MICRO HISTORIA DEL
TERRITORIO DE LOS ANDES DEL QUINDIO.
TOCHE Y SU VOLCÁN CERRO MACHIN.
En una de las vegas del río San Juan, dominadas por el volcán cerro Machín, se encuentra ubicado el corregimiento de Toche. Las crónicas del obispo y escritor español Lucas Fernández de Piedrahita, describe su ubicación en la provincia de Quimbaya, situada entre las ciudades de Ibagué y Santa Ana de Anserma, sitio que relata así: “Su temperamento ni es frio ni cálido pero tan favorable a los españoles, que en él se conservan muchos años libres de enfermedades. Hay en ella un volcán de humo, que respira en la gran sierra bien conocida por sus laderas nombradas de Toche en que por una barandilla de piedra que los españoles han labrado se hace tránsito de Ibagué a Quimbaya”.
Hoy no se conoce aquella barandilla, que probablemente se hallará en las
faldas occidentales del rio San Juan por donde se transitaba antes. El volcán que
se divisa desde las laderas de Toche, antiguamente se conoció con el nombre: “Cerro del Humo”; y el señor Pastor Ospina, Gobernador de la Provincia de Mariquita, en una
visita de inspección a las obras del camino del Quindío, en el año 1843, le dio
el nombre de: “el Pijao”.
En su informe narra que subió a él en compañía de otras personas, con el objeto de observar los fenómenos que allí se daban, y divisar desde allí a los terrenos inmediatos para calcular la más conveniente dirección del camino.
En su itinerario, calculó la altura del cónico volcánico en 500 varas; describió
la cobertura de la cima cubierta de bosque antiguo, y algunas desigualdades en
la forma, del cráter; que hacia el occidente presentaba una parte de su falda
desprovista de bosques, y parte de la roca desnuda; y otra porción cubierta de
pajonal. Todo el terreno presentaba una elevada temperatura; se mostraban
varias fumarolas. La principal, y la que arrojaba la mayor columna de humo se podía
miraba desde la base del cono volcánico; presentaba una boca estrecha de donde salía
con violencia y ruido una corriente de vapor de agua, que empapaba los objetos
con que se ponían en contacto los vapores de las fumarolas. Ni por un instante era posible mantener la mano en la
boca de la grieta sin quemarse; y el terreno vecino, que presentaba una consistencia
arcillosa de rocas reblandecidas, quemaba también al contacto, de manera que
solo se podía andar rápidamente, sobre los fragmentos de roca que habían
por allí esparcidas. Esas rocas así como las que constituían
la base del camino desde la quebrada de Machín que entra al rio San Juan por el
occidente del volcán hasta la quebrada de agua caliente, que lo limita por el
oriente, pertenecen a las emisiones
volcánicas, según los fundamentos de las teorías geológicas. Este tipo de rocas
se encuentran por las orillas el río San Juan arriba, en cuyas inmediaciones, hay
además altas montículos de cenizas volcánicas.
Otra cosa notable es la presencia de rocas calcáreas, que cubrían casi toda la vega del rio por donde pasa el camino. Rocas formadas por las fuentes gaseosas contenidas en las vegas del San Juan, algunas de las cuales son termales; las más notables de estas por su alta temperatura se hallan al oriente del volcán a la orilla de la quebrada de agua caliente.
Estas formaciones geológicas fueron muy ventajosas para consolidar el camino, principalmente en algunos puntos en que la roca se presentaba fragmentada y pequeña, formando una especie de conglomerado. Así el camino construido en estas formaciones no tendría el inconveniente de ser muy resbaladizo, ni de profundos desfiladeros.
Según se deduce de las relaciones del cronista citado, los Quimbaya se extendían hasta el rio San Juan; y esto se infiere de los vestigios que se han hallado; muchos sepulcros construidos cada uno con seis lozas de esquito micáceo exactamente ajustadas formando un pétreo paralelepípedo. Esto no se observa al oriente y al sur de aquel rio donde habitaban los Pijaos, belicosa nación que tanto dificultó a los conquistadores; indígenas errantes y más guerreros que los Quimbaya.
Hasta el tiempo de la conquista no había comunicación por dicho rio de valle del Magdalena al del Cauca. Según la crónica de Piedrahita con este camino se esquivó el que antes se hacía por las sendas intratables de riscos y paramos. Se conocen actualmente en parte los vestigios de ese antiguo camino que partía de Coloyá en el distrito de Peladeros y atravesaba los páramos pantanosos del Tolima para caer a Cartago viejo (Camino de Santa Isabel).
Toche se ubica en las vegas del río Tochecito
y las del San Juan, no son muy extensas, pero sí muy fértiles, y también lo son
las faldas y mesetas que las dominan. Esta fertilidad se probó en el año de
1843, haciendo abrir grandes rosas para la siembra de maíz, arracacha, yuca y
otras plantas cuya producción se utilizó en la alimentación de los presidiarios
y de los nuevos pobladores de Toche y sus inmediaciones. Toche por su situación, fertilidad y clima templado
fue el indicado para ser el sitio de la nueva población.
Ibagué 15 de abril de 1843, informe del
Gobernador de la Provincia de Mariquita, señor Pastor Ospina, al señor Secretario
de gobierno del Interior y Relaciones
Exteriores, relacionado con el adelanto de la composición del camino del
Quindío.
Ibagué 25 de abril de 1843.
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