viernes, 5 de octubre de 2018

BOLÍVAR EN EL LABERINTO DEL CAMELLÓN DEL QUINDÍO. FIN DEL SUEÑO BOLIVARIANO.

BOLÍVAR EN EL LABERINTO DEL CAMELLÓN DEL QUINDÍO.

FIN DEL SUEÑO BOLIVARIANO.

 

El 5 de enero del año de 2023, se conmemoran 193 años de la travesía de Simón Bolívar por el camino de los Andes del Quindío.

 

Desesperanzado, enfermo calumniado, criticado de tirano y dictador, abrumado por el intento de su asesinato en septiembre de 1828 y convencido de haber arado en al mar, se dirigió hacia Sur, a reunirse con el mariscal Sucre y emprender la liberación de Ecuador, Perú y Bolivia.

 

REGRESO DEL SUR, CON DESTINO A BOGOTÁ, A PRESIDIR EL CONGRESO ADMIRABLE (1830).

Terminada la guerra y firmada la paz definitiva con el Perú, Bolívar viajó a Quito el 23 de septiembre de 1829, a donde llegó el 20 de octubre.  El sueño de Bolívar, La Gran Colombia, se trunca en 1830. Su territorio se desmiembra en tres naciones, Sucre, el sucesor elegido para dirigirla, es asesinato mientras viajaba entre Bogotá y Quito, cerca de Pasto, el 4 de junio de 1830.

 

ITINERARIO DE SU REGRESO.

 

Enfermo, aniquilado moral y físicamente y resuelto a separarse definitivamente del mando, partió de Quito, en octubre 25 de 1829 y llega a Bogotá, el 15 de enero de 1830 (79 días de viaje).

Su recorrido continuó por Ibarra, Pasto y Popayán, en donde permaneció 25 días reposando de sus achaques de salud y activar su correspondencia.

Prosigue para el Valle del Cauca, el 18 de diciembre, un año antes de su fallecimiento, llega a la hacienda de Japio, propiedad de los Arboleada. 

En donde en gesto de amistad, el libertador le regala a su amigo Arboleda Arroyo la espada utilizada en la campaña del sur de Colombia del año 1822, y a su cónyuge Matilde, el anillo de compromiso con su esposa María Teresa, valiosa joya que hoy se encuentra en el Museo Nacional de Colombia.  Sale de Japio el 21 diciembre, llega a Cali el 23.

 

El 24 de diciembre Bolívar firma un decreto ratificando a Buenaventura como puerto franco y ciudad libre, y ordena abrir con urgencia un camino de herradura desde este puerto hasta Cali. Pasa su última Navidad en Cali. Prosigue su camino, visita la hacienda de Mulaló, de propiedad de su amigo José María de Cuero y Caycedo, con el propósito a visitar a Manuela Josefa Bolívar Cuero, su supuesta hija, como aseguran que se llamó y fuera concebida por una esclava.

 

el 24 de diciembre de 1829, prosigue a Buga, y llega el 26 de diciembre. Aquí, escribe una carta a Páez, quejándose por los pasquines que circulaban en contra de su reputación. Otra misiva a José María del Castillo Rada, informándole sobre la decisión de marchar a la capital a presentar su renuncia de la presidencia para siempre.  Informa que llegará antes del 15 de enero, en cuyo día el señor doctor José María Castillo Rada, procederá a instalar el congreso. Igualmente, al General Rafael Urdaneta, manifestándole su decisión de renunciar al cargo, pero con las ideas conciliadoras a fin de mantener La Gran Colombia. También le manifiesta, que ha ordenado la marcha por la montaña del Quindío con rumbo a Bogotá, de tres cuerpos militares y el batallón de Tiradores de Occidente. El 28 de diciembre de 1830, continua de Buga, con rumbo a Cartago.  

 

PERMANENCIA DEL LIBERTADOR EN CARTAGO.

Del 29 de diciembre de 1829 y el 4 de enero de 1830.

 

Llega a Cartago el 28, a las 7 de la noche, acompañado por una comitiva, conformada por generales y oficiales de las campañas libertarias, quienes organizaron una cabalgata, ofrenda floral y un baile en su honor, preparado por don Francisco María de Cerezo. Se hospeda en la casa del general Pedro Murgueitio, escoltado por general José María Obando quien lo acompaña desde Pasto.

 

Agotado, de poco ánimo, triste de oír a la gente vociferar en su largo recorrido desde Guayaquil, Quito, Ibarra, Pasto, Popayán, Cali, Buga y Cartago, “muerte al tirano”, pasa su último año nuevo en Cartago.  En enero 2 de 1830, le escribe a Urdaneta: “La Nueva Granada no nos quiere y Venezuela no quiere obedecer a Bogotá, yo me iré del país, sin llevar un peso con que vivir, pero prefiero pedir limosna en un país extraño, a ser espectador de tantos horrores como nos esperan … Yo sigo pasado mañana mi marcha por el Quindío y llegaré a Bogotá el 12 en adelante.”

El 3 de enero, Bolívar recibe una dolida carta de Salvador Córdova, (hermano de José María Córdova), solicitando el indulto para él y su cuñado Manuel Antonio Jaramillo. Bolívar les concede la amnistía y elogia la confesión de solidaridad de Salvador con su hermano.

 

El 4 de enero emprende de nuevo su viaje, acampando por la tarde en la Balsa (Alcalá).

El 5 de enero prosigue, pasa por el tambo de Novilleros, hoy Filandia, y al atardecer pernocta en Boquía, lugar reconocido por la ventaja estratégica comercial, militar, socioeconómica y política, razones por las cuales fuera designado por la Ley de 1° de junio de 1850, como camino nacional, que en su Art. 1. °, reza: Se designan como caminos nacionales los siguientes: 1. ° El que conduce de la capital de la República al puerto de la Buenaventura por la montaña de Quindío.

 

El 6 de enero continuo su marcha, buscando traspasar el Boquerón del Páramo, que alcanzó al atardecer y desde donde percibió el espléndido Valle del Cauca y atónito ante tanta belleza, exclamó: ¡Oh! ¡Ni los campos de la Toscana! ¡Este valle es el jardín de América!

 

Finalmente, llega Bogotá el 15 de enero de 1830. (11días), donde es recibido por una desinflada recepción, en comparación con anteriores entradas triunfales. A pesar de haber organizado un desfile militar para su recibimiento, precedido por 4.000 hombres de infantería y caballería, atravesando arcos de triunfo, acompasado por descargas de cañones, repiques de campanas, la multitud permaneció triste y en silencio, el Libertador se veía enfermo, pálido, extenuado, con la voz difusa apenas perceptible, los pómulos hendidos, labios marchitos, rostro turbado y con una tos devastadora, caminó indiferente.

 

Luego de referir a sus amigos y allegados las peripecias y aventuras de su penoso paso por los Andes del Quindío, a causa del mal estado del camino, lo que hizo que llegara a Bogotá bastante estropeado, referida situación lo motiva decretar el 25 de enero de 1830, la apertura del camino por el paso de los Andes, denominado Quindío, desde la ciudad de Cartago basta la de Ibagué. 



SIMON BOLIVAR CRUZO EL CAMINO DEL QUINDIO.



Después de firmar la paz definitiva con el Perú, Bolívar viajó a Quito el 23 de septiembre de 1829, a donde llegó el 20 de Octubre.  Se encontraba enfermo, aniquilado moral y físicamente y resuelto a separarse definitivamente del mando. Partió de Quito en octubre 25 de 1829 y llega a Bogotá el 15 de enero de 1830 (79 días de viaje), anhelante de asistir al Congreso Admirable (asamblea constituyente de la Gran Colombia convocada por Simón Bolívar para intentar conciliar las facciones que se creen en la República y evitar la disolución de la Gran Colombia.) que se reuniría en Bogotá el 20 de enero.


El 25 de octubre de 1829, parte para Ibarra, a donde llega el 1º de noviembre; permanece hasta el 2 de noviembre. El 3 de noviembre emprende camino para Pasto y llega el 9. Sale para Popayán el 11 y llega el 20 del mismo y se queda allí 25 días convaleciendo hasta el 15 de diciembre cuando parte para el Valle del Cauca. Llega a Japio el 18 de diciembre y sale para Cali el 21 donde llega el 23 de diciembre. Parte para Buga el 24 donde llega el 26 de diciembre. Sale de allí el 28 y llega a Cartago el primero de enero de 1830. El 4 de enero emprende, desde Cartago, su marcha a Bogotá a donde llega el 15 de enero de 1830.

Su última entrada a Bogotá no fue como las entradas triunfales de años anteriores. Se había organizado un desfile militar para su recibimiento, con un desfile militar,  precedido por 4.000 hombres de milicias y caballería, arcos de triunfo, descargas de cañones, repiques de campanas, pero la multitud permaneció triste y en silencio y el Libertador estaba muy enfermo, pálido, extenuado, con la voz honda apenas perceptible, las mejillas chupadas, los labios lívidos, el rostro febril y continuaba con la tos devastadora. Permaneció indiferente a todo.
ITINERARIO DE SU VIAJE

Quito, 25 de octubre de 1829: En carta de Bolívar al General Mariano Montilla donde le informa que está ya en marcha para la capital de la república, le indica que del sur queda perfectamente tranquilo, después de convenir la paz con el Perú.  Además da cuenta que las locuras de Córdoba serán sofocadas con más de 5.000hombres que han marchado contra este enemigo de su patria.
Pasto, Popayán y el Cauca se mantienen tranquilos y fieles al gobierno.

Quito, 26 de octubre de 1829 Carta de Bolívar Al señor José del Castillo Rada. Donde le informa que el 29 continuará su marcha para la capital.

Ibarra, noviembre 1° de 1829 Carta al señor General Tomás Cipriano de Mosquera. Relata temas relacionados con la delimitación con el Perú, más no le comunica su intención del viaje hacía la capital.
Ibarra, noviembre 2° de 1829 Carta enviada al señor General Antonio Gutiérrez de la Fuente, Vicepresidente del Perú, en el que le manifiesta su gran satisfacción por haber sellado la paz con el Perú.
Ibarra, noviembre 2° de 1829 Carta dirigida al señor General Carlos Soublette. Que ha salido al fin nuestra escuadra para el pacifico, reducida la fragata “Colombia” ya la corbeta “Urica”. Además, le informa que está en marcha para la capital.
Pasto 10 de noviembre de 1829 Carta de Bolívar Al señor José del Castillo Rada. Donde José del Castillo Rada renuncia por diferencias con los militares, y le solicita continuar en el puesto hasta la reunión del Congreso Admirable, el cual, el señor Rada debía informar  sobre la administración de la república.  De otra parte le solicita se encargue de la conspiración del 25 de septiembre. Además, le informa que el 11 seguirá la marcha para Popayán, ciudad que piensa llegar dentro de nueve días, a causa del mal estado de los caminos y los bagajes no sirven.
Igualmente, manifiesta que permanecerá algunos días en Popayán, para que las bestias descansen, que en Neiva no las hay; por lo consiguiente, llegará un poco tarde a Bogotá; lo que no sentía por las pocas ganas que tenía de llegar a esa capital, donde, aunque me obsequiaran bastante, también conspirarán  mucho contra mí, sino con puñales con calumnias y dicterios.
Pasto 10 de noviembre de 1829  Carta de Bolívar al señor José Manuel Restrepo. En esta misiva, Bolívar le agradece el  interés que le manifiesta el señor José Manuel Restrepo, en la que le cuenta que es buena y hasta ahora no ha tenido ninguna novedad en la marcha hacia la capital.
Pasto 10 de noviembre de 1829   Carta al señor General Rafael Urdaneta. Bolívar le manifiesta de los últimos sucesos contra Córdoba y del miserable y trágico fin de su caída. O’Leary, le escribió desde Marinilla  dando parte de s u victoria contra los facciosos de Santuario, y, sin duda, así él, como usted, son muy dignos de gratitud nacional y yo les doy las gracias y también a la división que se ha batido.
Pasto 10 de noviembre de 1829 Carta de Bolívar al señor J.R. Revenga. Informa que seguirá la marcha hacia la capital.
Pasto 10 de noviembre de 1829 Carta de Bolívar al señor General Pedro Alcantara Herrán. Le manifiesta  las gracias por  el término feliz de la insurrección atolondrada del desgraciado Córdoba.
Popayán, 21 de noviembre de 1829 Carta de Bolívar al señor General Bartolomé Salom.
Popayán, 21 de noviembre de 1829 Carta de Bolívar al señor General Pedro Alcántara Herrán. Donde le manifiesta que piensa detenerse algunos días en Popayán y luego pasar al Valle a donde me convidad con insistencia sus vecinos y de allí continuaré la marcha para la capital.
Popayán, 22 de noviembre de 1829 Carta de Bolívar al señor José Manuel Restrepo. A quien le manifiesta el acierto que le han dado al manejo al tema de Córdoba, y que condujo al término de la rebelión.
Popayán, noviembre 22 de 1829. Ya de regreso de su última campaña del Sur, Bolívar desde Popayán hizo dirigir una nota al mismo Estanislao Vergara, en que desaprueba terminantemente el proyecto de monarquía.
Popayán, 22 de noviembre de 1829 Carta de Bolívar al señor Estanislao Vergara. Le comenta sobre  la triunfo sobre Córdoba y la terminación de la facción del Chocó.  Y le manifiesta que los caminos están pésimos y no ha dejado de llover desde Quito a Popayán.
Popayán, 22 de noviembre de 1829 Carta de Bolívar al señor General Rafael Urdaneta.  Donde le informa que ha dado órdenes  para que los batallones Rifles y Granaderos marchen por el Quindío para Bogotá.  Y Espera que Urdaneta les mande dinero y ruegue a Tanco de mi parte que se lo remita por el Quindío.  Cuenta que ha traído un viaje muy malo desde Guayaquil, porque les ha llovido constantemente y todo ha estado malo en el camino.  También manifiesta que tendrá que quedarse algunos días por varias razones: descansar, despachar negocios represados, dejar pasar el mal tiempo y dejar descansar las bestias que estaban maltrechas. Además, los habitantes del Valle quieren verlo con mucho empeño y el iría a contentarlos por mucho que se lo merecen.
Popayán, 28 de noviembre de 1829 Carta de Bolívar al señor General Pedro Alcántara Herrán, donde le ofrece el ministerio de Guerra.  Informa sobre el viaje de Sucre y los otros diputados del Sur, y manifiesta que pronto tendrán Congreso. Le dice que él viajara por el Cauca, donde lo aclaman para pedirle gracias y él para dárselas por su noble conducta.
Popayán, 28 de noviembre de 1829 Carta de Bolívar al señor General Rafael Urdaneta. Le pide que devuelva los milicianos a su país, que él ha remitido un batallón para Antioquía y dos para Bogotá.
Popayán, 30 de noviembre de 1829 Carta enviada al señor J. Rafael Arboleda. Le  informa que no ha podido partir para el cauca.
Popayán, 30 de noviembre. Carta enviada al señor doctor José María del Castillo y Rada, donde informa y le recomienda al señor García,  diputado por Cuenca al Congreso, quien va de viaje a Bogotá para el cumplimiento de su misión.
Popayán, 30 de noviembre de 1829.Carta enviada al señor José Fernández Madrid. Donde informa que el congreso se compone de los aristócratas o los mejores. Ellos son admirables y no han de menester mi auxilio. Además de que ya me retiro de la política. Serviré en las armas hasta la muerte.
Popayán, 30 de noviembre de 1829.Carta enviada al señor José General Mariano Montilla. Donde informa de los sucesos de Antioquía ha estado privado de la correspondencia, pero que ha sabido con gusto que el General Mariano Montilla no se descuidó con Córdoba. Bolívar le informa que viene del sur, trayendo y viniendo casi con él los diputados más importantes.  Otro magistrado, como sea bueno, será sostenido por Bolívar, sus amigos y el ejército.
Popayán 1° de diciembre de 1829.Carta de Bolívar al señor General Bartolomé Salom. Diputado al congreso admirable. Donde le pregunta sobre su participación en el Congreso.
Popayán, 5 de diciembre de 1829 Carta de Bolívar al señor General J:J Flores. “ASESINATO DEL GRAN MARISCAL DE AYACUCHO”. En esta misiva, Bolívar le comunica sobre la preocupación de la salud y le dice que probablemente su sucesor será el general Sucre y reitera, que él viajará por el cauca para ver el Valle y sus habitantes.
Popayán, 6 de diciembre de 1829 carta de Bolívar al señor coronel  Miguel Arismendi.
Popayán, 6 de diciembre de 1829 carta de Bolívar al señor General Rafael Urdaneta. Donde manifiesta Bolívar que espera a Sucre para verlo y luego   me voy para Cali; me esperan con deseo. Le cuenta sobre el despojo de sus propiedades en Venezuela.  ..No quiero estar empleado ni aun vivir en Colombia.
Popayán, 6 de diciembre de 1829, Carta de Bolívar al señor Antonio L Guzmán. Donde manifiesta: “…Con mi nombre  se quiere hacer Colombia el bien y el mal, y muchos lo invocan como el texto de sus disparates”. Y manifiesta que él no será el Rey de Colombia, ni me haré acreedor a que la posteridad me despoje del título de Libertador que mediaron mis conciudadanos y que halaga toda mi ambición.
