sábado, 28 de enero de 2023

EL VIAJE A LA NUEVA GRANADA DE CHARLES SAFFRAY Y SU RELATO DE TRAVESÍA POR EL CAMINO DEL QUINDIO, DE CARTAGO A IBAGUÉ.



 

 

EL VIAJE A LA NUEVA GRANADA DE CHARLES SAFFRAY.

Charles Saffray, médico francés recorrió la Nueva Granada en 1869; sus crónicas de viaje fueron publicadas en la afamada revista francesa: LE TOUR DU MONDE, en los años 1872 y 1873. En año de 1876, apareció en Barcelona una edición española de la obra de Saffray, publicada por Montaner y Simón, en la colección: EL MUNDO EN LA MANO. En Colombia solamente ha aparecido una publicación, sin grabados, del viaje de Saffray que constituye el volumen 110 de la BIBLIOTECA DE CULTURA COLOMBIANA en el año1948.

Al iniciar su periplo, encontró el país en plena revolución. El general Mosquera acababa de derribar el gobierno del señor Ospina y había organizado el país bajo el nombre de Estados Unidos de Colombia.

La crónica de Saffray describe su entusiasmo por la naturaleza y detalla aspectos de geografía, caminos, historia y costumbres de la Nueva Granada de la época. Su relato no fija fecha de su llegada, ni de los hechos narrados, por la información se deduce que fue descrita durante la revolución de 1860.

Después de entrar por Santa Marta, pasó a Cartagena, Turbaco, que en lengua indígena se decía Yurmaco; por la vía del Dique llega a Calamar, en donde sigue al interior navegando el río Magdalena, para desembarcar en puerto Nare, de donde subió por su cauce en canoa hasta la bodega de San Cristóbal, lugar donde termino su navegación, y siguió a lomo de mula y tras largo y penoso camino, después de pasar por Marinilla y Rionegro, llega Medellín.  Resolvió seguir a Guayaquil, por el valle del Cauca. entonces tomo el camino por Sonsón, Abejorral, Pácora, Arma y Manizales, por un camino que, durante la estación de las lluvias, el viajero no podía avanzar más de tres leguas diarias.

Manizales se encontraba dominada por el general Henao, quien defendía el territorio de Antioquia y trataba de retirar las huestes del ex-abogado Payan, designado como general y jefe del ejército por Tomas Cipriano de Mosquera, patrón del valle del Cauca y quien estableció su avanzada en la aldea de María, distante una legua de Manizales, centro de las regiones templadas y frías de la Sierra Nevada del Quindío (desde la Mesa de Hervé, al norte, hasta la enorme masa cónica del Tolima, al sur), frontera entre las provincias de Antioquia y Cauca, punto de tránsito importante.

En Manizales emprende una excursión al Ruíz, donde, disfrutó todos los imprevistos que se le presentaron en su ascenso por territorios aún vírgenes y de una inmensa selva de pinos y cedros de proporciones colosales, por donde sólo andaban el puma, el tapir, el leopardo, el pecari (sus tassaju), el oso pardo, el ciervo de los Andes y el gato - tigre.

En la Aldea de María, contrató un baquiano que conocía la montaña, quien, por un camino, muy escarpado y cubierto de vegetación, lo guio en la correría. A medida que ascendía refería las plantas de la zona templada y gradualmente la aparición del bosque de niebla. A los cuatro mil trescientos metros de altura, detalla la presencia escasa de vegetación, cubierta de musgo que pendían de sus ramas, simulando cabelleras, luego, a cuatro mil setecientos metros, describe la existencia de la nieve.

Los acontecimientos derivados por la guerra, no le permitieron continuar el plan que tenía proyectado, y en consecuencia resolvió dirigirse al puerto de Guayaquil por el valle del Cauca, pasando por Cartago, donde pernocto varios días, luego a Roldanillo, Cali y Quinamayo, en donde desistió de su proyectado viaje a Quito y retrocedió a Cartago, regresando a Bogotá por la vía del Quindío.  Allí, programó su regreso a Europa devolviéndose por el Quindío, para recoger las colecciones que había dejado en Cali, y sigue a Buenaventura por la vertiente del río Dagua, buscando el Choco y por el río San Juan, y el Atrato, al golfo de Urabá.  

Su correría describe los indígenas que aún la habitaban, su forma de vida, costumbres, además, el uso y propiedades de la flora.

