FILANDIA DESTINO ECO-AGRO TURÍSTICO Y CULTURAL.
Filandia se consolida como destino turístico nacional e
internacional, contexto que genera preocupación por el masivo atiborramiento de turistas en su zona urbana, ambiente que
viene ocasionando las molestias concomitantes a la actividad: desorganización vial,
colapso de servicios públicos (agua, alcantarillado, energía eléctrica), contaminación
visual, auditiva, desmedido tráfico vehicular, deficiencia en parqueo, etc.),
verdad que pone en evidencia la ausencia de una planificación turística local.
Su área rural presenta un cumulo de potencialidades turísticas sin revelar,
verdaderos “tesoros y campeones” representados en sus habitantes y recursos
locales, que adecuadamente catalogados podrían constituir una alternativa de
alto valor turístico de corte
comunitario. Ante todo, ofrecer a los visitantes la amabilidad, calidez y cordialidad
de la población rural filandeña, factores que reflejan su estirpe cultural e
histórica.
Como
no revelar lo tradicional del paisaje rural cafetero, los elementos que guardan el encanto de tiempos pasados y
presentes, representados en los recursos locales, biodiversos, históricos,
culturales, tradiciones y económica, aspectos que no se entrevén y se desatienden como atractivos turísticos.
Sinnúmero
de “tesoros y campeones” relacionados con los procesos productivos, artesanales,
culturales y agroindustriales: historia, arqueología, arquitectura y otras
experiencias maravillosas de producción agropecuaria que se desarrollan en las
24 veredas del municipio, que permitirán una experiencia extraordinaria de
reconocimiento y relación del hombre con el medio ambiente y su cultura.
Ideas
creativas como la fabricación de almohadas de carbón de guadua diseñada para
combatir el estrés por don Ovidio, un campeón orgulloso de su “tesoro”, es una
muestra indiscutible de la diversidad de manifestaciones culturales de la zona
rural filandeña, representadas en el arte, cultura, tradición, religiosidad,
voluntad y costumbrismo.
Otro
“tesoro”, es el turismo verde que no está debidamente posicionado como
oportunidad turística. El Distrito de Conservación de Suelos Barbas-Bremen es
lugar propicio para sentir y vivir las riquezas naturales; ecosistema mágico y
biodiverso, condición que le permitió la declaratoria de área de interés
mundial para la conservación de las aves (AICA).
En
Filandia se debe pensar en un desarrollo turístico rural comunitario, que
fortalezca la competitividad y el emprendimiento en el sector y que contribuya
a mejorar la calidad de vida, la protección del medio ambiente y el patrimonio
cultural de sus habitantes.
Álvaro
Hernando Camargo Bonilla
Vigía
del Patrimonio, miembro de la Academia de Historia del Quindío Filandia destino
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