El confinamiento obligatorio suscitado por la crisis epidémica, social y económica que estamos viviendo, invita a reflexionar sobre el “moderno” ser humano, consumidor, depredador e indolente ante los procesos naturales, y que ahora encerrado en las cuatro paredes de su morada se rasga las vestiduras inculpando de la situación vivida a todos, menos a él como parte de ese todo.
Hoy es oportuno parodiar y personificar los preceptos de la doctrina del catecismo del padre Astete. Los siete nuevos pecados capitales, derivados del progreso socioeconómico, tecnológico, y ético, que vivimos en la actualidad.
He aquí una analogía moderna de los preceptos (Pecados Capitales) del padre Astete:
La traición: Hoy día lo prometido se defrauda, se incumple, no se procede con la debida fidelidad y confianza, se lastima moral, económica, familiar e incluso socialmente a las personas que nos han dado su amistad, confianza, amor y lealtad.
La indiferencia: El egoísmo solo nos hace ver nuestros propios problemas, y poco nos interesa lo que le ocurre a nuestro prójimo, podríamos decir que la indiferencia es una mezcla de vanidad, egocentrismo, egoísmo, individualismo y cobardía.
La deshonestidad: Se ha perdido el respeto por lo que es correcto o justo. La avidez de poder nos torna ambiciosos, queremos obtener más y más. Situación que nos lleva a la manipulación, el desprecio, la denigración, la mentira, dejando a un lado la moralidad, e incluso llegar a la criminalidad con tal de obtener lo que ambicionamos.
El consumismo: Al querer poseer lo que tiene otro, y deseando impresionar a los demás con nuestra belleza, con nuestra personalidad o con nuestro dinero. Situación que ha llevado a la depredación del medio ambiente, por la demanda desmedida de los recursos naturales
la perversidad: obrar con maldad encontrando placer en ello; en nuestra sociedad, asaltos, violaciones, asesinatos, guerras, racismo, xenofobia y segregación.
Alvaro Hernando Camargo Bonilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario