ARRIERIA POR LOS CAMINOS DEL QUINDIO
IDENTIDAD
CULTURAL DE LA “HOYA DEL QUINDIO”.
Es obligación del Estado y de las personas
valorar, proteger y difundir el Patrimonio Cultural de la Nación. Ley 1185 de 2008 (marzo 12)
Recuas de mulas, bueyes,
asnos y caballos, amarrados uno tras otro, cargados con corotos chécheres, mercancías,
herramientas, avíos y provisiones, abriendo paso por trochas y caminos, cruzando
valles, vadeando ríos, rondando nevados, serpenteando recovecos polvorientos,
en las temporadas secas, y tragadales escabrosos, en las épocas de lluvia, enfrentado
animales feroces, mansos o traviesos, duendes y apariciones fantasmales, arriando
y avivando el tropel mulero, marchaban rudos arrieros, caporales y sangueros, a
tierras desconocidas.
Acicalaban su hombría, con
sombrero de paja o de fieltro (según el clima), raboegallo, camisa y pantalón
de dril, mulera, poncho, ruana, tapapinche o paruma (confeccionada con tela de
lona, generalmente de color blanco y con ribetes negros lineales en cuero y
flecos), guarniel, cinturón arriero, machete o peinilla, zurriago y alpargatas
de cabuya.
El caporal a cargo de toda
la parafernalia del viaje (asistencia de los arrieros y recuas de mulas y
bueyes, cargas y mercaderías), erigirá el sitio para la ranchería, tambo o
fonda, espacio de albergue (toldar), donde antes de que cayera la noche, se libaba
“tapetusa” de contrabando, producido en alambiques ocultos en los matorrales, y
para alegrar y simular sus penurias, con sus tiples entonaban canciones en reminiscencia
de sus enamoradas. Estos lugares, con el correr del tiempo, y gracias a la actividad
arriera, fueron área procedente de la fundación de pueblos de en la “Hoya del
Quindío”.
La
actividad arriería, además empujar el progreso socioeconómico del territorio,
condujo huestes de viandantes de diferente condición social y económica
(dignatarios oficiales, científicos, comerciantes guaqueros,
mineros, curas, militares, científicos, colonos, buhoneros, vagos, presidiarios
y aventureros), que se posaron en el territorio, desde la mitad del siglo XIX,
y aún, hasta las primeras décadas del XX.
Hoy,
la arriera, valioso legado, hace parte del patrimonio e identidad de Quindiana,
como la colección y/o tesoro Quimbaya, el camino del Quindío, la palma de cera,
la arquitectura de las colonizaciones, la cestería, el café, el escudo y la
bandera. Es ineludible que la institucionalidad y generaciones presentes, procuren
darle el sitial e importancia que se merece, por su aporte al desarrollo del
territorio y la cimentación de la identidad Quindiana.
Álvaro
Hernando Camargo Bonilla.
Vigía
del Patrimonio
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