La
Ceroxylon quindiuense o palma de cera del Quindío (Árbol Nacional - Ley 61 de 1985), es una de las más de 250
especies de palmas que existen en Colombia.
Se ubica en las dos vertientes de la Cordillera Central (Cordillera del
Quindío), a una altura de los 2000 y hasta 3100 m.s.n.m., predominando en la
franja altitudinal de 2500-2900 m.s.n.m., desde el Valle del Cauca, hasta
Antioquia, formando uno de los paisajes más espectaculares de la Cordillera del
Quindío, en los Andes Colombianos.
GÉNERO CEROXYLON,
Conformada
por tres especies cercanamente emparentadas, Ceroxylon alpinum. Ceroxylon ceriferum y Ceroxylon
quindiuense. La presencia de Ceroxylon quindiuense está en la Cordillera del
Quindío, en los departamentos de Tolima, Quindío, Caldas, Valle del Cauca y
Antioquia, en la franja que hace parte de la Zona de Reserva Forestal Central,
constituida mediante la Ley 2 de 1959 (diciembre 16). La vertiente oriental de
la Cordillera Central (Cordillera del Quindío), es donde más se alberga la
Ceroxylon quindiuense en Colombia, en los municipios de Cajamarca e Ibagué, en
el Tolima, en los sitios de: Cruces, gallego, Galleguitos, Tochecito, La Ceja, alto
de San Juan, volcán cerro Machín, alto de Sepultura y rara vez en la bajada occidental
de la cordillera. El sitio con más abundancia de palmares se presenta en las
cercanías del alto de Toche y la Ceja, cerca del paso del Quindío, denominado Boquerón
del Páramo.
En
estos parajes, los caminantes se maravillaban ante la majestuosidad de los
inmensos y colosales palmares, al divisar como sus verdes penachos de cinco a
seis hojas y una longitud de cinco a seis más metros, verdes por encima,
blancas por el respaldo, con sus nacarados estípites de más de cincuenta metros
de altura se mecían por el viento, semejando
columnas de marfil que a manera de hilos de plata serpentean sobre los cerros,
pincelando el paisaje con su salerosa y elegante presencia, adornados con la
presencia de bandadas de loros orejiamarillos que se acicalaban en sus copas. Sus
tallos exhibían una resina blanca-nacarada, que a la distancia aparentaban
columnas blancas, provistas de racimos de fruta que, a pesar de parecer
pequeños desde la distancia, podían medir hasta dos metros, surtidos de frutos
de color anaranjado escarlata, de pulpa dulce y del tamaño como las uvas. Sus
rígidos tallos de sesenta metros de altura y un diámetro de más de un metro en
su base y hasta setenta y cinco centímetros en su pico, de consistencia sólida,
formado por finas y resistentes fibras leñosas como el acero, presentaban un
espesor de cinco centímetros, y su interior, particularmente el centro, blanco
y de consistencia blanda como el corcho.
La palma en el Quindío hace presencia en el cañón del alto Quindío, principalmente en la vertiente occidental, en el valle de Cocora, en inmediaciones de una antigua fonda denominada “Chuzopelao”, donde confluyen las quebradas Cárdenas y San José, dando origen al río Quindío, donde se presentan pequeños fragmentos de bosque de palmas en regular estado de conservación, edades superiores a los 130 años, presentando menos número de palmas que en Toche, Anaime o Roncesvalles. Más de la mitad de las palmas estaban enfermas y la mayoría de ellas morirán a causa del ataque que le atribuyen a un hongo derivado de un pequeño escarabajo que perfora los tallos y consume la médula en descomposición, marchitando y secando las palmas en cuestión de meses.
USUFRUCTO HISTÓRICO DE
LA PALAMA DE CERA.
Ilustración 1
TOCHE-LA CEJA, TOLIMA. El tambo del emprendedor Ramón Cárdenas, construido con
madera y techado con hojas de palma de cera.
Se
utilizaban dos métodos para obtener la cera. Uno, consistente en derribar las
palmas y raspar su cera de tallo. Otro, más racional, fundamentado en trepar a
las palmas y raspar la cera. De cada
palma se obtenían de ocho a diez kilogramos de cera, y en el transcurso de un
mes, un operario podía recolectar de ocho a diez arrobas en un mes, que se
vendía en Ibagué.
