miércoles, 25 de septiembre de 2013

LEYENDA DEL RÍO DE LA VIEJA

LEYENDA DEL RÍO DE LA VIEJA


"A la parte caminan del oriente
donde su voluntad los aconseja,
y el Capitán Miguel Muñoz con gente
al Río que llamaron de La Vieja.
Por una con quien dieron de repente
Llena de espesas rugas la pelleja,
Pero con tantas joyas su persona.
Como si fuero moza fanfarrona.
No porque la pintó natura fea,
Mas el tiempo troncó formas primeras,
Y ansi suplía lo que ser desea
Con brazaletes, collares y orejeras;
Cinta  de oro batido la rodea
El vientre, los ijares y caderas,
Las cuales joyas en ajenas manos
Pesaron ochocientos castellanos.
Luego Miguel Muñoz la desembarga
Debajo de clemente mansedumbre,
Con lastima de ver edad tan larga.
Traer a cuestas tanta pesadumbre:
mas él no rehusó llevar la carga
ni de subir con  ella por la cumbre.
Y ansi volvió con muestra placentera
Adonde Belalcázar los espera ".

En los años del descubrimiento del río Cauca en el Occidente colombiano, los cronistas cuentan lo acaecido cuando llegaron los españoles a las tierras de los indios Quimbayas, en las riberas del río que ellos llamaron “río de la Vieja” entre las ciudades de Cartago y Pereira.

En busca del El Dorado hacia el norte de Quito, el conquistador Sebastián de Belarcazar organizó dos expediciones de reconocimiento, al mando de los Capitanes Pedro de Añasco y Juan de Ampudia en el año de 1535.  Estas expediciones recorrieron las tierras de los indios quillacingas, pastos y los aborígenes del Valle del Patía, quienes hicieron virolenta resistencia.  La táctica de los conquistadores fue la quema de los poblados indígenas que encontraron a su paso.

La hueste hispánica de Añasco y Ampudia continuó hacia las tierras de los indios pubenses y tomando la vía por el río Cauca, llegaron hasta las tierras del cacique Jamundí. El Capitán Juan de Ampudia fundó la que se llamó Villa de Ampudia, que se convirtió en el centro de actividades para la conquista del occidente colombiano.

El conquistador Sebastián de Belarcazar organizó otra expedición con los conquistadores Jorge Robledo y Miguel Muñoz, la cual salió en los primeros meses del año 1536.  En su ruta, los conquistadores españoles tuvieron numerosos enfrentamientos con los indígenas sindaguas, pubenses, chisquíes, piaguas y otros.  En sus incursiones, el Capitán Miguel Muñoz siguió por la ribera oriental  del río Cauca, hasta cuando llegaron a un río afluente en donde los españoles encontraron a una vieja de más de cien años, pero tan llena de oro fino, que parecía que quería suplir con la hermosura de aquel metal lo que sus años le había quitado.  Tenía zarcillos, brazaletes, collares y una faja de oro batido, delgada y flexible, que le ceñía alrededor de la cintura, cubriéndola hasta abajo del vientre.

El Capitán Miguel Muñoz le quitó a la vieja todo el peso que llevaba con las joyas de oro.  Eran muchos dijes que sobre sí portaba la anciana, que, pesados, dieron ochocientos castellanos.  De allí los españoles llamaron río de la Vieja al bello río en cuya margen está situada la ciudad de Cartago.  La abundancia de joyas hicieron pensar a los españoles que la vieja indígena era sin duda una cacica de un lugar cercano.  Así expresó el cronista beneficiado Juan de Castellanos en su obra “Elegías de Varones Ilustres”.

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