Popayán, 6 de diciembre de 1829  Carta de Bolívar al general Pedro Alcantara Herrán. En esta misiva le comunica que Sucre y sus compañeros diputados, llegarán a Popayán de un momento a otro y estarán en la capital a fines del diciembre, y por consiguiente no duda que el congreso se instalara en el tiempo indicado, y que veremos  en ejercicio esta asamblea, única fuente de nuestra anhelada dicha. El mal tiempo no cesa todavía, ni hay esperanza que suceda.
Popayán, 6 de diciembre de 1829 Carta de Bolívar al Doctor José Ángel de Álamo.  Informa que el asunto de las minas es una conjuración más contra él. Lo tilda de infame godo.  Le pide que abandone el negocio de las minas y le dice que el morirá como nació: desnudo. Y dice que ya no puede con el oprobio  que le causa la maldita causa de la patria. “Yo he convidado dos veces para que Colombia diga su opinión sobre gobierno. ¡Que lo diga, pues Venezuela!. Todo el Sur lo ha hecho como ha querido. Uno dijo que popular, electivo, alternativo; y otros que monarquía; y otros locuras
Haga pues Venezuela la suya: que se separe; o federación; o lo que quiera. Yo no me opongo a nada, nada, nada, pues no deseo más que mi licencia o la libertad como los soldados o esclavos”.
Popayán, 7 de diciembre de 1829 Carta de Bolívar al señor Rafael Arboleda. Agradece la invitación, para que visite la Casa de los Arboledas. Agradece la benevolencia de la señora Matilde Pombo y O’Donell., esposa de Arboleda. Informa que a principios de la próxima semana, se apresurara a disfrutar de la hermosa habitación de Japio, y ¡ojalá fuera para siempre! Pero ¿soy tan afortunado? PD. El 16 o 17 estaré en Japio, pues saldré el 15.
Popayán, 12 de diciembre de 1829. Carta de Bolívar al Eximo. Señor General José Antonio Páez. Donde le insiste a Páez, que el pueblo de Colombia pronuncie su voluntad y sus deseos; para que el Congreso ejecute lo que quiera la nación. Para mí todo será igual y de ninguna manera me opondré a cuanto determine el Congreso.  Le informa que sigue pasado mañana  su marcha para el Valle del Cauca, y la continuaré por Ocaña a Cúcuta, donde esperaré la resolución final del congreso. “En Colombia  hay hombres que desprecian el poder supremo y prefieren la gloria de la ambición”.
Popayán, 13 de diciembre de 1829. Carta de Bolívar al señor José Rafael Arboleda. Anuncia su viaje a Japio, a donde aspira llegar el 18 de diciembre, si el tiempo lo permite, a consecuencia de las constantes lluvias.
Popayán, 15 de diciembre de 1829. Carta de Bolívar al señor General José A. Paéz. Anuncia la partida a la fecha con rumbo al norte. Consigna en la misiva que todos han querido saber  qué es lo que piensa Bolívar con respecto a lo que debe hacer el congreso. La respuesta es: que habiéndolo convocado él, habiéndole conferido componer una constitución y nombrar un magistrado supremo, Bolívar debía abstenerse de influir con sus opiniones.  También resolvió no admitir el nombramiento que el congreso haga al ungirlo presidente de la república. Irrevocable consideración de renunciar a la presidencia y continuará sus servicios como general en jefe del ejército.
El 17 de Diciembre de 1829 procedente del sur, entró a Quilichao y llegó Japio, ubicada a escasos 10 kilómetros al norte de Quilichao
Japio, 18 de diciembre de 1829. Carta de Bolívar a señor General Daniel F. O´Leary. O’Leary, le informa a Bolívar sobre su viaje a Estados Unidos, viaje que aprueba Bolívar. Bolívar le dice que no piensa estar toda la vida enderezando tuertos y atajando potros. Que se me vitupere, o que se me alabe, el2 de enero yo no soy presidente; por lo que el congreso tiene que nombrar un nuevo gobierno, o disolver la república, que será lo más cierto.
Japio, 20 de diciembre de 1829 Carta de Bolívar al señor J. Rafael Arboleda, donde expresa sobre la constancia solicitada por Arboleda con relación a la espada que utilizó Bolívar en la campaña del sur en el año de 1822, es la misma que Bolívar presentó a Arboleda como gaje (gratificación) de la estimación y amistad  de Bolívar en Guayaquil, cuando entró  en aquella ciudad en el mes de agosto de 1822.
Cali, 24 de diciembre de 1829. Carta de Bolívar al señor J. Rafael Arboleda. Donde manifiesta su pesar de que el señor Arboleda no haya podido ir a Cali, donde fue recibido con honores, igualmente en Palmira.  Además, agradece su fineza y se coloca a los pies de la señora de Arboleda y desea buena salud a Arboleda.
Cali 24 de Diciembre de 1829. El Libertador decreta ordenando la apertura del camino de Cali a Buenaventura.
Buga, 27 de diciembre de 1829. Carta de Bolívar al señor general J:A. Páez. Donde le manifiesta la irritabilidad causada a Bolívar por los pasquines  y torpezas que se publicaron en Caracas, en contra de su reputación.  Además manifiesta  dejar la presidencia que aborrece, porque sus enemigos piensan que es la escala al trono.  Además, manifiesta que sigue la marcha con buena salud y satisfecho por las demostraciones de júbilo y cariño que le muestran los pueblos del sur.  También manifiesta que se ha detenido mucho a causa del invierno, marcha con rapidez hacia la capital, donde piensa estar dentro de quince días y pasará a Venezuela a verse con Páez y ver en que quedan sus minas de Aroa, las cuales no quiere perder, pues quedaría en la calle como un indigente y tramposo, después de haber tenido en su vida con que comer. Además, no sabía con que se ha de ir de Colombia cuando sea preciso. Le solicita a Paéz, lo vaya a encontrar por Mérida o Trujillo.
Buga 27 de diciembre de 1829  Carta de Bolívar al señor doctor José María del Castillo Rada. Le informa sobre la decisión de marchar a la capital a presentar su renuncia de la presidencia para siempre.  Informa que llegará antes del 15 de enero, en cuyo día el señor doctor José María Castillo Rada, haya instalado el congreso.
Buga, 27 de diciembre de 1829. Carta de Bolívar a señor General Rafael Urdaneta. He decidido ir a Bogotá, y con este motivo envío a mi edecán Iturbide. Le manifiesta que renunciará del cargo, pero lleva ideas conciliatorias con el fin de mantener la unión de Colombia. También manifiesta Bolívar, que tres cuerpos habrán pasado la montaña del Quindío y marcharan hacia Bogotá.  Además, desea que el batallón de Tiradores de Occidente se conserve y marche hacia Bogotá.
Cartago, enero 2 de 1830 Carta de Bolívar al señor General Rafael Urdaneta. Le manifiesta que la Nueva Granada no los quiere y Venezuela no quiere obedecer a Bogotá. Hemos luchado veinte años haciéndoos cada día más desgraciados y si no nos retiramos pronto seremos las criaturas más viles, pues que todo conspira contra nosotros.
Dice Bolívar que se irá del país sin un peso de que vivir, pero prefiero pedir limosna en un país extraño a se espectador de tantos horrores como nos esperan.
Yo sigo pasado mañana por Quindío mi marcha y llegaré a Bogotá el 12 en adelante.
Cartago 4 de enero de 1830. Carta de Bolívar al señor José María del Castillo Rada. Manifiesta que Venezuela  debía dividirse de la Nueva Granada, pero si este país no se une entre sí y con el Sur, Colombia se arruinará. Manifiesta que en esta misma fecha parte por el Quindío, y en Ibagué sabré lo que haya ocurrido de nuevo.

