas localidades florezcan como
“pueblos con encanto” y realismo mágico.
Aunado al encantador proceder de
sus habitantes, igualmente despierta interés sus legados arquitectónicos
exteriorizados en sus conjuntos de casas construidas en bahareque, tapia
pisada, paredes de embutido; de altas fachadas y aleros prominentes, andenes y
calles empedrados, ventanas, puertas y balcones elaborados con finísimas
maderas extraídas de su histórico ecosistema. Casas que contienen en sus
interiores un mundo de historias y
leyendas de las colonizaciones.
Igualmente se presenta la
oportunidad de descubrir la nomenclatura histórica de sus calles, que revelan
nombres, momentos y personajes históricos. Cada calle con nombre distinto,
bautizadas acorde a la tradición histórica de sus habitantes, nominaciones
como: Calles del Convento, La Pista, El
Patudo, La Ratonera, Paseo Bolívar, La Calle del Chochalito, Pichincha, La Cuna
de Venus, etc.
Los
“pueblos con encanto” del
departamento del Quindío, soportan situaciones de amenaza en la autenticidad de sus patrimonios
culturales, arquitectónicos y biodiversos. Situación derivada del crecimiento
turístico desmedido, indisciplinado, desordenado y no reglamentado adecuadamente.
Turismo sin regulación y control, que vulnera la autenticidad socio-cultural,
legado arquitectónico, valores y tradiciones de las comunidades locales.
No
se puede desconocer que la práctica turística en los “pueblos con encanto”, es
una oportunidad para estimular la reactivación economíca de las localidades.
Este hecho debe suscitar en las administraciones locales una reflexión para que
se piense en una regulación conveniente, enmarcada en el respeto cultural,
social y de los valores comunitarios, que permita el intercambio de
experiencias entre el turista y el ciudadano local sin las afectaciones
negativas citadas.
Es imprescindible recuperar, ordenar y
legislar la práctica turística histórica-cultural y patrimonial, garantizando
su estabilidad y conservación. Desarrollarlos como atractivos turísticos, asumiendo una mesura histórica que evite la pérdida irreparable de la identidad y patrimonio local de los “pueblos con encanto”.
El desbordamiento turístico desordenado
y caótico que se percibe en los “pueblos con encanto”, precisa que las
autoridades, de todos los niveles, cataloguen y regulen sus legados
históricos-culturales, arquitectónicos y tradiciones, para ofertarlos formalmente.
De
seguir así, y si no se implementa una política turística que blinden la cultural
local en sus aspectos culturales, sociales, naturales, en poco tiempo habrán
eclipsado los “pueblos con encanto” en el Quindío.
Álvaro
Hernando Camargo Bonilla
Vigía
del Patrimonio del Quindío