viernes, 18 de febrero de 2022

MICRO HISTORIA DEL TERRITORIO. DESCRIPCION DE UN TERREMOTO. AÑO 1827

 

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DESCRIPCION HISTÓRICA DE UN TERREMOTO.


El 16 de noviembre, a las seis y cuarto de la noche y durante 8 minutos, cuando los bogotanos se  aprestaban  a pasar la noche en sus aposentos, fueron sorprendidos por un fuerte terremoto. Atribulados, los parroquianos salían a la calle,  se hincaban y oraban: “santo Dios, Santo fuerte, Santo inmortal, líbranos de todo mal”.

Mientras la tierra temblaba, los únicos que estuvieron aplacibles fueron los animales.  Las mulas y caballos continuaron pastando, los perros dormían sin asustarse ante el suceso, y hasta un gato, aprovecho para robarse de la cocina un trozo de carne que estaba destinado para la preparación de la cena esa noche.

El 25 de noviembre de 1827, el correo procedente del sur informaba que el temblor había sido bastante fuerte en Ibagué, Cartago, Buga y Popayán. En Cartago  se sentían detonaciones como si se tratara de disparos de cañón.

A continuación la trascripción del suceso:

“El trastorno que en nuestra oficina ocasiono e terremoto que se sintió en esta ciudad el 16 del corriente (noviembre de 1827) a las seis y cuarto de la tarde, y mas que aquel  nuestro deseo de acompañar la noticia, con la de todo lo que se desea saber, a consecuencia de tamaña calamidad, nos hizo guardar silencio sobre ella en nuestro anterior numero. Lo mencionamos hoy sin tener todavía todos los datos que quisiéramos haber comunicado; pero no ha de retardarse más el anuncio. El movimiento fue largo y ruinoso, y la dirección según las noticias que hasta ahora tenemos de los estragos  que ha causado en otras partes, debió ser del sur al norte. La duración  de su mayor fuerza fue de cosa de 30 segundos; y en este breve periodo quedó por la mayor parte arruinada la ciudad de Bogotá. El Palacio de gobierno y casi todas las oficinas publicas y cuarteles, quedaron inservibles o muy maltratados.

De los templos apenas se conservan íntegros la Capuchina, el Carmen y la capilla del convento de enseñanza; nuestra majestuosa catedral que no contaba todavía nueve años de servicio, la capilla del Sagrario, cuya solidez parecía invencible, la iglesia de santo Domingo, tan regular, tan bien apoyada y que había sido construida con tanto esmero, todo cedió a la violencia de la conmoción. Es muy rara la casa de alto que esté habitable; y aún muchas de las bajas han quedado por tierra. Componiase principamente por edificios esta especie todo el barrio del Rosario arriba, y no se encuentra en todo él otra cosa que esccombros .Muchos de los edificios que aparentemente  reisstieron al primer impulso han cedido luego a los frecuentes que han seguido  aunque incomparablemente mas suaves.

Feizmente la perdida de vidas no ha sido la que tan espantoso fenomeno hizo temer al principio, pues según las indagaciones del jefe  municipal solo quedaron entoces sepultdos un religoso hospitalario, un parvulo y cuatro mujeres , y ademas otra mujer sobre la cual cayó una pared con un de los temblore mas recientes; pero son muchos los estropeados, y algunos lo enstan tano que se duda  de su conservacion. Se halla en este ultimo estdo un musico de la brigada de artilleria; poco menos lo esta un granadero de a caballo que se arrojó desde un balcon del cuartel.  Estos dos son los unicos  militarees que fueron maltratados. En la quinta que habita el Libertador  no se esperimento  daño alguno.

Grande lo ha habido en todo el valle y en todas las poblaciones  hasta la ciudad de la Purificacion, y hasta Neiva que es hasta donde se extienden los informes que tenemnos. Escaparon ilesos Zipaquira, Leiva, Tunja, y puede añadirse todo loo que esta situado al norte de Bogota; pero  al sur y hasta aquella distancia, casi no ha quedado tmeplo , ni edificio alguno de consideracion  que no haya sido entera o muy notablemente  aruinado. En Purificacion y en Ibagué fue tan fuerte el impulso que aun derribó muchas casas de horcones o de pajareque(bahareque).

Es muy recomendable la serenidad realtiva con que los habitantes de esta ciudad han visto el peligro; y sin entrar a examinar, si ella provenga  de la frecuencia con que se ha renovado esta calamidad desde junio del año pasado o de otras causas ha de convenirse en que ella es indispensabble para disminuir las fatales consecuenccis de esta.

No parece  que los habietantes de esta ciudad se hayan ocupado de otra cosa que de descubrir la extension del daño, y si provenga de de errupciones de algun volcan muy distante. Sobre lo ultimo, y con relacion a unos franceses que estan estableciedos en la Mesa , se ha asegurado que en estos  dias se han visto subiir grandes columnas de humo de la boca del Tolima, o antiguo volcan Tocaima; confirmalo cartas de Ibagué de 19 del corriente, y añaden que alli era continuo el temblor, que el 17 desde las seis hasta doce de la noche se sintieron 38 sacudimitos mas o menos fuertes; y que a consecuncia de un gran pedazo de cerro que se habia desprendido, ha formado el rio Combeima una gran represa en sus inmediaciones. Pero mientras que se descubre la verdad del caso, ha de tenerse por cierto que ha debido haber reiteradas erupciones en las ceraniaqs de nuestro valle, porque solo así puede explicarse la frecuencia de los temblores desde el 16, la mayor suavidad que progresivamente ha ido adquiriendo, y aun los largos periodos  de muchas horas, durante las cuales  nos manifiesta la brujula que ha estado la tierra en movimeinto continuo aunque casi insensible. Si lo que se dice del tolima no resultare cierto, ni hubiere habido erupciones al este de Quindío, es de temerse que haya cabido mucha parte a Popayán en la catástrofe que lamentamos.”[1] [2]

 

Álvaro Hernando Camargo Bonilla.



[1] Gaceta de Colombia, N° 319, trimestre 26. Bogotá, domingo 25 de noviembre de 1827

[2] Historia: Archivo General de la Nación Borrero, E. 1827 Doc. Archivo Folios 694-695 A. G. N.

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