La montaña de Quindío que hace parte
de la cordillera occidental del reino es inaccesible por un camino antiguo, y
muy malo, que comienza en la ciudad de Ibagué, y acaba en la de Cartago hacia
el poniente. El comercio que se hace a esta ciudad y al Chocó por el puerto de
Honda y demás lugares del este de Santafé y las dependencias necesarias de la
capital hacen indispensable el tránsito de esta montaña. Este se hace hoy en
diez días poco más o menos. No hace mucho que se comenzó a traficar en
caballerías habiéndose usado por mucho tiempo el lomo e hombres por su excesiva
maleza.
Aun no se halla en estado de poderse
andar sin sus más graves peligros, subsistiendo o pasos totalmente expuestos al
mayor riesgo. Así que es preciso echar à pie en gran parte de él. Desde Anserma,
que está cerca de Cartago, se comienza otro camino menos malo que el de
Quindío. Este acaba en la misma provincia del Chocó, y solo se anda espaldas de
hombres, que suplen allí por caballerías, a causa de lo impracticable de él.
Concíbase ahora los crecidos costos
que deben tener los artículos comerciables que van al Chocó por esta vía, los
cuales son indispensables para la manutención de los mineros y avió de las
minas, pues a excepción del plátano y maíz, todo lo demás le entra de fuera. De
suerte que el Chocó debe à Cali, Buga, Cartago Popayán, e Ibagué, el cerdo, la
vaca, azúcar, granos secos, los lienzos del reino, bayeta, todos los géneros de
España, y los principales instrumentos para el cultivo de sus minas.
Yendo todos estos artículos, como van,
sobrecargados de excesivos costos, se ven precisados aquellos mineros à
recibirlos a precios subidísimos, con lo que siempre se hallan pobres y sin
nervio para emprender con vigor el beneficio de las mejores mimas de oro que se
conocen. Facilitados los caminos de Cali. a las juntas para las provincias del
Raposo, costa del Sur, Novita y Citara, de Quindío, y Ancerma por el oriente, y
de Ita por el sur, se vería el Chocó abundantemente abastecido de todo lo necesario
para la subsistencia de sus mineros y naturales.
Esta provincia merece particular atención
por sus riquezas y por lo que contribuye al comercio general del reino y de la
metrópoli; pues es lastimosa ver en el destino de indios y habitantes del Chocó
en la mayor miseria, siendo dueños de las más ricas minas del reino. Un sujeto
inteligente despechado allí de orden del gobierno con las facultades necesarias
para imponerse por menor de las causas que ocasionan su atraso, y los medios de
elevarlo al grado de riqueza que exigen sus circunstancias locales, daría la
luz bastante para aclarar este punto de gobierno, que cono digo, es de la mayor
entidad.
Entonces se saldría de la duda que
tanto tiempo ha reinado, acerca de si convendría, o no abrir la comunicación directa
con los puertos de la costa de Cartagena por el rio de Atrato, o cerrar totalmente
esta navegación. Yo soy de sentir que las utilidades de esta comunicación, son más
grandes, que los males que se tienen, los que en mi concepto, son quiméricos
por la mayor parte, Por ahora solo me limito a insinuar lo mucho que convendría
al Chocó la apertura del camino de Ita. Un hombre instruido y amante del reino,
que caminó años pasados por él, asegura, como una cosa positiva, que el Chocó
por este medio seria abastecido por los comerciantes de la villa de Ibarra
lugares inmediatos, de cuanto se necesitase, a precios muy cómodos, con grade
utilidad de ambas provincias. Con lo cual podrían atender aquellos mineros a
sus labores sin tanto gasto, y se verían en estado de desempeñarse ahorrando algo
para nuevos adelantamientos, en el ramo de minas.
El camino de te serviría también
(vencido el arrastradero de San Pablo) para la comunicación de Quito con la mar
del Norte, y entonces aquella provincias se surtiría de los frutos de Europa, por
esta vía mucho menos dispendiosa que la del Cabo de Hornos, por donde hacen hoy
aquellas costas comercio de la metrópoli.
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