RUTA HISTORICA – CULTURAL.
Escenario oportuno para un turismo histórico, cultural, arqueológico, paisajístico, geológico y ecológico, en la “Sierra Nevada del Quindío”
Ubicado
en el corazón de la “Cordillera del Quindío”, se constituye en un escenario
excepcional para la proyección y practica del turismo histórico, cultural y la caminaría,
tan de moda en estos tiempos.
Se
pueden esbozar y promover las referidas actividades en varios de los tramos aún
existentes, que aún presentan un buen estado de conservación que, con
intervenciones, adecuaciones y mantenimiento sencillos, permitiría la
implementación de un turismo diferencial, que coadyuvaría a la descongestión en
las tradicionales y atiborradas localidades turísticas, como el valle de Cocora
y los centros poblados de Salento y Filandia.
Una
ruta cultural diseñada sobre la huella caminera, empotrada en diversidad de
pisos térmicos, que exhiben multiplicidad de parajes, formaciones orográficas,
clima, flora y fauna, que al recorrerlos permiten evocar el pasado y presente
de lugares históricos y legendarios como las rancherías, contaderos y tambos,
tales como: Pavas, Buenavista, Novilleros, Portachuelo, Alto del Roble, Boquía,
“la garita del páramo” o Boquerón del Páramo, Volcanes, Volcancitos, La Ceja,
Tochecito, Gallegos, Galleguitos, Cruces, Yerbabuenal, Toche, Machín,
Aguacaliente, Buenavista, Azufral, El Moral, Tapias, La Palmilla e Ibagué.
Describir
el paso de viajeros ilustres por el Guindiu [Quindío], como Humboldt que en sus
anotaciones científicas, describió la Mutisia grandiflora, entre otras plantas.
Recordar
la progresión colonizadora de la ruta, auspiciada en la legislación de la convulsionada república de mitad del siglo
XIX, que entre Rancherías, Contaderos
y/o Tambos como los de Boquía y Valdecina (Toche), ubicaban en el fondo de las montañas, circundadas por las aguas de
ríos como el Quindío, San Juan, quebradas como Boquía, Tochecito y Machín, en
entornos geográficos limitados por preciosos y pequeños valles, en donde
esforzados y amables pobladores edificaron ancestrales y hermosas casas de
paredes de tapia pisada, entamborado de madera y techadas con trozas de
estípites y hojas de palmas de cera.
Disfrutar las copiosas y cristalinas corrientes hídricas, engalanadas por encantadores paisajes que embelesan la vista del caminante, decorados por floridos y olorosos arrayanes y mayos, condición digna de plasmar en versos poéticos y lienzos de pintores. Al atardecer, esperar la noche reposado sobre una hamaca, disfrutando de clima sano y agradable y el susurro del río; sin duda alguna, será una noche de sueño sublime. Al amanecer, un delicioso café mañanero, luego, merendar un suculento desayuno y prepararse para una nueva jornada, para apreciar la majestuosidad geológica de la cordillera, las majestuosas y encumbradas palmas de cera, hogar del loro “Orejiamarillo”.
Todo
lo expuesto debe concebirse como insumos para el diseño de la ruta HISTÓRICA,
CULTURAL Y NATURAL DEL PASO POR EI CAMINO DEL QUINDIO, que para su logro se
debe considerar la recuperación y restauración de los tramos del camino, acción
coligada a la implementación de una infraestructura básica, congruente con la
tradición histórica, que permita establecer un turismo comunitario operado por
los locales, que se proyecte como una ruta caminera y de peregrinación histórica
de interés local, regional, nacional e internacional, parodiando otras rutas
similares, como los casos del Camino de Santiago de Compostela en España y el
camino del Inca en el Perú.
Álvaro Hernando Camargo Bonilla
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