RELATO DE SU TRAVESÍA POR EL CAMINO DEL QUINDIO, DE CARTAGO A IBAGUÉ.

CAP. XXIV

LAS QUINQUINAS DE PI'l'AYO y DE ALMAGUER. –ESTUDIO DE LA REGlON DE LAS QUINININAS. -TRABAJO MUTIS. -RECTIFICACIONES BOTANICAS. -UNA PALABRA DE VOLTAIRE. -DEL CULTIVO DE LAS QUININAS. -EXCURSION AL RIO VINAGRE. -ALTURA DE LOS ANDES. -REGRESO AL VALLE DEL CALI - EL-PREPATIVO PARA EL PASO DEL QUINDIO. -LOS CONDUCTORES. -LA MONTAÑA,[1]

“Nueva Granada el país de los malos caminos; me habían prevenido que iba a Bogotá vería uno de los caminos reales más impracticables del mundo, situado en las montañas del Quindío, que forman parte de la cordillera central, entre Cartago e Ibagué.

Llegué a Cartago en plena estación de lluvias; durante la sequía se puede atravesar la montaña más o menos bien, con mulas elegidas, arrieros prácticos, y los bagajes convenientes, en cuyo caso se emplean seis o siete días para llegar a Ibagué; pero en invierno no se evita con las mejores mulas, la exposición de peligros que sería temerario arrostrar, sin una necesidad absoluta.

Sin embargo, resuelto a no esperar la estación seca, aprovécheme de una experiencia raramente adquirida para hacer mis preparativos de viaje. En vez de mulas, ajusté conductores, pues, aunque más caros, era también más seguro. Construí una tienda que debía sustituir a la sencilla choza de ramaje cubierta de hojas, que se forman para pasar la noche cuando no se tiene la suerte de encontrar una de las pocas cabañas que hay en el camino. Mandé comprar encerados, correas, una olla de hierro, una chocolatera de cobre, un hacha, un machete, algunas calabazas, secas para llevar los víveres y mochilas.

En cuanto a las provisiones, conviene llevar harina de maíz tostada, arepas, bananas cortadas y cocidas al horno, tasajo seco, azúcar, chocolate, sal y café. Las calabazas, los troncos de bambú y las grandes hojas flexibles, sirven perfectamente para el embalaje.

A fin de evitar la mala voluntad de los conductores, las tardanzas y los accidentes, ningún fardo ha de pesar más de cuarenta kilogramos, y cada paquete debe ir envuelto en tela embreada, atándole cuidadosamente para que ofrezca el menor

volumen posible.

Dos conductores prácticos, conocedores del camino, ofrecerán más seguridad que uno solo; se les promete una gratificación en el caso de que el viaje sea feliz, y se les confía la dirección de la caravana.

Si quieren dar por terminado el día a las dos o las tres de la tarde, no se debe contrariar su voluntad, pues sus razones tendrán para obrar así; el día siguiente puede ser penoso y de necesita un largo descanso, o bien se teme que sorprenda la noche en los pasos difíciles, o ya, en fin, se trata de albergarse en una cabaña conocida. En una palabra, aconsejo al viajero que deposité toda su confianza en esos honrados hombres, pue nunca tendrá que arrepentirse; pero adviértales también que no intenten dar demasiada importancia como amo, pues será el primero en sentirlo. Los conductores desempeñan honradamente su oficio de bestia de carga, pero quieren que se les trate con la debida consideración, pue por llevar una carga no dejan de ser hombres.

Un oficial español que atravesaba el Quindío parecía complacerse en injuriar a u conductor, porque le parecía que iba demasiado despacio, aunque el indio hacía cuanto le era posible. El viajero, empeñado en acelerar la marcha, gritaba siempre, y al fin, calzándose las espuelas, hirió con ellas al conductor. Llegados a un punto donde el camino bordea un espantoso precipicio de cuatrocientos metros de profundidad, el indio, que esperaba su hora, se arqueó de pronto sobre su férreo palo, y de un vigoroso empuje lanzó al oficial en el abismo. Todos los conductores del Quindío saben esta historia, y enseñan el sitio donde fue precipitado el viajero.

