lunes, 28 de febrero de 2022

LA ARRIERIA, INSIGNIA DEL DESARROLLO SOCIOECÓNIMCO QUINDIANO.

LA ARRIERIA, INSIGNIA DEL DESARROLLO SOCIOECÓNIMCO QUINDIANO.



Término que manifiesta un acervo de costumbres, métodos, predicciones y conocimientos propios en el manejo de recuas de bueyes, mulas, caballos y burros en el transporte de mercaderías.

Los arrieros, señores de los caminos, hombres honrados, consecuentes, cordiales, comerciantes, anduvieron el camino del Quindío y su red de caminos adyacentes, cargando y trasladando el progreso. Hoy, labor y expresión cultural casi desaparecida con la llegada de las carreteras y el uso de los automotores.

Es asunto de protección cultural, rescatar y enseñar la cultura arriera, que cimentó el chispazo de nuestra Quindianidad.

Fueron las recuas de mulas, bueyes, asnos y caballos, amarrados uno tras otro, cargados con corotos chécheres, mercancías, herramientas, avíos y provisiones, que abriendo paso por trochas y caminos, cruzando valles, vadeando ríos, rondando nevados, serpenteando recovecos polvorientos, en las temporadas secas, y tragadales escabrosos, en las épocas de lluvia, enfrentado animales feroces, mansos o traviesos, duendes y apariciones fantasmales, arriando y avivando la recua, marchaban rudos arrieros, caporales y sangueros, a tierras desconocidas.

Acicalaban su hombría, con sombrero de paja o de fieltro (según el clima), raboegallo, camisa y pantalón de dril, mulera, poncho, ruana, tapapinche o paruma (confeccionada con tela de lona, generalmente de color blanco y con ribetes negros lineales en cuero y flecos), guarniel, cinturón arriero, machete o peinilla, zurriago y alpargatas de cabuya..

El caporal a cargo de toda la parafernalia del viaje (asistencia de los arrieros y recuas de mulas y bueyes, cargas y mercaderías), erigirá el sitio para la ranchería, tambo o fonda, espacio de albergue (toldar), donde antes de que cayera la noche, se libaba “tapetusa” de contrabando, producido en alambiques ocultos en los matorrales, y para alegrar y simular sus penurias, con sus tiples entonaban canciones en reminiscencia de sus enamoradas. Estos lugares, con el correr del tiempo, y gracias a la actividad arriera, fueron área procedente de la fundación de pueblos de en la “Hoya del Quindío”.

La actividad arriería, además empujar el progreso socioeconómico del territorio, condujo huestes de viandantes de diferente condición social y económica (dignatarios oficiales, científicos, comerciantes guaqueros, mineros, curas, militares, científicos, colonos, buhoneros, vagos, presidiarios y aventureros), que se posaron en el territorio, desde la mitad del siglo XIX, y aún, hasta las primeras décadas del XX.

Hoy, la arriera, valioso legado, debe hacer parte del patrimonio e identidad Quindiana, al igual que la colección y/o tesoro Quimbaya, el camino del Quindío, la palma de cera, la arquitectura de las colonizaciones, la cestería, el café, el escudo y la bandera. Es ineludible que la institucionalidad y generaciones presentes, procuren darle el sitial e importancia que se merece, por su aporte al desarrollo del territorio y la cimentación de la identidad Quindiana.

 

Álvaro Hernando Camargo Bonilla.

Vigía del Patrimonio.

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