jueves, 22 de noviembre de 2012

ALEXANDER VON HUMBOLDT POR EL CAMINO DEL QUINDIO Octubre de 1801



Hace doscientos veinte años el camino del Quindío fue anfitrión de un memorable acontecimiento histórico: el 4 de octubre de 1801 los científicos alemanes Alexander Von Humboldt y Bonpland hicieron transito por el paso del Quindío, rumbo a Popayán.


Con doce bueyes cargados con sus instrumentos, pertenencias, colecciones científicas, viandas, petacas e instrumentos científicos, transitaron camellones llenos de tragadales, precipicios y desfiladeros bajo el incesante acecho de fieras, torrenciales aguaceros, relámpagos y truenos retumbantes. Peligros todos estos compensados por climas dulces y templados, agraciadísimos y gratificantes paisajes, y de prodiga biodiversidad con especies como la palma de cera y la Mutisia grandiflora.


Las jornadas de viaje empezaban con el alba (a más tardar a las 8 de la mañana) y   concluían entre tres y cuatro de la tarde. Había  que llegar temprano al desmonte por miedo de que les sorprendiera una terrible tempestad, o la aterradora oscuridad en medio de tan espesa selva. Llegaban al contadero donde los peones armaban el rancho de vara en tierra, utilizando palos atados con bejucos que resguardaban con hojas de bijao, techumbre resistente a los fuertes aguaceros, según una antigua técnica aprendida de los indígenas.


Después de trepar la cuesta oriental dejan atrás tambos como los denominados el Moral, las quebrada Azufral y Aguas Calientes, Toche, Alto de Tres Cruces, la Ceja, Gallegos, Volcancitos y la Garita del páramo  en seguida, emprendieron la bajada del costado occidental, pasando por río Quindío en Boquía, alto del Roble, Portachuelo, Buenavista, la Balsa, Piedras de Moler y finalmente Cartago.[1]

Por recomendación de Mutis —quien despachara desde Santa Fe un “chasqui”[2] a Ibagué con la  encomienda de que los científicos acopiaran unas muestras de minerales de cinabrio[3], que en su herbolario Roque Gutiérrez había recogido en el Quindío—,  los científicos en mención acamparon  por espacio de cuatro días en el hermoso valle de Boquía.




En uno de estos ranchos construido con dos horquetas clavadas en tierra, a la altura de un hombre y un palo atravesado trenzados con bejucos y cubiertos con hojas bijao que cargaban los peones enrolladas como pliegos de papel junto con las petacas y baúles, fue nuestra cabaña.  Un poco más ancha que el tamaño de un hombre y tan larga que pudiera ser ocupada por seis personas para dormir, quedaba muy bien cubierta con veinte hojas. En una de estas rancherías se instaló Humboldt y Bonpland el 3 de octubre y desde allí realizaron exploraciones en Boquía y Portachuelo, describiendo la contextura del suelo y buscando las fuentes de cinabrio. En su corta expedición Humboldt recogió mariposas entre Boquía y Portachuelo, las cuales cedió después a la Sociedad Linneana de Londres.  Humboldt se maravilló por la frescura y pureza del agua de las fuentes aledañas al camino. Los viajeros le atribuían propiedades curativas

Por Álvaro Hernando Camargo Bonilla. 
Licenciado en Ciencias Sociales Universidad del Quindío.
Especialista en Docencia,Miembro de Número de la Academia de Historia del Quindío

[1] Humboldt, Alejando de. (1800). Alexander Von Humboldt en Colombia. Extractos de sus diarios. Academia Colombiana de Ciencias Exactas Físicas y Naturales. BOGOTÁ, 1982, p. 187-234.
[2] En América, mensajero del correo de los incas.
[3] Mineral formado por la mezcla de azufre y mercurio



2 comentarios:

Eddie POLANIA dijo...

¡Que interesante!Buen comienzo profesor Camargo. Una sugerencia: en un anexo deberían estar los textos originales de Humboltd donde se refiere al Quindío.
¡Siga adelante!

Camino del Quindio dijo...

Claro que si