El aspecto general de las altas montañas cuyo conjunto se designa con el nombre de Quindío, recuerda al viajero lo paisajes del Páramo del Ruiz. Es la misma vegetación, la misma naturaleza en toda la vertiente occidental de la Cordillera. Por la otra parte ofrecen lo cuatro más variedad, apareciendo algunas plantas nuevas a intervalos. Allí fue donde vi por primera vez el Eupatoriwn Aya Palla. variedad del guaco, y que tiene propiedades análogas a la de la Mikania de las regiones cálidas.

Al llegar al pequeño valle de Tochecito se encuentra uno de los vegetales más notables de la tierra: el Ceroxylum Andícola, o palmera de cera. Todo es particular en este árbol; diríase que ha sido creado para las abrasadoras orillas del Pacífico,

pero también habita en los climas templados o fríos, y prospera en las montañas del Quindío y del Tolima, entre los mil ochocientos y dos mil novecientos metros de altitud. Allí donde parecerían las plantas menos sensibles al frío, o tomarían una forma achaparrada; la de que hablo presenta un estipe de cincuenta metros de elevación, graciosa y elegante columna que corona un vasto chapitel de penachos. Su tallo de color anacarado, que no es otra cosa sino cera, tan pura como la de las abejas, pero un poco más quebradiza. Generalmente se mezcla con sebo para fabricar las velas usadas en el país.

Cuando no estábamos más que a una jornada de Ibagué, y después de atravesar un vasto espacio de palmera de tronco alto y raquítico, coronado de un ramo de hojas, divisamos a lo lejos una cabaña y por cierto que ya era tiempo, pues los hombres iban extenuados y hacía horas que nos faltaban los víveres.

Llegados a la mísera choza, donde vi una mujer anciana, detrás de la cual se escondían dos jóvenes, preguntó la dueña que cuántos éramos.

-Ocho, contesté yo. -Pues no tengo sitio para todos, repuso. -Está bien: pero si lo permitimos albergue debajo del cobertizo. -Como gustéis.

Mi conductor preguntó entonces si se podría darnos algo para cenar, a lo cual contestó la mujer que no tenía cosa alguna, pero como esta réplica me recordase la anécdota de aquel soldado que no encontraba de comer en la posada, anécdota muy antigua que todo el mundo sabe, resolví seguir su ejemplo. El resultado sobrepujó mis esperanzas; pidiendo poco a poco obtuvimos huevos, azúcar y frutas. Después resultó que oprimiéndose un poco habría lugar para que todos durmiesen en la cabaña.

Al día siguiente penetrábamos en la bonita ciudad de Ibagué; y después de un día de reposo alquilé mulas para continuar mi viaje.  Bajando primero por los últimos contrafuertes de la Cordillera, cruzamos a poco el Magdalena, y siguiendo luego un camino montuoso menos practicable, llegamos sin percance alguno al pueblo de La Mesa, situado en una vasta meseta, limitada a lo lejos por una línea ondulante de montañas azuladas: en la falda de éstas se halla Santa Fe de Bogotá”.

 

Álvaro Hernando Camargo Bonilla.



[1] VIAJE A LA NUEVA GBANADA Doctor Saffray. Preparado por el Ministerio de Educación Nacional, Departamento de Extensión Cultural y Bellas Artes.1948. Biblioteca Popular de Cultura. Colombiana Págss. 208 a 280.

jueves, 26 de enero de 2023

PREOCUPACIONES DEL PROYECTADO PARQUE EN PREDIO DE LA ANTIGUA POSADA ALEMANA.

 

PREOCUPACIONES DEL PROYECTADO PARQUE EN PREDIO DE LA ANTIGUA POSADA ALEMANA.



El gobernador del Quindío, Roberto Jairo Jaramillo Cárdenas declaró que se edificará en el predio en mención un parque que ha denominado: “Parque Jardín del Quindío”, espacio que contendrá un “albergue para animales, senderos ecológicos, avistamiento de aves y un vivero departamental”, según lo expresado por el mandatario ante los diferentes medios de comunicación.

“Parque Jardín del Quindío”

El nombre, sin duda alguna, excelente, ya que su perímetro incluye tres importantísimas áreas de protección ambiental del territorio Quindiano. Más que un jardín, un precioso edén henchido de biodiversidad, paisaje, historia y cultura, pero su proyección arquitectónica contradice su nombre..

