miércoles, 27 de septiembre de 2023

HISTORIA DEL TERRITORIO CORDILLERA DE LOS ANDES DEL QUINDIO TOCHE Y SUS INMEDIACIONES

 

HISTORIA DEL TERRITORIO

CORDILLERA DE LOS ANDES DEL QUINDÏO

TOCHE Y SUS INMEDIACIONES.

La retrospectiva histórica de un informe redactado el 25 de abril de 1843 por Pastor Ospina, gobernador de la provincia de Ibagué y remitido al secretario de interior y Relaciones Exteriores, titulado: “OBSERVACIONES SOBRE LOS TERRENOS DE TOCHE Y SUS INMEDDIACCIONES”, donde se registran los avances y mejoras de la reconstruían del camino del Quindío, publicado en La Gaceta de la Nueva Granada, Número 618, trimestre 46, Bogotá, domingo 7 de mayo de 1843, permite descubrir detalles importantes de la historia del camino y territorio aledaño.

La crónica del español Lucas de Piedrahita, referida a la existencia de un volcán nombrado Machín, suscitó en Pastor Ospina emprender la exploración de sus contornos, buscando ubicar la trayectoria del camino. En esos avatares, reveló que el volcán lo denominaban “Cerro del Humo” y que él, le cambió el nombre y lo designó “El Pijao”. Del mismo modo, computó la altura de la cúpula volcánica, que estimó en 500 varas y se enteró que la primera persona en escalar su cima, lo hizo buscando minas de azufre.

Anoto que los Quimbaya se ubicaban hasta el río San Juan, lo que conjeturó por la presencia de varios sepulcros construidos con seis lozas de esquistos micáceo exactamente ajustadas formando un perfecto paralelepípedo (caras opuestas paralelas e iguales). estilo de tumbas propio de los Quimbaya.

Observó que las vegas y mesetas rematadas por el rio San Junan y Tochecito, se mostraban como tierras de alta fertilidad, en consecuencia ordenó  talar sitios para sembrar maíz, arracacha, yuca, y otras plantas  con el propósito de proveer de alimentos al presidio y para los nuevos pobladores.

Delimitó el camino desde la quebrada de Machín, donde desagua al rio San Juan por el occidente del volcán, hasta la quebrada de agua caliente, al oriente, lugar colmado de abundantes fuentes termales ubicadas sobre las orillas de la quebrada Aguacaliente.

En los encuentros del Tochecito y el San Juan, determinó el sito que por su situación, fertilidad y clima fue el indicado para fundar la una población que inicialmente se denominó Valdesina, en honor a descubridor del camino del Quindío, Melchor Valdés y que luego tomo el nombre de Toche.

Igualmente, dijo que el camino del Quindío reemplazó el antiguo cruce  por la vieja ruta que saliendo de Coloya en el distrito de Peladeros, atravesaba los paramos del Tolima y Hervé y concluía en Cartago viejo.

Veamos la trascripción del informe:

 

OBSERVACIONES SOBRE LOS TERRENOS DE TOCHE Y SUS INMEDDIACCIONES.


“El sitio de Toche, que se halla en una de las vegas del rio San Juan, está dominado por un cerro de formación volcánica, y de la misma naturaleza son los que dominan el camino al oriente de aquel rio y de las cosas que hay allí notables. La primera es un volcán antiguo que se levanta sobre las fadas que se llaman de Machín, y que sin duda es el mismo de que habla  el historiador Piedrahita cuando descubrieron la provincia de Quimbaya, que yacía entre las ciudades de Ibagué y Santa Ana de Anserma, dice: “Su temperamento ni es frio ni cálido pero tan favorable a los españoles, que en él se conservan muchos años libres de enfermedades. Hay en ella un volcán de humo, que respira en la gran sierra bien conocida por sus laderas nombradas de Toche en que por una barandilla se piedra que los españoles han labrado y se hace transito de Ibagué a “Quimbaya”. Hoy no se conoce aquella barandilla, que probablemente se hallará en las faldas occidentales del rio San Juan por donde se transitaba antes que se pudiese hacerlo por la vega.