Derriba
de palmas de cera en el camino del Quindío “Las Cruces”
Para
obtener la cera. se subían a los tallos para raer su fuste (raspar la cera),
para el efecto, se ceñían una correa a la cintura y la fijaban en el tronco, en
donde apoyaban las piernas, trepando a la parte más alta, para luego descender
raspando y recogiendo en un delantal la rasura de la cera que raspaban por
medio de una rasqueta.
Cosecha de la cera de palma.
La
palma históricamente fue utilizada por habitantes y viajeros de la montaña del
Quindío como materia prima en la elaboración de algunos bienes y servicios. Sus
hojas se usan para techar viviendas y sus estípites para elaborar lanzas,
arcos, etc. Uno de los usos más significativo fue la utilización de la resina
fijada a su tallo, que se sometía a ebullición en agua, paso que permitía subir
en forma de aceite que se retiraba, se secaba y mezclaba con grasas de origen
animal (sebo) u otras materias vegetales, emulsión que trascendía en una
especie de cera utilizadda en la fabricación de velas. Su fruto ha sido
alimento de ganados (porcinos y vacunos), mirlas, tucanes, carriquíes y loros.
Los cogollos se usaban en la celebración católica de la Semana Santa en la
procesión del Domingo de Ramos, con sus hojas y tallos se constituían paredes y
techos de viviendas y cercaban los campos. A continuación, algunas citas
referidas al tema:
“Constituía un buen negocio recogerla y venderla, ya que gran parte de la cera que se utiliza en las iglesias es importada y cuando se vende en forma de cirios es carísima, casi a $ 3,00 la libra.” [1]
“A lo largo de la Cordillera central, los pobres viajeros que, en la temporada de lluvias no pueden ponerse en marcha, se ven obligados a pasar la noche en el medio del bosque y construirse un refugio improvisado con hojas de palma y un pequeño techo de verdor, llamado rancho…nos encontramos en medio de un hermoso bosque de arecas. Estos árboles, — de la familia de las palmas, — tienen estípites delgados y pocas, pero muy elegantes, hojas…crecen en grandes cantidades en el mismo lugar y forman bosquecitos tupidos con un efecto muy artístico. El suelo del Quindío* siendo muy accidentado, estas palmitas nos rodeaban por todos lados. El Valle de Tochecito, al que pronto llegamos, nos reservaba cuadros aún más espléndidos. Allí, todas las plantas que acabo de señalar dan paso a una innumerable cantidad de palmas de cera, notables por la colosal altura de sus estípites y la resina de un blanco perlado de la que están cubiertas.” [2]
“Desde la plaza se
domina hacia el norte la cordillera hasta muy lejos: El Quindío, el Morrogacho
que cae casi verticalmente y el Páramo de Santa Rosa. El pueblo está cercado por todas partes de
bosques que tienen un raro sombrío provocado por las blanquizcas hojas de los
numerosos yurumos. Más allá se Salento
empieza el verdadero camino del Quindío.
La subida es muy pendiente. Ya sobre este lado se ven muchas de las
delgadas palmas de cera (Ceroxylon andicola), que forman en la vertiente
oriental y especialmente cerca de Tochecito y Cruces verdaderos
bosques".[3]
PRINCIPAL AMENAZA PARA
LA PALMA DE CERA DEL QUINDÍO.
Históricamente estos rodales vienen desapareciendo, pues por siglos se han talado por millares y hoy pueden desaparecer para siempre. La disminución del hábitat se relaciona con la expansión de la frontera agropecuaria. individuos adultos aislados que son incapaces de reproducirse en zonas abiertas y con pastoreo de ganado. Sus poblaciones han disminuido en más del 50% en las últimas tres generaciones (210 años). sobreviven en potreros, donde la especie florece y fructifica regularmente pero no logra regenerarse. No resisten la plena exposición solar y el pastoreo.