ÁREAS PROTEGIDAS Y ESTRATEGIAS PARA LA CONSERVACIÓN AMBIENTAL, CONCURRENTES EN EL ÁREA

El predio en mención está inserto en la confluencia de tres zonas de conservación ambiental, áreas destinadas exclusivamente al mantenimiento, defensa y utilización racional de los recursos naturales que allí existen.  La presencia del recurso hídrico, y su alta fragilidad ambiental de la zona, determinaron su declaratoria como áreas protegidas, para preservar la biodiversidad, y suministro del recurso hídrico de las poblaciones urbanas y rurales limítrofes con las áreas en mención.

Reglamentariamente, el uso y aprovechamiento de dichas áreas es limitado y orientado a la conservación, educación ambiental, investigación y monitoreo de especies de fauna y flora, establecimiento de corredores biológicos, hábitat o sitios de paso de aves migratorias en peligro de extinción.

Además de los paisajes naturales y su riqueza biodiversa, existen allí huellas arqueológicas e históricas de importancia local, regional, y nacional, como los hallazgos relacionados con la presencia humana con más de diez mil años de antigüedad. Al mismo tiempo, atraviesa la ruta emblemática facilitó la construcción territorial, como es el CAMINO DEL QUINDÍO.

Áreas y reservas forestales legalmente protegidas (Distrito de Conservación de Suelos Barbas Bremen, Distrito Regional de Manejo Integrado de la Cuenca alta del rio Quindío, Reserva Forestal Nacional, La reserva La Patasola), públicas y/o  privada, son patrimonio Ambiental, destinadas exclusivamente al mantenimiento, la defensa y utilización racional de los recursos naturales que allí existen.

Delimitaciones de áreas

·         DISTRITO DE CONSERVACIÓN DE SUELOS BARBAS BREMEN (DECRETO 2372 DE 2010), municipios de Filandia (3.323 HA.), y Circasia (1587 HA), contenidas en siete veredas; tres (3) de Filandia, y cuatro (4) en Circasia.  Filandia: Cruces El Vergel La Julia.  Circasia: El Roble, Membrillal, La Concha, San Antonio) Circasia.

·         DISTRITO REGIONAL DE MANEJO INTEGRADO DE LA CUENCA ALTA DEL RÍO QUINDÍO DE SALENTO (DRMI), que comprende un área de 32.722 ha, equivalentes al 87% del municipio de Salento.

·         RESERVA FORESTAL NACIONAL:  que contiene territorio protegido, en las veredas El Roble, el Alto Morro Azul y/o Cuchilla Morro Azul.  Este sector comprende todo el curso de la Quebrada Boquía, que linda con la RESERVA NATURAL “LA PATASOLA”.  Zona de amortiguación del Parque Nacional Natural de los Nevados, hacia el norte, y al oeste limita con el Santuario de Flora y Fauna Otún-Quimbaya.

 

COHERENCIA TOPONÍMICA DEL PROYECTO

 “ALBERGUE PARA ANIMALES”

“AVISTAMIENTO DE AVES”

El área proyectada es, y ha sido hábitat de fauna y flora, producida por su diversidad biológica.  Condición que ha merecido su inclusión como zona AICA (“Área Importante para la Conservación de las Aves”), y albergue de un significativo número de mamíferos, reptiles, entre otras especies esenciales en la preservación ambiental del lugar, especies en vía de extinción y/o con distribuciones restringidas.

“SENDEROS ECOLÓGICOS”

RECORRIDO POR VÍA HISTÓRICA LA TERRITORIALIDAD (CAMINO DEL QUINDIO).

El predio es cruzado por el antiguo camino del Quindío, que pasa por hermosos canalones, cubiertos de robledales, sobre los cuales se solazan las pavas caucanas, y moran mamíferos, como armadillos, guatines, cusumbos, entre muchas especies más.

 

La sociedad civil, instituciones oficiales y ONG’S, han investigado y desarrollado un extenso y serio trabajo de recuperación del camino del Quindío, patrocinado por la Gobernación del Quindío, Fondo mixto de la Cultura y las artes del Quindío, universidades del Quindío y Gran Colombia, referidos trabajos han derivado dos disposiciones legislativas: ORDENANZA N° 23 del 28 de noviembre de 2015, y el DECRETO 617 de noviembre 7 de 2019 (Asamblea y Gobernación del Quindío), concernientes a la activación de los mecanismos jurídicos, administrativos y técnicos, que permitan gestionar, impulsar e implementar las acciones para la recuperación restauración conservación uso y divulgación del camino del Quindío, y su posterior inclusión en la lista Indicativas de Candidatos a Bienes de Interés Cultural (LIBIC) del departamento.