El volcán se ve desde Toche, y se llama Cerro del Humo; yo le he dado el nombre de el Pijao; solo hay noticia que haya subido a el un individuo que llevaba el objeto de buscar azufre; los prácticos dudaban hasta de la posición que tenia respecto al camino; pero yo he subido a él con otras personas, con el doble objeto de observar los fenómenos que allí se ofrecen, y de dar vista a los terrenos inmediatos para calcular la mas conveniente dirección del camino. El cono volcánico tendrá como 500 varas de elevación; su cima está cubierta de bosque antiguo, y solo se notan allí algunas desigualdades, restos, sin duda, del antiguo cráter; hacia el occidente presenta una porción de su falda desprovista de árboles, en parte desnuda la roca y en parte cubierta de pajonal; todo aquel terreno tiene una temperatura elevada; y allí es donde se presentan varias fumarolas, que se pueden multiplicar levantando algunas piedras; pero una que es la principal, y la que arroja la mayor columna de humo que se ve desde abajo; es una boca estrecha de donde sale con violencia y ruido una corriente de vapor de agua que depone algunas gotas sobre los objetos de menos a la temperatura con que se pone en contacto; ignoro si contiene algunos otros vapores. No es posible mantener la mano ni por muy pocos instantes en la boca de la grieta sin quemarse; y el terreno vecino, que es de una arcilla plástica y rocas reblandecidas, quema también al contacto inmediato, de manera que solo se puede andar precipitadamente, manteniéndose uno sobre los fragmentos de roca que hay por ahí esparcidos. Estas rocas así como las que constituyen la base del camino desde la quebrada de Machín que entra al rio San Juan por el occidente del volcán hasta la quebrada de agua caliente, que lo limita por el oriente, parecen de a formación traquitica; es decir, que pertenecen a las emisiones volcánicas más antiguas  según los fundamentos de las teorías geológicas. Pero  no ha sido seguramente el volcán de que estoy hablando el único que ha arrojado en aquellos lugares, y en un tiempo a que no alcanza la memoria del hombre rocas de la naturaleza expresada; pue ellas se encuentran por el rio San Juan arriba, en cuyos inmediaciones, al pie de la serranía oriental, hay además altos montículos de escorias y arenas que corresponden al terreno primitivo, y todo demuestra que la formación volcánica en aquella parte es muy extensa, y que el Tolima fue seguramente su principal centro.

La segunda cosa notable que he indicado es la formación del calcáreo concrecionado, que cubre casi toda la vega del rio donde pasa el camino. Este calcáreo ha sido formado por los fuentes gaseosas  que vierten en toda aquella vega, algunas son termales; pero la más notable de estas  por su alta temperatura se halla al oriente del volcán a la orilla de la quebrada de agua caliente, en donde igualmente se han formado concreciones calcáreas. Aunque aquí no se ha ha reputado esa roca como calcáreo y por lo mismo se creía necesario llevar la cal desde esta ciudad para construir el puente del rio San Juan, yo, seguro de su naturaleza, voy a disponer  la construcción de un horno para cocinarla y obtener allí la cal a menos costo.

Estas formaciones traquitas  y calcáreas son muy ventajosas para consolidar el camino, principalmente  en algunos puntos en que la primera ha formado una forma fragmentaria menuda, y en otras en que las confecciones mezcladas con la arena no han formado un roca compacta, sino una especie de conglomerado. Así el camino construido en estas formaciones no tendrá el inconveniente de ser muy resbaladizo como el del esquisto micáceo, ni de profundizarse en hodas angosturas como el del granito descompuesto, que son las otras  dos fonaciones que dominan en el resto del camino hasta esta ciudad.

Según se deduce de las relaciones del historiador que he citado los Quimbaya se extendían hasta el río San Juan; y esto se infiere también de los vestigios que han quedado, pues se encuentran por allí muchos sepulcros construidos cada uno con seis lozas de esquistos micáceo exactamente ajustadas formando un perfecto paralelepípedo. Esto no se observa al oriente y al sur de aquel río donde habitaban los pijaos, esa belicosa nacían que tanto embarazó a los conquistadores, errante y más bárbara que la de los Quimbaya. Hasta el tiempo  de la conquista no había comunicación por dicho rio del valle del Magdalena al del Cauca; pero según se dice Piedrahita “con este camino se escozó e que antes se hacia por la sendas intratables de recios paramos”. Se conoce actualmente parte de los vestigios de ese antiguo camino que partía de Coloya en el distrito de Peladeros y atravesaba los paramos pantanos del Tolima para caer a Cartago viejo. Las vegas de rio San Junan y las del Tochecito que desagua en él, es  el mismo punto de Toche. Extensas también lo son las fradas  y mesetas que las dominan. Esta fertilidad se ensayará este año, haciendo abrir grandes rosas para sembrar maíz, arracacha, yuca, y otras plantas  con cuyo producto se alimentaran el presidio y los nuevos pobladores, ahorrando muchos gastos. Desde el Pijao se observan hacia  las cabeceras del río San Juan y a poca distancia, terrenos limpios y tendidos, que son sin duda las ultimas faldas de los paramos de Tolima, muy propias para la cría de guandos, Me prometo explorar aquella parte de la montaña luego que el tiempo y los negocios lo permitan.

El sito de toche por su situación, su fertilidad, y clima benigno esta indicado para ser el centro de una población; confió en que así se decretará por su excelencia y yo trabajaré con el interés más decidido para su fomento. Esos volcanes, de que he hablado, ya no son temibles; sus emisiones datan de una época  a que no alcanza la memoria de hombre, y esas fumarolas del Piajo, no revelan de ninguna manera  la verdadera actividad volcánica.”

 

Ibagué 25 de abril de 1843.- Pastor Ospina.

 

Álvaro Hernando Camargo Bonilla

 


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