Bolívar cruzó por última vez las calles de Ibagué en 1830; Llegaba del Quindío por el camino de Santa Teresa, pasó por el Barrio La Oyada - hoy barrio Libertador -. Cuando el Libertador salió de Ibagué, lo acompañaba una numerosa cabalgata.

Bogotá, 22 de enero de 1830.  Carta de Bolívar al señor J. Rafael Arboleda. Le refiere el penoso viaje por el estado de los caminos y del tiempo. Igualmente manifiesta haber llegado a Bogotá el 15 de Enero de 1830 y que los diputados del congreso lo esperan para instalarlo, lo que se efectuó el día antes de ayer.
Bogotá, 22 de enero de 1830.  Carta de Bolívar al doctor José Antonio Arroyó. En esta le informa que llegó bien, sin que lo hubiera molestado mucho el camino, porque estaba bastante regular.
Bogotá, 23 de enero de 1830 Carta de Bolívar al Señor General Jacinto Lara.  Le cuenta que hace ocho días llegó a Bogotá, bastante estropeado por el mal camino, aunque con mucha salud.
Manifiesta que nunca ha sufrido tanto como ahora, deseando casi con ansia un momento de desesperación para terminar una vida que es mi oprobio.
Bogotá, 25 de enero de 1 830 Decreta la apertura del camino por el paso de los Andes, denominado Quindío, desde la ciudad de Cartago basta la de Ibagué.
En el Congreso Admirable, solicitó separarse del ejercicio del poder por hallarse muy enfermo, pero no le aceptaron ni nombraron sucesor. Entonces en marzo 1°, encargó del poder ejecutivo al general granadino Domingo Caycedo, entregó el mando y se refugió en el campo o quinta de Fucha, en los extramuros de la ciudad, a reponer su salud que se hallaba muy deteriorada. Desde aquel día no volvió a ejercer el poder.

