domingo, 2 de julio de 2017

SEGUNDO HENAO PATIÑO

SEGUNDO HENAO PATIÑO.

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Personaje multifacético, autodidacta, de pensamiento liberal, político, increyente,  poeta,  dramaturgo, aventurero, guaquero, minero, alambiquero, traumatólogo escultor, escritor, caminante, colono  de Maravelez y Santo Domingo, fundador de Calarcá y Génova y  apasionado admirador de Cristóbal Colon.  Prosapia y porte que le permitió una relación y trato amistoso con  los pobres y humildes con los que compartió en sus diversas aventuras.
Han pasado 137 años de la llegada de veteranos guaqueros al sitio conocido como “La Bella, a horadar los sepulcros indígenas, denominados “guacas”. En estas faenas de profanación se fueron perfilando y arraigando los fundadores de Calarcá. Según descripciones monográficas, Segundo Henao, descendía de rancia estirpe de licenciados y escuderos, venidos de España, acompañando al conquistador Belalcázar en sus conquistas del Perú y posterior fundación de Popayán.
Prole que inicialmente se asentó  en la comarca de Santafé Antioquía, y de allí se propagó por las fructuosas tierras del oriente antioqueño, por los parajes de Rionegro y Marinilla, continuando su rumbo a la aldea de María, frontera de los estados soberanos de Antioquia y el gran Cauca. De María, partió con su prole, en largo y difícil viaje hacia Salento. En aquel lugar, comienza sus  correrías por el camino del Quindío, de Salento a Ibagué. En esas andanzas, por las agrestes montañas, en el punto denominado “MACANAL”, entrevé en lejanía la entelequia y espejismo de la laguna de Maraveles, alucinación que lo llevó  a emprender más tarde la peligrosa y adversa aventura en su búsqueda, navegando por las torrentosas aguas del rio de La Vieja.
Inicialmente sus actividades se produjeron en las vecindades de Salento, pero no fueron suficientes para calmar la entelequia del famoso mito del tesoro contenido en la laguna de Maraveles, motivación que lo llevó en compañía de veteranos guaqueros, a emprender su búsqueda.
La ascendencia genealógica de los Henao, sigue la ruta colonizadora en la afamada hoya del Quindío, en los rayanos dominios de los Pijaos y Quimbayas: Calarcá, Santo Domingo, Rio Azul, Maravelez, Colon, y Génova.
En su fortuita perspectiva minera, buscó y practicó la guaquería, la minería de veta y aluvión. El oro fue su entusiasmo, su hechizo, el sostén de sus ilusiones, regla de sus desapegos y causa de sus aventuras y fatalidades.
Recorrió trochas y caminos en busca de las minas de veta, aluvión y en búsqueda de Huacas y a la venta de tierras.
De Villamaría a Salento, a donde arribo en el año de 1876, a trabajar unas minas de oro en las cabeceras del rio Quindío, que alternaba con el trabajo en una pequeña parcela, en las peligrosas selvas. En  las márgenes del Río de La Vieja buscó el espejismo de la “Laguna de Maraveles",  buscando “guacas” y minas de oro, su obsesión, encontrar una gran mina o una gran “guaca”.
En uno de sus viajes por el paso del Quindío, rumbo a Ibagué, se le presentó la visión o el espejismo de la Laguna de Maraveles, fenómeno que observó desde el punto denominado “Macanal”, desde donde divisó plenitud la “Hoya del Quindío”. Para verificar su visión, partió de Salento, por trochas hasta la mejora de unos señores Marín, que se llamaba “Armenia”, llevando semillas de pasto y colinos de plátano y caña de azúcar y equipos, necesarios para la aventura. En su recorrido, descubrieron una quebrada que por la claridad de sus aguas denominaron Espejo. Después de cuatro días de viaje, llegaron a las orillas del río de La Vieja, en el sitio que suponían se encontraba la laguna de Maraveles, que resultó ser un embeleco.
Siguió su oficio, cateando “guacas”. Se enamoró de esas tierras por su fertilidad, clima y abundancia de agua, compró unas mejoras y se trasladó de Salento a ese sitio, aproximadamente en el año 1884.
Henao en sus correrías, un día se topó con don Ramón María. Valencia, intelectual (científico– entomólogo), bien preparado para en la elaboración de mapas y planos experto en la redacción de cartas y memoriales,  quien derivaba su sustento de la caza de mariposas en la márgenes del río Quindío y que empacaba en cajas especiales, comerciándolas en Pereira desde dónde se exportaban al extranjero.