En la proyección de la obra, es necesario referenciar y simbolizar la trascendencia de la huella histórica del camino del Quindío, desde la época prehispánica, hasta el inicio de la Quindianidad, importancia representada en la conectividad entre los centros del poder del oriente con el occidente del país.  Precisa pensar en su rehabilitación y adecuación, que permita la crear un producto turístico cultural, que ampare y reserve su historia para las generaciones presentes y futuras.

Las anteriores exposiciones, de seguro servirán de insumo en la  cualificación temática  del parque. Ojalá sean tenidas en cuenta por el señor Gobernador y diseñadores de la obra.  

Álvaro Hernando Camargo Bonilla

martes, 24 de enero de 2023

MAQROLL EL GAVIERO, EN COELLO COCORA. REMINISENCIAS.

 

MAGROLL EL GAVIERO, EN COELLO COCORA.

REMINISENCIAS.

Después más de 350 años de uso del camino del Quindío, en el año de 1914 surge la aspiración de prolongar la línea férrea entre Ibagué y Armenia, que cruzaría la cordillera por la depresión de Calarcá, obra que se empezó en 1929, y se paralizó desde el año 1949 y hoy permanece inconclusa.  

Por esos tiempos se pensó y construyó el que se conociera como “Camino Nacional de Calarcá”, ruta previa a la actual carretera que cruzaba la Cordillera los Andes del Quindío, de Ibagué a Calarcá, construido por la Ley 21 del año 1911, en plenos albores de la fundación de la “Villa del Cacique” (1890), legislación que ordenó su apertura, consolidada con la firma de un contrato en Ibagué el 11 de marzo de 1913, entre Leónidas Cárdenas, gobernador del Tolima, y el ingeniero Hernando Jaramillo, su constructor.

Trazado que emprendía de la plaza de Ibagué, y en extensión de aproximadamente 80 kilómetros llegaba Calarcá, luego de cruzar lugares como el “Boquerón de Coello”, “Morrochusco”, río Coello, “Juntas de Cocora” (corregimiento Coello – Cocora), donde se vadeaba el río Coello por un puente colgante de construcción mixta (mampostería madera), soportado sobre estribos de argamasa y sustentado por cables metálicos, con longitud de 20 y altura de 5 metros sobre el nivel de las aguas. De seguida, pasaba por “Curalito”, la “Cerrajosa”, el “Tigre”; río Anaime, donde se construyó un puente sobre el río Anaime para alcanzar a “Ibagué viejo” (Cajamarca); continuaba por La “Paloma”, “Perales”, río Bermellón, la “Lora”, se ascendía a la “Línea”, rematando la cumbre e iniciaba el descenso, pasando por la “Cucarronera”, quebrada del Oso a Calarcá. Camino que motivó a colonos a establecerse en sus inmediaciones, vecindad que proporcionó atención a los viandantes y arrieros que con sus bueyes y mulas lo trasegaban constantemente.

En el año de 1928, con la obra de la actual carretera, paralela al camino de Calarcá, en el corregimiento de Coello – Cocora, paraje cruzado por las sendas antes descritas, por donde hoy los viajeros pasan raudos y desapercibidos, fue el lugar de inspiración literaria y poética del escritor colombiano, Álvaro Mutis Jaramillo, paraje donde pasó los mejores años de su infancia y juventud, y en el que, por voluntad manifiesta antes de muerte, sus cenizas fueron esparcidas en las corrientes del río Coello.

  "Todo lo que he escrito está destinado a celebrar, a perpetuar ese rincón de la tierra caliente del que emana la substancia misma de mis sueños, mis nostalgias, mis terrores y mis dichas. No hay una sola línea de mi obra que no esté referida, en forma secreta o explícita, al mundo sin límites que es para mí ese rincón de la región de Tolima, en Colombia", expresó Mutis, quien falleció en Ciudad de México en 2013 a la edad de 90 años.

El poeta nació en Bogotá el 25 de agosto de 1923, vivió nueve años en Bruselas donde cursó primaria y parte de la secundaria en el colegio jesuita de San Michel. Autor de "Maqroll el Gaviero", ha sido junto con García Márquez, de las mejores "plumas" de Colombia.