Álvaro Hernando Camargo Bonilla


miércoles, 3 de octubre de 2018

219 AÑOS DEL PASO DE ALEXANDER VON HUMBOLDT Y BONPLAND, POR EL CAMINO DEL QUINDÍO.


219 AÑOS DEL PASO DE ALEXANDER VON HUMBOLDT Y BONPLAND, POR EL PASO DEL QUINDÍO.




Septiembre 30 a octubre 13 de 1801
En 1801, en su viaje de Ibagué a Cartago, con rumbo a Popayán, Humboldt y Bonpland, ingresaron a  tierras Quindianas.

Salieron de Ibagué, pasaron las vertientes oriental y occidental de la sierra Nevada del Quindío, oprimidos por inclementes lluvias que les obligo a una parada de cuatro días en el valle de Boquía, donde estuvo hasta el 4 de octubre. Reanudaron su viaje, y llegaron a Cartago el 13 de octubre de 1801.


Subida de cargueros (1801) por la ladera del río Magdalena, según boceto de Alexander von Humboldt. Al fondo la ciudad de Ibagué y el pico nevado del Tolima.

Después de permanecer dos meses en Santa Fe, el ocho de septiembre de 1801, Humboldt y Bonpland emprendieron su camino con rumbo a Quito.
Una vez llegaron a Ibagué, debieron permanecer 8  días (del 22 al 29 de septiembre), por la dificultad de conseguir  cargueros, quienes se negaban a transitar la montaña por miedo de contagiarse de viruela; epidemia que se presentaba en Popayán y Santafé, circunstancia que desataba mucho temor entre los cargueros. 
Después de la obligada estadía, reanudaron su marcha en plena etapa lluviosa, asistidos por 5 cargueros, doce bueyes cargados de enseres, colecciones y provisiones. Los científicos se aprestaban a transitar por uno de los lugares ricos en plantas útiles e interesantes. Extasiados y fascinados oteaban las fabulosas formaciones orográficas, como el majestuoso  cono truncado del Tolima, el Ruiz y Quindío; cuyas picos nevados parecían el remate de garitas de castillos suspendidos en las filigranas montañosas cubiertas de selvas intrincadas.  
La curiosidad de explorar el afamado paso, se sobrepuso a las inclemencias de la obstinada temporada pluviosa. Partieron de Ibagué ávidos por reconocer la fabulosa montaña. Trece días de viaje por un intrincado y despoblado camino guarnecido de inmensas selvas, barriales horrorosos, y guaduales, tachonados de puntas que arruinaron su calzado, obligándolos a caminar descalzos.
En la vertiente oriental de la montaña, en el punto denominado Pie de Cuesta, a distancia, se les revelaba un hermoso paisaje del valle del río Magdalena; parte de la población de Ibagué y el pico nevado del Tolima, espectáculo que moldeó Humboldt.  Al paso por el sitio denominado el Moral (donde describe una familia blanca que vive y se ocupa del aprovechamiento del azufre), el camino les presentó una desagradable sorpresa; el encuentro casi fantasmal, de una caravana de viajeros, andrajosos y casi desnudos, que lloraban a causa de la escabrosidad y penalidades del camino.
Cuatro días de tránsito por la montaña del Quindío, dejaron a su paso puntos como el Azufral, Aguas Calientes, Toche, Tres Cruces (lugar donde describe una roca, con una descripción que recuerda que allí celebró una misa el arzobispo de Popayán), Tochecito (cubierto de palmas de cera y pasifloras), los Gallegos, la Ceja, Volcanes, Volcancitos y la “Guarida del páramo” (boquerón del páramo).

En su descenso por la vertiente occidental, relataron la triste experiencia de la persistente lluvia, acompasada con truenos retumbantes, que los acompañó de día y noche. Llegaron a Boquía, el 4 de octubre, en un lugar desprovisto de árboles, que habían sido abiertos a golpe de hacha, y que los cargueros llamaban rancherías o contaderos, pernoctaron varios días.

 

El armazón de la ranchería en Boquía.

Bosquejo de la mano de Humboldt
Armazón, amarrado con bejucos o en su defecto con pita o fique (agave),

Por el miedo de que los sorprendiera la noche, armaron la ranchería, en el contadero Boquía. Para el efecto, los cargueros buscaron bejucos, cortaron palos y en pocos minutos se construyeron la casa, techada con hojas bijao, donde durmieron Humboldt y Bonpland en compañía los cargueros, quienes los atormentaron toda la noche con sus sudores y flatulencias desagradables. 

La techumbre


Hoja de bijao.  Bosquejo de mano de Humboldt

Los dibujos muestran el armazón y las hojas de la techumbre. Armazón amarrada con bejucos o en su defecto con pita o fique (Agave), para luego cubrirlo con hojas como si fueran tejas.

