lunes, 23 de octubre de 2017

MICROHISTORIA DEL TERRITORIO DEL QUINDIO - VOLCAN CERRO MACHIN


"El sitio de Toche, que se halla en una de las vegas del rio San Juan, está dominado por un cerro de formación volcánica, y de la misma naturaleza son los que dominan el camino de oriente de aquel río; dos cosas hay allí notables; la primera es un volcán antiguo que se levanta sobre las faldas que se llama de Machín, y que sin duda es el mismo de que habla el historiador Piedrahita cuando describiendo la provincia de Quimbaya, que yacía  entre las ciudades de Ibagué y Santa Ana de Anserma , dice: “Su temperatura ni es frio ni cálido pero tan favorable a los españoles,  que en él se conservan muchos años libres  de enfermedades. Hay en ella un volcán de humo, que respira en la gran sierra bien conocida por sus laderas nombradas de Toche en que por una barandilla de piedra que los españoles han labrado se hace tránsito de Ibagué a Quimbayas”,. 

Hoy no se conoce aquella barandilla, que probablemente se hallará en las faldas occidentales del rio San Juan por donde se transitaba antes que se pudiese hacerlo por las vegas. El volcán se ve desde Toche, y se llama Cerro del Humo; yo le he dado el nombre de: el Pijao; solo hay noticia  que haya subido a él un individuo que llevaba el objeto de buscar azufre; los prácticos  dudaban hasta de la posición que tenía respecto del camino; pero yo he subido a él con otras personas, con el doble objeto de observar las fenómenos que allí se ofrecen, y de dar vista a los terrenos inmediatos para calcular la más conveniente dirección  del camino. 

El cónico volcánico tendrá como 500 varas de elevación; su cima está cubierta de bosque antiguo, y solo se notan allí algunas desigualdades, resto, sin duda, del antiguo cráter; hacia el occidente presenta una proción de su falda desprovista de árboles, en parte desnuda la roca y en parte cubierta de pajonal; todo aquel terreno tiene una temperatura elevada; y allí es donde se presentan varias fumarolas, que se pueden multiplicar levantando algunas piedras; pero una que es la principal, y la que arroja la mayor columna de humo que se ve de abajo; es una boca estrecha de donde sale con violencia y  ruido una corriente de vapor de agua, que depone algunas gotas sobre los objetos de menos a la temperatura, con que se ponen contacto; ignoro si contiene algunos otros vapores. No es posible mantener la mano ni por muy pocos instantes en la boca de la grieta sin quemarse; y el terreno vecino, que es  de una arcilla plástica y rocas reblandecidas, quema también al contacto inmediato, de manera que solo se puede andar precipitadamente, manteniéndose uno sobre los fragmentos  de roca que hay por allí esparcidas. Estas rocas así como las que constituyen la base del camino desde la quebrada de Machín que entra al rio San Juan por el occidente del volcán hasta la quebrada de agua caliente, que lo limita por el oriente, parecen de formación traquitica; es decir, que pertenecen a la emisión volcánica más antigua, según los fundamentos de las teorías geológicas. Pero no ha sido seguramente el volcán de que estoy hablando el único que ha arrojado en aquellos lugares, y en un tiempo a que no alcanza la memoria del hombre, rocas de la naturaleza expresada; pues ellas se encuentran por el río San Juan arriba, en cuyas inmediaciones, al pie de la serranía oriental, hay además altas montículos de escorias y arenas que no corresponden al terreno primitivo, y todo demuestra a que la formación volcánica en aquella parte es muy extensa, y que el Tolima fue seguramente su principal centro.



La segunda cosa notable que he indicado es la formación de calcáreo concretizado (reventado) que cubre casi toda la vega del rio por donde pasa el camino.

Este calcáreo ha sido formado por las fuentes gaseosas que vierten en todas aquellas vegas, algunas de las cuales son termales; pero las más notables de estas por su alta temperatura se halla al oriente del volcán a la orilla de la quebrada de agua caliente, en donde igualmente se han formado concreciones calcáreas. Aunque aquí no se ha repuntado cierta roca como calcárea y por lo mismo se creía necesario llevar la cal desde esta ciudad para construir el puente del rio San Juan, yo seguro de su naturaleza, voy a disponer la construcción de un horno para calcinarla i obtener allí la cal a menos costo.
Estas formaciones traquiticas y calcáreas son muy ventajosas para consolidar el camino, principalmente en algunos puntos  en que la primera ha tomado una forma fragmentaria menuda, en otras en que las concentraciones mezcladas con la arena no han formado una roca compacta, sino una especie de conglomerado.  Así el camino construido en estas formaciones no tendrá el inconveniente de ser muy resbaladizo como el del esquito micáceo, ni de profundizarse en hondas angosturas como el de granito descompuesto que son las otras dos formaciones que dominan el resto del camino hasta esta ciudad.



Según se deduce de las relaciones del historiador que he citado, los Quimbayas se extendían hasta el rio San Juan; y esto se infiere también de los vestigios que han quedado, pues se encuentran por allí muchos sepulcros construidos cada uno con seis lozas de esquto micáceo exactamente ajustadas formando un pétreo paralelepípedo. Esto no se observa al oriente y al sur de aquel rio donde habitaban los Pijaos, esa belicosa nación  que tanto embarazó a los conquistadores, errante y más bárbara que los Quimbayas. Hasta el tiempo de la conquista no había comunicación por dicho rio de valle del Magdalena al del Cauca; por según dice Piedrahita con este camino se excusó el que antes se hacía por las sendas intratables de riscos y paramos. Se conocen actualmente en parte los vestigios de ese antiguo camino que partía de Coloyá  en el distrito de Peladeros  y atravesaba los páramos pantanosos del Tolima para caer a Cartago viejo.



Las vegas del rio San Juan y las de Tochecito que desaguan en él, en el mismo punto de Toche, no son muy extensas, pero sí muy fértiles, y también lo son las faldas y mesetas que las dominan. Esta fertilidad se ensayara este año, haciendo abrir grandes rosas para sembrar maíz, arracacha, yuca y otras plantas con cuyo producto se alimentará el presidio y los nuevos pobladores, ahorrando muchos gastos. Desde el Pijao  se observan hacia las cabeceras del rio San Juan y a poca distancia, terrenos límpidos y tendidos, que son in duda las últimas faldas de los páramos del Tolima, muy propias para crías de ganados. Me prometo explorar aquella parte de la montaña luego que el tiempo y los negocios lo permitan.



El sitio de Toche por su situación, su fertilidad y su clima benigno está indicado para ser el centro de una población; confío en que así se decretará por S.E. encargado del PE y yo trabajaré con el interés más decidido para su fomento.

Esos volcanes, de que antes he hablado, ya no son temibles; sus emisiones datan de una época a que no alcanza la memoria del hombre, y esas fumarolas del Pijao, no revelan de ninguna manera la verdadera actividad volcánica".


Ibagué 25 de abril de 1843 –Pastor Ospina.

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