De origen paisa, su abuela nació en Salamina, su madre en Manizales, su padre, diplomático de carrera, quien fuera su tataranieto de Manuel Mutis, hermano del sabio José Celestino Mutis, que recorrió por esos lugares buscando sulfuro de Mercurio, en el río Bermellón



La casa de la finca cafetalera y cañera, ubicada en el corregimiento de Coello-Cocora, de propiedad de Jerónimo Jaramillo Uribe abuelo materno del poeta, lugar de sus musas y reminiscencias juveniles nacidas de las travesuras y jugueteos de niños, del poeta y su hermano Leopoldo, en los socavones de las minas abandonados, disfrutando del agradable clima, el azulado firmamento, los verdes de las montañas, los trinos de la avifauna, los frondosos cafetales y cañaduzales y trapiches que extraían el jugo de la caña, que  aromatizaba el aire, todo junto, un cumulo de recuerdos inolvidables.



Del otrora romanticismo, solo queda la fría y asombrosa modernidad, representada en la majestuosidad de la nueva infraestructura vial, con sus monumentales obras, precisamente, en ese histórico sitio, se levanta imponente un viaducto que cruza el cañón del “Coello- Cocora”, que, por fortuna, lleva hoy el nombre de nuestro extinto representante de la literatura colombiana en el mundo, denominado: viaducto Álvaro Mutis Jaramillo.


 

Álvaro Hernando Camargo Bonilla

viernes, 13 de enero de 2023

EN AGOSTO 20 DEL AÑO 2022, FILANDIA LLEGO A SUS 144 AÑOS.

EL 20 DE AGOSTO DE AÑO 2024, FILANDIA CUMPLE 146

 AÑOS DE SU FUNDACIÓN.


La Hija del Ande, Colina Sagrada y tejido artesanal del Quindío, dispuesta sobre la ladera occidental de la cordillera de los Andes del Quindío, sobre un agraciado altozano, donde alternan temporadas de profusas y cristalinas lluvias, con agradables tiempos soleados. Terruño proveído de regios miradores naturales, otrora habitados por los indígenas Quimbaya, orfebres destacados, como lo ratifica  la colección que se exhibe en el Museo de las Américas de Madrid, producto del saqueo de la actividad guaquera en los parajes de La Soledad, Fachadas y Pavas, donde hoy solo quedan las fosas y túneles por donde ambiciosos e insaciables guaqueros extrajeron artículos ceremoniales y joyas. Hoy, habitada por personas caracterizadas por su sociabilidad, gentileza, respeto y profuso arraigo de sus raíces, creencias y tradiciones.

Filandia perteneció al estado soberano del Cauca, con Popayán como la capital y Cartago como capital de la Municipalidad del Quindío, hasta 1908, año que se separó del Cauca, para integrar el departamento de Manizales, después Caldas y hoy el majestuoso departamento del Quindío.  Inicialmente se conoció como un punto en el camino del Quindío, denominado el contadero de “Novilleros”; tambo o posada en el cruce de los caminos provenientes de Cartago y que conducía a Ibagué y Bogotá.

LA FUNDACION.




El nombre de Filandia no se deriva del país europeo —Finlandia—, como se ha creído, sino que proviene de la palabra latina “filius” —hijo— y Andes; de suerte que significa hija de los Andes. Este fue el acuerdo de López Sanz, José María Serna, Felipe Meléndez y Gabriel Montano —jefe municipal del Quindío—, a quienes se concedió la designación del nombre.

Sus principales fundadores Felipe Meléndez, Juez del Circuito, vocal principal de La provincia de Quindío, el Dr. José Ramón López Sanz, Severo Gallego, Gabriel Montaño, Bonifacio Giraldo, Eleuterio Aguirre, Laureano Sánchez, Lolo Morales, José León, Jesús María Osorio, Carlos Franco, Eliseo Buitrago, entre otros más[1]

El 20 de agosto de 1878, al antiguo “Novilleros”, confluían viandantes colonos que provenían de varias regiones del país como: Antioquia, Boyacá, Cundinamarca, Tolima Grande y El Cauca. En este lugar paraban para descansar en las noches de su itinerario, y observando la fertilidad y belleza de las tierras, decidieron fundar un pueblo, aplicando de inmediato su trabajo y consagración a esta labor.

