martes, 9 de noviembre de 2021

LA CELEBRE COMETA DE “CHUN”

 

LA CELEBRE COMETA DE “CHUN”.



Refiere la ficción de Gustavo Ocampo Chica R. (a. “Chum), cometero y talabartero de Filandia, la confección y ulterior vuelo por los cielos de la Hija de los Andes de una magna y extraordinaria cometa.  

Fabula titulada “la cometa de Chum”, narrada con lujo de detalles por el historiador Alfonso Valencia Zapata en el libro: “Filandia, historia y humor”. La leyenda  asevera que fue la cometa más grande del mundo, tan colosal que no pasaba por la puerta de la iglesia parroquial, y que su medía semejaba el frontis de una casa de bahareque de dos pisos.

SU PROCESO.

Ensambló el armazón con grandes y delgados “varillones” de guadua conseguidos en la finca del señor Julio Ocampo, ubicada en la vereda “Argenzul” de Filandia. Terminada la estructura, empezó la infructuosa búsqueda en el comercio de Filandia de la tela para cubrirla. Como no la halló, se trasladó a Armenia y en un almacén de venta de carpas para camión compro dos de la medida de camión de veinte toneladas.  Farolero regresó al pueblo y empezó el trajín de juntar las dos carpas que posarían sobre el bastidor de la cometa.  Procedió a la costura de las dos secciones, para ello apeló a las ajugas de “arria”.  Previstas las medidas procedió a cortar la cubierta de la cometa. A simple vista el armatoste parecía más a una carpa de circo de pueblo que la cubierta de una cometa.

Caviló que hacia falta la colosal cola, alguien le dio la idea de recoger ropajes usados y unirlos, así fuera de diferentes colores y formas (sotanas, pantalones, chalecos, ruanas, calzoncillos  abrigos, suéteres y retazos) que fueron usados para su elaboración y alcanzó un peso de tres arrobas.

Le faltaba la piola para elevarla y ante la infructuosa búsqueda en el comercio de Filandia, emigro a Pereira en su búsqueda, allí por recomendaron comprar pita para cinchas de enjalmas, la compró y regreso presuroso a empezar el cometido de elevar su cometa.

TODOS QUERÍAN VER LA ENCUMBRADA.

Un alucinado tropel lo cortejaba en el transporte de su descomunal y novedosa cometa al alto de “El Patudo”, en donde bufaban los vientos nacientes en el  Paramillo del Quindío. “Chum” se lío el final del cordel a su cintura y comenzó a elevarla con tal maestría que los concurrentes vociferaban, aplaudían y le gritaban “vivas”. Le colocado un gran letrero que decía: “Viva Olaya Herrera”, primera y última intervención en política de “Chum”.

La cometa subía y pedía cuerda, esta se agoto rápidamente. Una especie de ciclón sopló repentinamente y como “Chum” tenia la cuerda amarrada a la cintura, el torbellino raudo llevó la comenta y no le dio tiempo de soltar la piola de su cintura, siendo arrastrado potrero abajo por entre “boñigas” frescas y  avisperos “quitaclazones”, terminando engarzado en un alambrado, en donde por fortuna se reventó la piola y la cometa siguió por los aires de la vereda “Argenzul”, precisamente de donde había traído los varillones. “Chum” quedo extendido y exhausto a punto del desmayo.

Un segundo intento  a los quince días  para elevar de nuevo la cometa y para evitar que lo arrastrara consiguió una “manigueta” de uso guaquero  y en ella envolvió la cuerda. Comenzó a elevar la cometa y a soltare el grueso hilo. Como era los tiempos de julio los vientos arreciaron  y arrancó la manigueta, y reventó la piola. La famosa cometa se perdió  en el ocaso.

Arrieros que se dirigían a Filandia, la vieron por última vez pasar a gran altura  por sobre Quimbaya en dirección a “Piedra de Moler”. Nunca más se volvió a saber de la cometa de “Chum”, que paso a la historia de Filandia como un recuerdo.

 

 

Álvaro Hernando Camargo Bonilla.

 

Fuente: Gustavo Ocampo. Filandia, historia y humor. Editorial Quingraficas. Armenia Quindío. 1984. Pág. 157

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