jueves, 7 de octubre de 2021

PRACTICAS TRADICIONALES Las cabañuelas.

 

PRACTICAS TRADICIONALES

Las cabañuelas.



El actual desarreglo ambiental determinado por el frenético despliegue  tecnológico y socioeconómico, suscita la evocación del juicio empírico antiguo (“cabañuelas”), de predecir y proceder ante los ciclos climáticos relativos a los tiempos de lluvias y sequías y en consecuencia proceder en  sus prácticas agropecuarias y socioeconómicas.

Culturas prehispánicas practicaron el método del uso los ciclos naturales, fundamentados en la observación de los cambios atmosféricos en los doce primeros días de enero de cada año, lo que les permitía pronosticar el comportamiento del tiempo durante cada uno de los meses del año en orden descendente. Práctica que continúo en uso por los campesinos con el nombre de “cabañuelas”.

En años pasados, los campesinos con gran expectativa esperaban la llegaba el 1° de enero, madrugaban a contemplar el cielo, si se hallaba claro, era augurio de que haría buen sol hasta mediodía, y si por la tarde comenzaba a aflojar el sol y aparecían nubes, acompañadas de truenos y vientos, era un signo de que el año sería muy bueno para las sembrar y cosechar.

Fases de la luna

Se sembraba en menguante para lograr buenas cosechas, las semillas de grano, como el maíz y frijol. Igualmente se castraban los animales, como terneros y cerdos y se cortaba la guadua y maderas, para evitar que fuera  atacada por el gorgojo.

Se seleccionaban las semillas, del maíz se escogía las mejores mazorcas cuyos granos no presentaran forma de triangulo sino cuadrados, si no se escogía bien salía mucha mazorca en forma de “pacha y vana”.  La semilla escogida se deja dos o tres días antes de sembrarla en una mezcla de ramas de Altamisa y Salvia machacadas, para evitar que las hormigas, los cucarrones y los pájaros se la comieran antes de germinar.

Conforme al presagio de las “cabañuelas”, los meses escogidos para sembrar maíz y otros productos, eran principalmente marzo y septiembre; porque en esa época comenzaban las lluvias y al momento de empezar a descollar y madurar los cultivos, había suficiente agua para lograr buenas cosechas. Mientras que si sembraban en otras épocas, el verano afectaban las cosechas se “pajonean”, es decir poco productivas.

El maíz se sembraba en la menguante de marzo, en la siguiente (abril), se sembraba frijol de enredadera (Cargamanto), para que la planta del maíz sirviera se apoyo  a la mata del frijol. Así se cosechaban dos productos al mismo tiempo. Estos productos se consumían y/o comercializaban, y se reservaban las mejores mazorcas y granos de frijol para simiente. Las mazorcas se colgaban del capacho encima del fogón para que el humo la protegiera del gorgojo. En Creciente se procedía a la siembra de las plantas de tallo y de  follaje.

Practicas agroecológicas.

La ceniza y boñiga de vacunos, cerdos  y conejos se utilizaban para abonar los cultivos.

Después de cosechar se “dejaba descansar la tierra” (en rastrojo) unos seis meses y luego se hacia la “socola”, se tiraba la semilla de maíz,  o frijol  y se tapaba, con el producto de la “socola”. No había necesidad de hacer sostén de las plantas, ya que se enredaban el los chamizos. Práctica que evitaba la presencia de “plagas” y enfermedades.

           

El ganado se alimentaba con el ramoneo de follajes de “quiebrabarrigo”, “botón de oro”, entre otros. Los cerdos de caña de azúcar y bore. Practicas que ahorraba costos y evitaba el sobrepastoreo. Para el control de plagas se utilizaba el Paico, Altamisa, ají y otras plantas.

Las prácticas de nuestros antepasados fueron y siguieran siendo las mejores porque obraban en armonía entre la producción pecuaria y el medio ambiente, totalmente ajenas a la contaminación actual proveniente del uso indiscriminado de agroquímicos, sobrepastoreo y deforestación de los suelos.

Debemos hacer una retrospección del pasado para evitar los errores del presente.

 

Álvaro Hernando Camargo Bonilla

Álvaro Hernando Camargo Bonilla
Vigía del Patrimonio, Miembro de la Academia de Historia del Quindio.

La conquista de la Provincia Quimbaya: engaño, avaricia, violaciones, mutilaciones y exterminio.

La conquista de la Provincia Quimbaya: engaño, avaricia, violaciones, mutilaciones y exterminio.

“Entraban en los pueblos, ni dejaban niños y viejos, ni mujeres preñadas ni paridas que no desbarrigaban y hacían pedazos, como si dieran en unos corderos metidos en sus apriscos.”[1] La provincia de Quimbaya limitada entre Ibagué y Santa Ana de Anserma, donde estaba un volcán en las laderas llamadas de “Toche”, de donde por un camino los españoles hicieron tránsito de Ibagué a la Provincia Quimbaya, emplazada en los confines del río Cauca y la sierra nevada de los Andes. A esta fecunda Tierra regada por diversos ríos, como el Tacurumbi, Otún, Cegue y Consota, arribó Robledo con sus soldados de conquista, en donde comisionó a Suer de Nava para que organizara la ocupación del territorio, invasión plagada de avaricia, engaño, violaciones, mutilaciones, exterminio y despojo de enormes cantidades de oro. En el año de 1547, sacaron en tres meses más de quince mil pesos en oro. El Cacique Tacurumbi conocedor de la entrada de los ibéricos, temeroso del daño que podrían recibir y pensado que los forasteros no se establecerían en sus dominios y deseando ganar la confianza de los invasores salió a su encuentro, y en señal de amistad le obsequio un vaso de oro que pesaba ochocientos castellanos, ofrenda que excitó la avaricia de los españoles al ver a los indígenas portar en sus cabezas grandes coronas, y en sus muñecas gruesos brazaletes de finísimo y refulgente oro. Los Quimbaya al percibir el ardid de Robledo se replegaron a la selva, en donde fueron perseguidos por los ibéricos. En batalla fue herido el conquistador Robledo con una flecha envenenada que le atravesó la mano derecha y otra que le penetró el hombro, heridas que por poco le causan su muerte. En venganza Robledo invitó a los ingenuos indígenas en son de paz, quienes engañados y llevados por la curiosidad, confiando de que podrían volver sin daño alguno, acudieron al llamado. Robledo ordenó el encierro de los naturales en bohíos y mando amputar manos y pies a unos, orejas y narices á otros, para que como correos de su desgracia fueran a exhibirse ante sus caciques y les comunicaran lo que les podría pasar si no se sometían. Los que no se sometieron fueron asesinados por las balas de los arcabuces, flechas de ballestas, y/o desbarrigados por los perros lebreles. Estas fueron las prácticas utilizadas en la conquista de la Provincia Quimbaya para someter a los naturales. Violencia y excesos soslayados en los textos históricos que siempre han negado esa otra cara de la moneda. La ignorancia histórica ha mostrado a los conquistadores como héroes portadores de progreso y que los aborígenes ganaron mucho con la presencia española en sus territorios. Álvaro Hernando Camargo Bonilla. [1] http://www.cervantesvirtual.com/.Brevísima relación de la destrucción de las Indias. Bartolomé de las Casas. Edición de José Miguel Martínez Torrejón. [2]Capítulo XXIV LA CRÓNICA DEL PERÚ PEDRO CIEZA DE LEÓN. Pág. 110 Álvaro Hernando Camargo Bonilla Vigía del Patrimonio, Miembro de la Academia de Historia del Quindío.