Erigieron sus casas de vara en tierra, algunas techadas con iraca, otras con astilla de madera, (tablillas rajadas de cedro negro y de nogal), clavadas con puntillas con clavos fabricados de la misma madera.[2]

EL PERFIL SOCIAL DE DOS DE SUS FUNDADORES. 

Felipe Meléndez, natural de Cartago, abogado, gobernador de la provincia del Quindío, magistrado del Tribunal Superior de Justicia del estado soberano del Cauca en los 3 periodos de 1875-77, 1877-79 y 1881-83.

Gabriel Montaño, Cartagueño de origen humilde, abogado de distinción, profesor, quien desempeñó diversos cargos de importancia, jefe político cantonal, alcalde, consejero municipal, presidente de la municipalidad de la provincia del Quindío, juez de circuito, diputado a las legislaturas del Estado en 1867, 71 y 72.

José María Serna, agrimensor, quien en unión del señor López Sanz y otros vecinos, demarcaron la plaza, calles, solares para el templo, la cárcel, los despachos públicos y escuelas. El primer corregidor fue el señor Rafael Carvajal.

EN 1892 SE ERIGE EN DISTRITO Y EN 1894 ES RATIFICADO POR EL ESTADO SOBERANO DEL CAUCA.

En octubre 7 de 1878, el señor Rafael Carvajal, es nombrado comisario de la “partida” de “Novillero”, en asocio del señor Emigdio de la Parra. El 30 de enero de 1882 Cartago, capital de la Municipalidad del Quindío, emite el acuerdo número cinco del 12 febrero, creando el caserío de Filandia y nombra dos empleados, un aguacil y comisario de policía (Tomo 31 de 1882 a 1883) y es nombrado don Rafael Carvajal para ocupar el cargo de Comisario.

La ordenanza 31 de 24 de julio de 1894, crea del distrito de Filandia, entidad territorial compuesta el corregimiento del mismo nombre, que sería la cabecera del nuevo Distrito, y el de Circasia, segregándolos de los Municipios de Cartago y Salento.

En 1892 se elevó a Filandia a la categoría de municipio, integrado por los corregimientos de Circasia y Montenegro, pero a poco tiempo fue eliminado. Más tarde, por la ordenanza 31 de 24 de julio de 1894 la asamblea del Cauca volvió a crear el municipio, perteneciente a la provincia del Quindío, compuesto del corregimiento del mismo nombre, su cabecera, y de Circasia, segregándolos, respectivamente, de los municipios de Cartago y Salento.[3]

En el año, 1880, en un terreno que concedió la señora Dolores García, se construyó una capilla, allí ofició la primera misa el padre José Joaquín Baena, cuando paso por este lugar en su viaje de Manizales a Bogotá. El cementerio se construyó en un terreno donado por el señor Gregorio Arango (alias. Sordo) y las primeras campanas las regaló el señor Gerardo Jaramillo con el producto de una riña de gallos. Las campanas existentes, Las campanas existentes fueron donadas por los guaqueros Norberto Ospina (a. casfú) y Victoriano Arias., con el producto de una gran guaca extraída en el paraje de la Soledad (varias arrobas de oro). Campanas que fueron fabricadas en Buga, para lo cual se destinaron tres libras de oro. El Reloj del templo, lo adquirió el clérigo Jesús M. Restrepo con dinero proveniente de las limosnas de los feligreses.

Rápidamente se trazaron calles, plazas y parques (“Parque Viejo”), calles como la del “Empedrado”, del Pensil, La Real, el Convento, Consistorial, De La Cruz, el Embudo y de La Paz. Filandia se ensancha rápidamente, se construyen casas en todos sus confines. La primera casa, en el marco de la plaza, fue la de la esquina de la Calle Real con Calle Consistorial, hoy local de la Farmacia Bristol.

En 1892 se instala la oficina telegráfica con su primer administrador don Lucas Ocampo a quien sucedió poco después don Julio Guinand. El primer guarda de la línea telegráfica fue don Jeremías Serrano.

COMUNIDAD RELIGIOSA BETHLEMITAS.


El 29 de agosto de 1907, el sacerdote Francisco de Paula Montoya, aprovechando la parada en Filandia de dos religiosas Betlemitas (María de Jesús Ruiz y otra), que se transitaban de Palmira, con rumbo a Bucaramanga, quienes le solicitaron los servicios religiosos del padre Montoya, quien después de dialogar con ellas le manifestó la idea de fundar un colegio en Filandia. La consecuencia de este dialogo fue el establecimiento de la comunidad religiosa Betlemitas, que inicialmente fuera dirigida por la madre General María Luisa Salinas.