Armado el cobertizo, se revestía con varios centenares de hojas de bijao hojas de forma ovalada, de 50 de largo, por 37 centímetros de ancho, aprovisionadas en vertiente occidental de los Andes, en el río Quindío, de la Vieja y entre Cartago y Buga. Estas hacían la función de tejas que resistían a los más fuertes aguaceros. Estas eran.

La techumbre se proveía con hojas de Novum Genus Monandriae (bijao), dibujadas y descritas por el propio Humboldt. Hojas que se recogían en la vertientes oriental y  occidental de los Andes del Quindio, en las orillas del ríos Combeima, y de la Vieja, entre Piedra de Moler y Cartago.  Este habilidad de techumbre fue aprendida por los españoles de los indígenas.

Se preguntaba Humboldt ¿Cómo esos techos de hojas, mejor que cualquier carpa, resistían a los mas fuertes aguaceros?  

Situación que le causo  gran admiración, cuando durante 96 horas, en los últimos cuatro días de su viaje  por el Quindío, en Boquía, tuvo la triste experiencia de la lluvia a cantaros de día y noche, con truenos y rayos retumbantes ininterrumpidos.


Hoja de Bosquejo de mano de Humboldt

Los sabios pernoctaron cuatro días en Boquía, donde coleccionaron orquídeas y mariposas que remitieron a la Sociedad Linneana de Londres. Por recomendación de Mutis, quien el 12 de septiembre despachó un “chasqui” a Ibagué, para solicitarle el estudio de unas muestras de minerales de cinabrio, que su herbolario Roque Gutiérrez había recogido en el Quindío. Continúan el camino, cruzando por Portachuelo, Buenavista y la balsa y finalmente llegan a Cartago, epicentro de otras incursiones en el los territorios mineros del Choco, Marmato, Quiebralomo, antes se seguir su curso hacia Quito, por el valle del río Cauca.

Álvaro Hernando Camargo Bonilla.

jueves, 27 de septiembre de 2018

TRAVESÍA POR EL CAMINO DEL QUINDIO DE EDOUARD ANDRE EN 1876


TRAVESÍA POR EL CAMINO DEL QUINDIO DE EDOUARD ANDRE EN 1876

André viajó en nuestro país a fines del siglo XIX, comisionado por el gobierno francés en una misión especial por la América Equinoxial.

Consideraciones geográficas de su paso por Salento, Boquía, las Pavas, Novilleros.



La descripción pictórica de campiñas, poblaciones, caminos y demás escenas de su viaje, estuvo a cargo del afamado dibujante Riou, entre otros.[1]
Ruta del viaje de M Ed André en mapa de América 1875 1876 equinoxial l del Boquerón del quindio Colombia buga cauca dosmapa paso del Quindio cartago Salento.

De su relato se coligen aspectos puntuales y relacionados con geografía humana y del paisaje a finales del siglo XIX de Salento y Filandia.  
André Inició su travesía por el paso del Quindío, desde Ibagué a Cartago, el 6 de marzo de 1876, con la intención de hacer observaciones sobre lo descrito por los viajeros antecesores Humboldt y Boussingault.   Lo conducían dos asistentes, un baquiano, y  el arriero Manuel Gómez, junto a  seis mulas y dos bueyes de carga, lo acompañaron  desde Ibagué, hasta Salento
“Hacienda las Cruces”

Al terminar el día 8 de marzo, se detuvo en la hacienda de "Las Cruces", se hospedó, en el lugar, elogió a su propietario, don Ramón Cárdenas, quien concluía sus labores de campo, y departía con sus labriegos en el corredor de la cabaña. 


Cárdenas, avezado colono, cazador y colector de pieles de jaguar, osos, pumas, y otras fieras, que exhibía en las paredes de su morada como trofeos de sus hazañas de caza, le detalló a André, lo relacionado con los cultivos agrícolas y el modo de la faena de cacería del jaguar, en las ronda de la quebrada Pajarito, aledaña a la cabaña.


André describe a Cárdenas, de mediana estatura, cuerpo fornido, frente espaciosa, ojos negros y penetrantes, pies calzados con alpargatas, poncho colgando en sus hombros, y sombrero sobre su cabeza, tirado hacia atrás. Atribuyéndole  a Cárdenas, como persona de resolución, audacia y energía.
Cacería del jaguar

derriba de palmas de cera enel camino del quindio  "Las Cruces"

En “Las Cruces, desarrolló exploraciones y acopió muestras florísticas. Hizo derribar palmas de cera, de las que detalló: hojas, flores y frutos y calculó su estípite, el cual presento sesenta metros de longitud, y un diámetro de metro y veinticuatro centímetros en su base, y de setenta y cinco centímetros, en su pináculo; definió las fibras del tallo, de color negro, tan finas y duras como hilos de acero bruñido.
Recolección de la cera 

Apuntó dos métodos de cosechar la cera de palma. Uno, consistente en derribar las palmas y raspar su cera de tallo. Otro, más racional, fundamentado en trepar a las palmas y raspar la cera.  De cada palma se obtenían de ocho a diez kilogramos de cera, y en el transcurso de un mes, un operario podía recolectar de ocho a diez arrobas en un mes, que se vendía en Ibagué.
Antes de continuar su camino, embalo varias cajas que contenían muestras de flora, y las despachó a  Guataquí y Honda, con objeto de remitirlos desde allí a Europa.
De “Las Cruces” al Boquerón del Páramo.