LA PALMA Y EL CAMINO
DEL QUINDDIO,
Camino,
que unía a Ibagué con Cartago y que comunicaba a Sana fe con Popayán, en los
Virreinatos de la Nueva Granada y el del Perú (Panamericana del Buey y la
mula), camino principal durante más de 350 años, hasta que se abrió la actual
carretera en 1930. Esta senda fue transitada por Humboldt y Bonpland en 1801; Simón
Bolívar de regreso de Quito en enero de 1830 y otros científicos y viajeros y
naturalistas como Jean Baptiste Boussingault (1826), Isaac Holton (1850),
Edouard André (1876) y muchos otros más.
Alexander
von Humboldt y Aimé Bonpland y otros viajeros, descubrieron los grandiosos
bosques de palma de cera, a la que denominaron Ceroxylon Andicola, dando a
conocer al mundo la presencia de colosales y enmarañados palmares que les
dificultaban su caminar y por donde solo los tigres, monos, tapires, y loros se
movían a sus anchas, como pedro por su casa por esos intrincados palmares y
tupidas junglas.
RUTA HISTÓRICA,
CULTURAL Y NATURAL
Su
diseño debe estar ligado con la restauración de los tramos del Camino,
recuperación coligada a una infraestructura básica y consecuente con la
tradición histórica, que permita la dinamización de un turismo comunitario
operado por los locales, utilizando este camino como una ruta de caminera y
peregrinación histórica de interés mundial, parodiando otras rutas similares,
como el Camino de Santiago en España.
La
recuperación del Camino del Quindío en combinación con la protección del Árbol
Nacional promete una atractiva coyuntura para la conservación de nuestro
patrimonio histórico y nuestro patrimonio natural, que ofrecen una excelente oportunidad
de un turismo ecológico, histórico y cultural, siempre y cuando se restaure los
tramos del camino y se empoderen a los residentes para que operen como
prestadores de servicio turístico, además, la ilustración e interpretación de
su significación histórica y natural, para
que sea una ruta cult de interés mundial, rememorando otras similares en el
mundo. Esto solo será posible cuando las autoridades correspondientes muestren
interés en la recuperación del camino y de su diversidad histórica, cultural y
natural.
Álvaro
Hernando Camargo Bonilla.
Fuentes:
[1] La Nueva Granada veinte meses en los Andes ISAAC F. HOLTON, M. A., PROFESOR DE QUIMICA y DE HISTORIA NATURAL EN MIDDLEBURY COLLEGE NEW YORK: HARPER AND BROTHERS. 1857 PUBLICACIONES DEL BANCO DE LA República ARCHIVO DE LA ECONOMIA NACIONAL Traducción: ANGELA DE LOPEZ
[2] EL CONDE GABRIAC ALEXIS, Y SU PASO POR LA CORDILLERA DEL QUINDIO. Promenade à travers l’Amérique du Sud” del Cte de Gabriac (p.80 – p.98)
[3]
Schenck, Friedrich. VIAJES POR ANTIOQUÍA EN EL AÑO DE 1880. Geógrafo,
economista y escritor Alemán. RESEÑA DE SU PASO POR EL CAMINO DEL QUINDIO.
EDOUARD ANDRE, Fue el primer científico viajero que notó la existencia de dos especies diferentes de esta palma, una en cada vertiente del Quindío.
.
[1] La Nueva Granada veinte
meses en los Andes ISAAC F. HOLTON, M. A., PROFESOR DE QUIMICA y DE HISTORIA
NATURAL EN MIDDLEBURY COLLEGE NEW YORK: HARPER AND BROTHERS. 1857 PUBLICACIONES
DEL BANCO DE LA República ARCHIVO DE LA ECONOMIA NACIONAL Traducción: ANGELA DE
LOPEZ
[2]
EL CONDE GABRIAC ALEXIS, Y SU PASO POR LA CORDILLERA DEL QUINDIO. Promenade à
travers l’Amérique du Sud” del Cte de Gabriac (p.80 – p.98)
[3]
Schenck, Friedrich. VIAJES POR ANTIOQUÍA EN EL AÑO DE 1880. Geógrafo,
economista y escritor Alemán. RESEÑA DE
SU PASO POR EL CAMINO DEL QUINDIO.
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