 

Álvaro Hernando Camargo Bonilla.



 

[2] Cornelio Moreno. Reseña histórica del municipio de Filandia. A la memoria de los fundadores 1878-1928. Tipografía y Papelería Los Andes Jaramillo Hermanos y Cía. Manizales. 1928.

[3] Libro copiador de comunicaciones relativas a la Instrucción   Pública Primaria. Salento 17 de enero de 1879. 

EL PASO DEI CAMINO DEL QUINDIO, RUTA HISTORICA – CULTURAL.

 









RUTA HISTORICA – CULTURAL.

Escenario oportuno para un turismo histórico, cultural, arqueológico, paisajístico, geológico y ecológico, en la “Sierra Nevada del Quindío”

Ubicado en el corazón de la “Cordillera del Quindío”, se constituye en un escenario excepcional para la proyección y practica del turismo histórico, cultural y la caminaría, tan de moda en estos tiempos.

Se pueden esbozar y promover las referidas actividades en varios de los tramos aún existentes, que aún presentan un buen estado de conservación que, con intervenciones, adecuaciones y mantenimiento sencillos, permitiría la implementación de un turismo diferencial, que coadyuvaría a la descongestión en las tradicionales y atiborradas localidades turísticas, como el valle de Cocora y los centros poblados de Salento y Filandia.

Una ruta cultural diseñada sobre la huella caminera, empotrada en diversidad de pisos térmicos, que exhiben multiplicidad de parajes, formaciones orográficas, clima, flora y fauna, que al recorrerlos permiten evocar el pasado y presente de lugares históricos y legendarios como las rancherías, contaderos y tambos, tales como: Pavas, Buenavista, Novilleros, Portachuelo, Alto del Roble, Boquía, “la garita del páramo” o Boquerón del Páramo, Volcanes, Volcancitos, La Ceja, Tochecito, Gallegos, Galleguitos, Cruces, Yerbabuenal, Toche, Machín, Aguacaliente, Buenavista, Azufral, El Moral, Tapias, La Palmilla e Ibagué.

Describir el paso de viajeros ilustres por el Guindiu [Quindío], como Humboldt que en sus anotaciones científicas, describió la Mutisia grandiflora, entre otras plantas. 

Recordar la progresión colonizadora de la ruta, auspiciada en la legislación de la   convulsionada república de mitad del siglo XIX, que entre  Rancherías, Contaderos y/o Tambos como los de Boquía y Valdecina (Toche), ubicaban en el fondo de  las montañas, circundadas por las aguas de ríos como el Quindío, San Juan, quebradas como Boquía, Tochecito y Machín, en entornos geográficos limitados por preciosos y pequeños valles, en donde esforzados y amables pobladores edificaron ancestrales y hermosas casas de paredes de tapia pisada, entamborado de madera y techadas con trozas de estípites y hojas de palmas de cera.

Disfrutar las copiosas y cristalinas corrientes hídricas, engalanadas por encantadores paisajes que embelesan la vista del caminante, decorados por floridos y olorosos arrayanes y mayos, condición digna de plasmar en versos poéticos y lienzos de pintores. Al atardecer, esperar la noche reposado sobre una hamaca, disfrutando de clima sano y agradable y el susurro del río; sin duda alguna, será una noche de sueño sublime.  Al amanecer, un delicioso café mañanero, luego, merendar un suculento desayuno y prepararse para una nueva jornada, para apreciar la majestuosidad geológica de la cordillera, las majestuosas y encumbradas palmas de cera, hogar del loro “Orejiamarillo”.

Todo lo expuesto debe concebirse como insumos para el diseño de la ruta HISTÓRICA, CULTURAL Y NATURAL DEL PASO POR EI CAMINO DEL QUINDIO, que para su logro se debe considerar la recuperación y restauración de los tramos del camino, acción coligada a la implementación de una infraestructura básica, congruente con la tradición histórica, que permita establecer un turismo comunitario operado por los locales, que se proyecte como una ruta caminera y de peregrinación histórica de interés local, regional, nacional e internacional, parodiando otras rutas similares, como los casos del Camino de Santiago de Compostela en España y el camino del Inca en el Perú.

 

Álvaro Hernando Camargo Bonilla