Cortejado por un paisaje tachonado de esbeltos palmares de ceroxylon, en el que sus estípites semejaban soberbias columnas de marfil, que mecían graciosamente sus penachos verdes claros, semejando en lontananza hilos de plata serpenteando sobre los cerros, caminó por las cabañas de Gallego, Galleguito, la Ceja y la Cejita, paraje que le permitió la examen de bellas especies florísticas, exaltando las gunneráceas, orquídeas (la Caucaea nubigena, que ostentaba su labelo purpúreo y punteado), bromeliáceas, epifitas, entre otras.
En el punto culminante del paso de Quindío, a tres mil cuatrocientos ochenta y cinco metros de altura, escudriñó el bosque de niebla, paisaje de soberbia belleza, que ofrecía la nublada fronda rechoncha y encorvada, acompasada por los fuertes vientos.  

Arribo a Salento

Una misa en las montañas del Quindio Salento camino del quindio

Al declinar el sol, prosiguió su marcha. Del Boquerón del Páramo, pasó por la cabaña de Barsinal, abrumado por la menuda y constante lluvia que le dificultó sus observaciones, alcanzando a Salento a las nueve de la noche, cuando todos los lugareños dormían, menos los fieros perros, que al arribar lo agredieron, por lo que apeló al uso del machete para defenderse de los canes. Un azarado lugareño asomó su cabeza por el postigo de la ventana de su vivienda, curioseó y caviló que era un loco yendo por el mundo a tales horas de la noche. Hambriento, derrengado y calado de frio, le inquirió al parroquiano, asegurando que no eran locos, y le pidió le ubicara la posada del señor Liborio Arango, a lo que respondió que se situaba en el extremo derecho de la plaza.
Observaciones en Salento
Carta de recomendación de Ramón Cárdenas, enteró a don Liborio de la calidad del caminante. Desarrugó el ceño de apacible durmiente y los recibió calurosamente. La esposa de don Liborio se levantó, reavivo la lumbre del hogar, y preparo la cena, lucida con una aderezada y sabrosísima tortilla, acompañada de papas asadas al rescoldo, pan de trigo, y una buena taza de chocolate. Banquete dispuesto en platos de porcelana, cucharas y tenedores de estaño bien presentados, lienzo crudo a manera de servilletas, y copas de cristal llenas de agua trasparente.
Culminada la cena, proveyeron la posada. Habitación de piso enladrillado, muebles ordenados, cama con toldillo, mesas, bancos y escaños confortables de madera bien cepillada. Todo daba una apariencia de aseo y confort, contexto que revelaba un estado de civilización absolutamente distinto del que había observado hasta entonces. Durmió sobre excelente colchón y entre verdaderas sábanas, hasta el día siguiente. 
La bordadora de Salento
Los propietarios de la posada, a falta de hijos, habían adoptado a una linda muchacha, la cual bordaba en un tambor, y gracias a ella, vio este trabajo por primera vez.
Al día siguiente, domingo, una vez pagó los guías y fletes de las cabalgaduras, se dedicó a las  observaciones en Salento. Visitó al cura párroco, quien le dio informaciones interesantes, como lo relacionado con la recientemente fundación de Salento. Hacía solo doce años que llevaba el nombre Salento, pues antes se llamaba Boquía, y el número de habitantes urbanos no superaba doscientos. La jurisdicción del Distrito, contaba con unos dos mil habitantes, dispersados en millares de hectáreas de terreno, que vivían del producto de la cría de ganados, cosechaban trigo y maíz, productos que se vendían en el Cauca o se consumían localmente. El rio Boquía, que pasa por la parte baja de la Salento, le imprimía movimiento a un molino. El cura le informó sobre la construcción de la iglesia, construida por los años de 1850. Edificación, única en su género, pues desde la base a la techumbre estaba hecha en madera de Ceroxylon andicola.  Ese domingo celebraban la misa, y como el templo no podía contener a todos los feligreses, estos permanecían en la plaza, y al llegar la consagración de la ceremonia, todos callaron y se arrodillaron, apartaron los sombreros de sus cabezas y con el último campanillazo, se levantaron y reanudaron el interrumpido coloquio.
Tres días permaneció en Salento, durante los cuales coleccionó, dibujó, escribió, y embaló más muestras naturales para remitirá Europa.
Continuación de su viaje: referencia de la cuchilla de los Novilleros. Hoy Filandia.

El día 13 de marzo, a las diez de la mañana, se puso en marcha, descendió hacia el río Quindío, franqueó el río y empezó de nuevo el ascenso, y en medio de una espantosa borrasca que dejó rezagado el resto de la caravana, llegó a un rancho mencionado “Novilleros”, donde pernocto. Atrás había dejado otras cabañas apenas divisadas, conocidas con el nombre del Roble y Portachuelo. En la colina de “Novilleros” cuenta que sus únicos habitantes eran una mujer sorda y un niño, que al pedirles cobijo se azoraron; pero luego hicieron cuanto estuvo de su parte y le prepararon un humilde alimento. En este lugar, ordenó lo recolectado durante el día, guindó su hamaca de unos postes y pasó la noche.


[1] Trabajo publicado en la obra AMERICA PINTORESCA. 1884