HENAO COLONIZADOR
Su primera aventura, la expedición en búsqueda de la fantasía de la laguna de Maraveles, donde estableció una mejora que luego vendió a uno de los fundadores de Armenia (Arango y Suarez), al no poder y tener los recursos para negociar con la tiránica compañía Burila.
Segunda incursión. Colonización de las montañas ribereñas del Río Santo Domingo. (1884).
Tercera incursión (1900). Expedición a los Terrenos denominados de Colon, Río Azul, en donde levanto una magnifica propiedad denominada el Cedral.
NACE CALARCÁ
Las penosas jornadas de camino, de la Bella a Salento, sitio de mercadeo, hicieron que Henao se empeñara en motivar y convencer a los colonos a fundar una aldea donde se pudiera establecer un centro de acopio, y así, evitar el viaje hasta Salento.
Valencia y Henao, dúo dinámico, representaban a los colonos abandonados por el estado y atosigados por los grandes propietarios capitalistas de la Burila, primeros custodios de la trasformación geográfica y económica del Quindío. Henao y Román María Valencia se pusieron en la tarea a entrevistarse con los vecinos con la intención de ilustrarlos de los asuntos de la  fundación, y contar con su a colaboración en  el proyecto.
El 29 de julio de 1886, se le dio la bienvenida al nacimiento de un pueblo. Un jolgorio acompañado del estallido bullicioso de los voladores traídos de Salento,  y las resonancia armónica de un tambor fabricado con el cuero de un chivo, se esparcieron a la distancia, hasta  el punto que fueron escuchados al otro lado del río Quindío, en el sitio llamado Coyabra.
Protagonistas en la fundación del Corregimiento de Calarcá (Segundo Henao y Ramón María Valencia), que por acuerdo del Concejo de Salento, en octubre de 1890, se constituyó en corregimiento en los límites comprendidos desde la confluencia de los ríos Barragán y Quindío y Quindío arriba, hasta encontrarse con el río Navarco. Este arriba, hasta su nacimiento en la cordillera central, cordillera central abajo, hasta encontrar los nacimientos del rio Barragán, Barragán abajo, hasta encontrar el rio Quindío, punto de partida.
HENAO Y LA COMPAÑÍA BURILA
Retó a la poderosa Burila, personificada en aquel tiempo por el servil empleado, Mardoqueo Ardila, quien haciendo alarde de legalidad Y desde el alto del Oso, cínica y fulleramente, ostentaba dudosos y vetustos pergaminos, que a la postre, y en confabulación y cohecho de autoridades afines a la aciaga sociedad, fijó los linderos de la compañía, en donde se incluía las mejoras de colonos ubicadas en las vegas del Rio Verde,  la quiebra de las travesías, los planes del rio  de la Vieja, las minas del Tolrá, Maraveles, Barragán y otros sitios, que Henao reclamaba se les adjudicaran a los colonos, solicitud que fue negada ante la intervención de la Burila. Así principió la oleada de asechanzas, persecuciones, opresiones, arrasamiento de sementeras, incendio de rancherías, “aplanchadas”, asesinatos de colonos, y a continuación, expropiaciones abusivas, con la complicidad  de las autoridades del momento.
Henao, guía de la colonización, se atormentó ante la impotencia de su labor, en defensa de los colonos denigrados por la Burila. Una evocación triste le hizo recordar los tiempos de aventuras y travesías  de sus exploraciones y descuajes de las mejoras del rio Verde, Travesías, Tolrá, Maraveles, valle del rio de la Vieja, y Barragán.
En 1897, a portas de la guerra de los Mil Días, su radicalismo liberal, hizo que Henao anduviera sobre aviso  de las persecuciones que se comenzarían, por tal razón, organizó una expedición de liberales oriundos de la recién fundada Calarcá, con el fin de inspeccionar los territorios denominados de Colón. Terrenos comprendidos entre el nacimiento del Río Azul, que después de convertirse en Río Lejos, desemboca en el Barragán. Barragán arriaba hasta la cordillera y de allí, hacia el norte, hasta los límites con Anaime, Tolima. Todo este frio y montañoso sector, fue llamado “Territorio de Colon”.
Así tomo rumbo y remontó quebradas, ríos y montañas, como: rio Gris, San Juan, Rojo, Azul, y llegó a fundar nuevas poblaciones como Colón, hoy Pijao y Génova, en el sur del territorio de la Hoya del Quindío.