lunes, 10 de mayo de 2021

 MICRO HISTORIA DEL TERRITORIO. FILANDIA Y MONTENEGRO.

La iglesia católica ha sido protagonista en la fundación y desarrollo socioeconómico de los pueblos en “La Hoya del Quindío”.

Escudriñando documentos y fuentes históricas, presentamos la reseñas  de uno de los tantos clérigos que influenciaron en la historia, en esta ocasión, oteemos uno de ellos:

JOSE FERMIN LOPEZ MONTES.

“Nació en Aránzazu el 24 de mayo de 1837, de los esposos, don Jesús María López G. y doña Rita Montes G. Sus primeras letras las aprendió en una escuela rural, y de allí pasó a la escuela urbana y colegios que se fundaron después. Desde sus primeros años manifestó gran viveza de imaginación, y era un gran investigador de todo cuanto se le presentaba, de tal suerte que su abuelo materno admirado de su vivacidad intelectual dijo en cierta ocasión, que “iba a aprender hasta las letras coloradas", adagio que entonces se tenia como símbolo de erudición perfecta.

 Sobresalió siempre en sus estudios, y en su amor a la verdad: virtud que cultivada por su amante celo a la profesión que ejerce, le ha hecho afrontar momentos difíciles pero decisivos para su personalidad inquebrantable. Su figura enhiesta no ha cejado jamás en las luchas por el bien y por la verdad, por su Dios y por su patria, y su vigorosidad férrea le llevará todavía a conquistas envidiables. Ha sido siempre un artista, cualidad que sobresalió desde los mismos momentos de Seminario. La música fue su hermana, y por eso se apoderó tic sus secretos nomo por ensalmo, Su profesorado en esta materia fue una realidad. Terminó sus estudios eclesiásticos el ano de 1911. y fue ordenado el 2 de julio del mismo año. Su inclinación irresistible ha sido la prensa. Apenas nombrado Cura de Montenegro, año de 1912, fundó un Semanario, ¡titulado E! Amigo del Pueblo’' en donde vertió todos sus conocimientos de acción redentora. Grandes fortunas conquistaren algunos de aquellos que acogieron sus instrucciones la población mejoró en todos sentidos por el estimulo que mantenía vivo el semanario por él redactado y dirigido. Cansado y enfermo abandonó en 1922 su primer cuarto, y por vía de descanso pasó a Riosucio, en donde fundó otro Semanario titulado “La Verdad”, con fines apologéticos. Desde entonces pudo apreciarse su lucidez de estilo, y la brillantez de sus exposiciones morales y dogmáticas. De tal manera que, sin herir personalmente a nadie, hacia comprender los equívocos de que se sirven los enemigos de la Iglesia para calumniarla. Pasó luego a Manizales, y empezó a colaborar en el Diario “La Patria” con el pseudónimo Jofrlo, y fue tal el resultado de sus artículos, que en menos de un mes ya era popular en toda la ciudad el pseudónimo. Dirigió en seguida un diario, “La Tradición” fundado por el excelentísimo señor obispo diocesano, Salazar y Herrera. Tuvo entonces polémicas políticas y doctrinales de relieve nacional, y el público lector, que lo era de intelectuales completos, le dio la razón a sus argumentaciones perfectas. Sin dejarse vencer por las múltiples ocupaciones del periodismo, era profesor al mismo tiempo en la Normal del Instituto y del Seminario Conciliar. Y en los momentos de descanso, se preparaba un libro que tituló “Soy Liberal", en donde analizaba filosóficamente las doctrinas liberales y demostraba la parte errónea que tienen tan bellas doctrinas de “libertad. igualdad y fraternidad”, libro quo no ha publicado por inconvenientes del momento, pero que algún día verá la luz. Terminado el diario, por motivos que la historia dirá, fundó en asocio de otros varios escritores otro diario “La Unión", en donde vertió toda la confianza de su triunfo de la verdad.

En sus paseos por la ciudad natal; sin perder un momento, entraba a desempolvar los archivos del Concejo y de la Parroquia, para buscar la historia de los exploradores, fundadores y benefactores del suelo que tanto amo, y esas anotaciones salieron en 1935 con el título de ‘Historia de Aránzazu”, obra que ha merecido el aplauso de todos los buenos hijos de la ciudad, y no sólo de las lirias sino de los troyanos.

 

Con motivo de la muerte de su madre, a quién amaba infinitamente, escribió un folletico en verso, titulado “Un Recuerdo Familiar", que mereció aplausos de hombres ilustres. También a publicado dos voluminosos folletos contra la herejía protestante titulados: "El Credo Protestante está contra la Biblia", y "Las Iglesias Católica y Protestante, según la Biblia”. De la segunda ha hecho ya tres ediciones, y los señores arzobispos y obispos de Colombia, le han dado por ello votos de aplauso, calificando estos trabajos con la nota “magna cum laude”, y como grandemente provechosos para la Iglesia Colombiana. Ha publicado, además, las Monografías de Salento, Montenegro, y tiene lista de Monografía de Filandia. Tiene otro folleto, ya aprobado por la autoridad eclesiástica, sobre la liturgia de Semana Santa, y otros sobre Acción Social y Católica, que está preparando cuidadosamente para darlos a publicidad.

 

Como no deja el estudio ni un momento, y sigue con afán los adelantos de la ciencia eclesiástica, no es difícil, que, si Dios le alarga la vida, salgan le su cerebro muchas otras obras que realcen su personalidad. Como sacerdote, ha sido Cura de Montenegro, Cura y Vicario Foráneo de Pensilvania, Juez eclesiástico, examinador sinodal, y misionero diocesano. En su estadía de Filandia, un año, ayudó eficazmente al Cura a construir y dirigir la obra de la Capilla de las Madres Betlemitas. En Montenegro construyó un templo que es orgullo de la región. Con veladas y bazares, ayudó a construir gran parte del hospital en servicio. Regaló el lote de tierra para la plazuela Boyacá, en donde está el mejor parque de la ciudad. Fue el iniciador de la traída del agua del rio Roble, y ofreció para ello la primera manda. Inició la construcción.”[1]

Por  Alvaro Hernando Camargo Bonilla.





[1] DICCIONARIO BIOGRAFICO Y \ BIBLIOGRAFICO DE COLOMBIA POR JOAQUIN OSPINA MIEMBRO DE LA ACADEMIA ANTIOQUEÑA DE HISTORIA Y DE LA SOCIEDAD GEOGRAFICA NACIONAL DE WASHINGTON. TOMO II. MCMXXXVII BOGOTA - EDITORIAL AGUILA - COLOMBIA S. A. Pág. 556 a 559 

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