EFECTOS DE LA GUAQUERIA EN EL QUINDIO
Los
primeros colonos llegados a los territorios del actual Quindío, aparecían atraídos
por la fama de la colosal riqueza en oro de sepulcros Quimbayas. Se dedicaron a
la práctica guaquera, sin interrupción hasta 1914, año en el que comenzó su
decadencia.
En
Montenegro se obtuvo oro por quintales (antigua medida española, equivalente a
45 kilos). Ambiente que produjo la calentura guaquera en la mente de los
colonos recién llegados.
“Personas
no conocían guacas, y en su vida no habían cogido un recatón en sus manos, y se
iban a guaquear…
Allí
en Montenegro, a muchos guaqueros, mientras se limpiaban un ojo les
robaban los víveres; ¡que desesperación para esa pobre gente al ver sacar tanto
oro y que ellos tenían que volverse para
su casa porque no tenían qué comer!
Nadie
les vendía, ni tenían con que comprar.
Las exclamaciones de estos pobres eran muchas y muy variadas, hechas
principalmente por las gentes horadas. A
veces los picaros también exclamaban y decían “me han robado” sin ser cierto.
Cuando
a un ladrón le robaban los víveres, se callaba, se iba donde guaqueros
inocentes, les daba aguardiente (de contrabando ¡y les robaba su mercado.
La
guaca más rica de que se tenga conocimiento, pasaba de medio quintal el oro (en
coronas, bastones, cornetas, etc.).
Cuando
los guaqueros no encontraban más guacas comenzaron a irse; en estas aparece el
simpático cuento: “Que unos guaqueros perdidos en las montañas del Quindío se
habían encontrado la laguna del indio Maravélez; que en las aguas cristalinas
de esta laguna flotaba un atotuma de oro que no se dejaba tocar porque estaba
encantada, y si alguno la tocaba pitaba como un toro y desparecía. Que en esa
laguna el rey Calarcá había depositado
todo el oro de su imperio para irse a pelear con los españoles”. Este cuento le costó un poco de dinero a la
gente; las personas más crédulas se volvieron casi locas buscando esta laguna.
Días
después de pasada la guaquería de Montenegro, una mujer les dijo a unos guaqueros que fueran a buscar guacas a
tal parte, que allà se oían campanas, bandas de músicos, conversaciones,
etc. En seguida se fueron los guaqueros
al punto indicado y descubrieron el
pueblo de Soledad. Allí los indios habían hecho un banqueo tan grande como una plaza de
toros, Allí debió haber sido otro centro
de gobierno, y los gobernantes reyes. A
estos reyes, cosa misteriosa, no los enterraban como a los demás indios. Este sistema de enterrarlos era en premio o
castigo, por la superioridad de que estaban investidos. A estos indios, vivos o muertos, lo quemaban.
Las cenizas y el oro que tenían los echaban en cántaros de barro y los
enterraban. En cada quemada quemaban
mucha gente, porque en las vasijas de cada guaca se encontraban huesos quemados de muchos indios.
Por
docenas se contaban las diademas de oro, los bastones, cinturones, pulseras,
polainas, esquilones, caracoles, lagartos, mariposas, caciques, sapos, etc., y
por último, un pájaro de oro de regular
tamaño que, soplando uno por un orificio que el pájaro tenia en la corona, cantaba
como una soledad. De allí viene el
nombre del pueblo.
La
suerte favorecía a estos aventureros, pero abusaron de ella. El oro lo regalaban, o hacían parrandas
costosas y decían: “Nosotros sí la gastamos, no como esos ricos hambrientos que
no conocen la necesidad del pobre; nosotros podemos gastar; sabemos dónde hay
oro y sabemos sacar”.
Los
cálculos se les hicieron adversos; la suerte los abandonó; están con hambre;
muchos han muerto y los han enterrado con camisa prestada
Procesos
de producción cultural que se dieron desde fechas muy tempranas en el
continente americano la explotación milenaria de sal es el del saldo de “La
Plata”, que ha mostrado materiales cerámicos asociados a carbón”.[1]
Con
la bonanza guaquera arribaron enjambres de inmigrantes de toda índole social en
buscar de riqueza fácil y vertiginosa. Sin desconocer que la mayoría venían a
buscar fortuna horrada, se colaron otros
dedicados a la rapacidad.